MADRID / Marc Albrecht en su salsa y Ekaterina Antipova fantástica

Madrid. Teatro Monumental. 26-X-2023. Orquesta Sinfónica y Coro RTVE; Ekaterina Antipova, contralto; Marc Albrecht, director. Obras de Beethoven, Schumann, Brahms y Strauss.
Los protagonistas de la primera parte del concierto que anoche ofreció la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE (OCRTVE) fueron las voces del coro y de la contralto rusa Ekaterina Antipova, quien cantó con una potencia y un lirismo inolvidables. El programa anunciaba tres obras relativamente cortas: la cantata Mar en calma y viaje feliz, op.112 de Ludwig van Beethoven, la Canción de la noche, op.108 de Robert Schumann y la Rapsodia para contralto, coro masculino y orquesta op. 53 de Johannes Brahms; y, en la segunda parte, la Sinfonía doméstica de Richard Strauss, que en realidad es un poema sinfónico con el que Strauss quiso reflejar un día de su vida en familia. Al frente de la OCRTVE, un director invitado muy curtido en teatros de ópera centroeuropeos y especialista en el repertorio romántico alemán, Marc Albrecht, quien con un gesto electrizante y preciso logró unas sonoridades bellísimas y unos pianissimi de esos que cortan el aire. El director alemán estuvo en su salsa desde el comienzo del recital.
No es la primera vez que la OCRTVE afronta alguna de estas obras. Hace once años, Aleksandar Markovic dirigió la Canción de la noche y, hace veinte, Sergiu Comissiona hizo lo propio con la Rapsodia para contralto con una fabulosa Nathalie Stutzmann. Los vídeos andan por internet. Pero un programa como el de anoche, no se ha visto ni escuchado nunca en el Teatro Monumental.
La noche comenzó con una estupenda interpretación de Mar en calma y viaje feliz. A un pianissimo en las cuerdas enseguida se unió el coro, del que Marc Albrecht sacó hermosísimos timbres que reflejaron esa serenidad y felicidad de los textos de Goethe. Si acaso, el coro estuvo un poco chillón en algún pasaje de las voces femeninas más agudas. Eso ocurrió también en la Canción de la noche. ¡No se puede ser perfecto! Ambas obras fueron bien aplaudidas por el público.
La Rapsodia para contralto en la voz de Ekaterina Antipova fue fantástica. ¡Qué potencia de voz! ¡Qué chorro sonoro recorría la sala cada vez que la rusa abría la boca! Uno no puede evitar recordar a la británica Kathleen Ferrier cada vez que escucha esta obra. La voz de Ekaterina Antipova tiene cuerpo, tanto en los agudos como en los graves. Estuvo muy bien acompañada por el coro masculino y muy arropada por la orquesta, que la acompañó a la perfección. Antipova se llevó el caluroso aplauso del público y de los maestros del coro y la orquesta. ¡Daban ganas de repetir!
Tras el descanso llegó la obra de Strauss, que dura unos cuarenta y cinco minutos y que, con la batuta de Marc Albrecht y la magnífica interpretación de la orquesta —llena de matices y complejas dinámicas—, se pasaron en un santiamén. El director alemán estuvo en su salsa, pero donde más se notó que los ingredientes eran dignos de su sobresaliente cocina fue en la Sinfonía doméstica, que de “doméstica y familiar” tiene más bien poco, porque resulta apoteósica. A uno le sabe mal nombrar a unos músicos de la orquesta y dejar a la mayoría sin nombrar, pero anoche destacaron la oboísta Ana Ruiz, la flautista Mónica Raga, el concertino Miguel Borrego, el violonchelista Javier Albarés… La sección de trompas, como casi siembre, excelente, igual que el timbalero Rafael Más. El público aplaudió a rabiar una obra que no es tan habitual en las salas de concierto españolas.
Michael Thallium