MADRID / OCRTVE: un concierto benéfico vertiginoso, grandioso y emocionante
Madrid. Teatro Monumental. 14-XII-2023. Orquesta Sinfónica y Coro RTVE; Sergio Alapont, director. Obras de Glinka, Dukas, Strauss, Verdi, Haendel y Borodin.
La Orquesta Sinfónica y Coro RTVE (OCRTVE) ofreció un concierto extraordinario —extraordinario en ambos sentidos: por estar fuera de temporada y porque fue excelente— dirigida por el maestro Sergio Alapont. Un concierto solidario en beneficio de la campaña Un juguete, una ilusión promovida por la Fundación Crecer Jugando y Radio Televisión Española. Un programa muy variopinto, alegre y festivo, de escucha amable y de ecos operísticos, conformado por obras de seis compositores bien distintos: la Obertura de la ópera Ruslan y Ludmila de Mijaíl Glinka, El aprendiz de brujo de Paul Dukas, Till Eulenspiegel de Richard Strauss, Fuoco di gioia de la ópera Otello de Giuseppe Verdi, Zadok the Priest de Georg Friedrich Haendel y Las danzas polovtsianas de Alexander Borodin. Fue un recital sin descanso, pero con dos partes muy bien diferenciadas: la primera, orquestal y la segunda, coral. La dirección de Sergio Alapont fue briosa, muy gestual —hay un gesto muy característico y habitual en él, moviendo veloz ambos brazos enérgicamente como si fuera una especie de molino— con obtención de óptimos resultados. Imprimió unos tempi vertiginosos, muy acordes con su gestual brío, que pusieron a prueba tanto a la orquesta como al coro. Ante el célere reto lanzado por Alapont, los maestros de la orquesta y del coro respondieron con un virtuosismo y una factura musical sencillamente genial: una orquesta sólidamente conjuntada, un coro potente y sonoro y unos solistas que demostraron con creces su asombrosa maestría. Mención especial para Mónica Raga a la flauta, José Chanza a la trompa, Francisco de Borja a la trompeta, Javier Martínez al clarinete, Salvador Barberá al oboe y Jesús Viedma al fagot.
La Obertura de Ruslan y Ludmila fue la primera obra de la noche. Tiene un carácter festivo, exuberante y entusiasta. Sergio Alapont dejó claro desde el principio que el tempo de esa música festiva debía ser muy vivo. ¡Y vivo fue! Seguidamente la orquesta interpretó El aprendiz de brujo de Dukas, una obra que la mayoría de personas conocen más por la película Fantasía de Walt Disney, de 1940, que por ser un poema sinfónico basado en la balada homónima de Goethe. Los maestros de la ORTVE se lucieron y el resultado fue muy aplaudido por el público. Y mucho más aplaudido fue el poema sinfónico Till Eulenspiegel de Strauss que se estrenó en Colonia dos años antes del poema sinfónico de Dukas. Aun siendo muy distintas, las dos obras tienen muchas semejanzas. Aquí se lucieron las trompas —pero qué hermosa suena la trompa de José Chanza— y los metales. Mientras el público aplaudía una espléndida interpretación, el coro salió a escena y enseguida comenzó la segunda parte.
Si la orquesta estuvo fantástica, el coro no le anduvo a la zaga. Se estrenó con el breve y conocido Fuoco di gioia, de la ópera Otello de Verdi. La pieza no llega a tres minutos de duración pero fue una magnífica carta de presentación del coro con la orquesta. Después le llegó el turno al popular himno que Haendel compuso para la coronación del rey Jorge II en 1727 y que se ha convertido en el himno de todas las coronaciones de los monarcas británicos. La interpretación del coro junto con la orquesta fue emocionante. Quizás la lectura de Alapont fuera un poco más romántica que barroca, pero el resultado fue muy bueno.
Las Danzas polovtsianas resultaron espectaculares. Ya lo dijimos al principio, pero insistimos: el tempo que imprimió Alapont fue exigente y los maestros del coro y de la orquesta estuvieron más que a la altura.¡Qué virtuosismo el del clarinetista Javier Martínez! ¡Y ese coro grandioso que eriza la piel de quien lo escucha! ¡Qué gran labor la de Marco Antonio García de Paz, su director! Al terminar el público prorrumpió en un fortísimo aplauso y la orquesta regaló una propina que no necesitaba presentación: el Aleluya de Haendel. Fue un final grandioso y emocionante para un recital cargado de grandes éxitos.
Michael Thallium