MADRID / OCRTVE: la música de Falla y Colomer se vuelve pura emoción
Madrid. Teatro Monumental. 08-II-2024. Orquesta Sinfónica y Coro RTVE; Carmen Solís, soprano (Salud); Cristina Faus, mezzosoprano (La abuela); Aquiles Machado, tenor (Paco), Esmeralda Espinosa, mezzosoprano (Carmela); Carmelo Cordón, barítono (Manuel); Oscar Fernández, barítono (El tío Sarvaor); César Arrieta, tenor (Voz de la fragua); María Mezcle, cantaora; Juan Manuel Cañizares, guitarra; Antonio Najarro, bailarín; Guillermo García Calvo, director. Obras de Juanjo Colomer y Manuel de Falla.
“Si hay alguna cosa que decir, os la digo; si no, os dejo que trabajéis”, así respondió el compositor valenciano Juanjo Colomer cuando el maestro Guillermo García Calvo se acercó a él antes del ensayo para preguntarle si quería dirigirse a los maestros de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE (OCRTVE) para hacerles una pequeña introducción a la obra. Era la primera lectura y el primer y único ensayo antes del ensayo general del día siguiente. Juanjo Colomer no quiso interferir y les dejó trabajar. No era la primera vez que los músicos interpretaban su música. De hecho, en la presentación de la temporada 2023/24, la OCRTVE interpretó los cinco primeros minutos de Aria en tiempos de oscuridad. En aquella ocasión dirigió el titular Cristoph König. Sin embargo, ahora se trataba del estreno absoluto de esta obra de Colomer que dura algo menos de veinte minutos.
Aria en tiempos oscuros es la obra que anoche se interpretó en la primera parte del concierto en el Teatro Monumental. Está basada en textos de Lacrimosa —la parte final del Dies Irae que tantos compositores han empleado— y de un poema póstumo del malogrado George Heath —apenas vivió veinticinco años— publicado en 1870 y titulado Light in the darkness, ‘Luz en la oscuridad’. Juanjo Colomer eligió bien estos textos porque Aria en tiempos oscuros es un homenaje a las víctimas del COVID 19. Una partitura muy bien estructurada, a la par que angustiosa y reconciliadora. Comienza con el sonido de la respiración emitido por el coro al que pronto se unen las violas y posteriormente, una a una, todas las secciones de cuerdas, en un aire abstracto que nos recuerda aquel virus que afectó al sistema respiratorio de los seres humanos. Luego el coro comienza a cantar el texto de Lacrimosa y desaparecen las cuerdas, quedándose los maestros del coro cantando a cappella.
La parte coral es muy exigente. Los maestros del coro, muy bien arropados por la orquesta y la batuta de García Calvo, demostraron su buen hacer en una interpretación que cabría calificar de sobresaliente. La obra está escrita para gran orquesta y un coro de más de setenta personas, con la particularidad de que solo tiene un instrumento de percusión, el bombo, que sólo suena una única vez, con una única nota, en el momento de mayor clímax, muy bien logrado por el maestro García Calvo. A ese clima llegan el coro y todas las secciones de la orquesta: cuerdas, metales, maderas, arpas… El tempo elegido por García Calvo en el concierto fue ligeramente más rápido que en el ensayo del día anterior. Quizás eso facilitase la labor del coro, que no lo tenía fácil. Aria en tiempos oscuros, termina como empieza, con el murmullo de la respiración mientras se apaga el sonido de los instrumentos, quedando un ostinato del arpa, a modo de latido de corazón, que también termina extinguiéndose. Cuando el coro da la última exhalación, llega el silencio. La obra de Juanjo Colomer nos dejó con el alma en vilo y el público lo reconoció con un fuerte aplauso. Sobresaliente partitura y sobresaliente interpretación.
Después del descanso, llegó el turno de La vida breve, la ópera en dos actos que Manuel de Falla compuso en 1905. La OCRTVE hizo una versión de concierto que contó con un muy buen plantel. Sin embargo, uno no puede dejar de destacar la interpretación de la soprano Carmen Solís en el papel de Salud. ¡Qué voz potente y dramática! Sin duda, la estrella de la noche. Aunque junto a ella también brillaron el tenor y maestro del coro RTVE César Arrieta. ¡Toda una sorpresa! Una voz bonita, un timbre potente y muy bien proyectado. Como dirían sus compañeros del coro a propósito de La vida breve: ¡ole, ole y ole! También una mención especial merece la cantaora María Mezcle: su voz y su cante jondo emocionaron al público. Igualmente destacables fueron las intervenciones del bailarín Antonio Najarro, quien combinó el baile y el zapateo con las castañuelas y una muy vistosa coreografía con vuelo de capa. La orquesta muy equilibrada, aunque quizás en algunos momentos tapó a los cantantes. La dirección de García Calvo, curtido tanto en la zarzuela como en la ópera, fue ejemplar. El coro que dirige Marco Antonio García de Paz, magnífico. Entre todos lograron momentos musicales que provocaron el aplauso del público en algunas de las arias y, por supuesto, al concluir esta fabulosa obra de Falla.
Un muy buen concierto con dos obras que hablan de la vida y la muerte. Dos compositores españoles, Juanjo Colomer y Manuel de Falla; una orquesta que suena de maravilla, un coro magnífico; unos solistas a la altura de La vida breve; y un director que supo llevarlos a todos a ese lugar donde la música se vuelve pura emoción.
Michael Thallium