MADRID / Plural Ensemble: El martillo ‘con’ dueño
Madrid. Palacio de los Marqueses de Salamanca (Fundación BBVA). 15-II-2023. Hilary Summers, contralto. Plural Ensemble. Director: Fabián Panisello. Obras de Stravinsky y Boulez.
Hace años (bastantes ya, por fortuna) habría sido casi impensable un concierto como este sencillamente porque Le marteau sans maître de Pierre Boulez (en adelante El martillo sin dueño) se consideraba una obra técnicamente fuera del alcance de los intérpretes españoles. El compositor Tomás Marco recuerda en sus ilustradas y muy asequibles notas del programa como en la primera ejecución de la obra en España, a principios de los sesenta, hubo que traer a un guitarrista de fuera (Anton Stingl) porque aquí nadie parecía hacerse cargo de las extremas dificultades ideadas por el músico francés.
Panisello, en su ciclo con el Plural Ensemble en la Fundación BBVA, arropó la presentación de esta icónica obra (no solo ya de lo que se llamó serialismo integral, también resumen en sí misma de una aproximada idea de lo que fue (es) la música de vanguardia) con la invitación a la contralto Hilary Summers, a quien hace no demasiado contemplamos en Valencia enrolada en la producción de Fin de partie de Gyorgy Kurtág. Absoluta especialista en este repertorio y en esta concreta estética, la cantante británica llevó al disco en 2002 El martillo sin dueño en compañía del Ensemble Intercontemporain y del mismísimo Boulez.
Su voz sigue en plena forma para defender las tiranteces impuestas al alimón entre el compositor francés y la alambicada prosodia de los versos de René Char. Escrita en 1955 la obra, que Stravinsky despachó diciendo que sonaba como cubos de hielo quebrándose en un vaso de cristal, no de manera despectiva, sí aludiendo a la gélida perfección de la partitura, mantiene una fortaleza de la que no demasiadas obras enfocadas en la serie gozan. Panisello no resulta tan métrico como Boulez ni su gestualidad es la de aquel; pero El martillo que ha dirigido gozó de una acentuación rítmica mucho más notable; sin que por ello sintiéramos resentirse la férrea estructura que la sostiene.
Los músicos del Plural (soberbio en las virguerías el flautista Lope Morales) entendieron bien que era necesario transmitir a la audiencia que cada evento sonoro tiene su consecuencia, y el director, con sus maneras más expresionistas y menos incisivas que Boulez, ayudó a que este imponente armazón se transmitiera. Quedó además muy claro el correlato con Pierrot lunaire (1912), que había sido interpretado en un anterior concierto, alcanzando un momento de gran intensidad ayer cuando la voz de Summers, a boca cerrada, se fundió en la textura instrumental con enorme habilidad técnica.
Previamente se ofrecieron tres pequeñas e infrecuentadas creaciones de Igor Stravinsky, desde las muy menores Tres piezas para clarinete solo (1918), defendidas con escolástica actitud y buen hacer por Antonio Lapaz a las aforísticas y también tempranas canciones rusas de Berceuses du chat. En medio Three Songs from Willian Shakespeare, mucho más postreras y de un personal dodecafonismo, constituyeron un hermoso encuentro entre la austerísima música del último Stravinsky y los textos del inglés, engrandecidos por la presencia de Summers, quién elevó la presentación hasta lo extraordinario.
Ismael G. Cabral