MADRID / OCRTVE: Conmovedor ‘Réquiem’ de Verdi con una sublime Miren Urbieta-Vega

Madrid. Teatro Monumental. 30-III-2023. Miren Urbieta-Vega, soprano; Nancy Fabiola Herrera, mezzosoprano; Antonio Poli, tenor; Tadas Girininkas, bajo; Orquesta Sinfónica y Coro RTVE; Pablo Gonzalez, director. Giuseppe Verdi: Misa de Réquiem.
La Orquesta y Coro RTVE (OCRTVE) volvieron a lucirse en la Misa de Réquiem de Verdi, especialmente el coro, que arriesgó en la interpretación y logró unas sonoridades bellísimas, sobre todo en los pianissimi y en esas partes susurrantes. Este lucimiento deslumbrante y emocionante no hubiera sido posible sin el canto extraordinario de los cuatro solistas: Miren Urbieta-Vega, Nancy Fabiola Herrera, Antonio Poli y Tadas Girininkas. Todos ellos estuvieron fantásticamente dirigidos por Pablo González, cuya titularidad en la orquesta termina esta temporada.
Una particularidad de la interpretación de anoche fue la colocación de las trompetas en el segundo anfiteatro, alejadas de la orquesta. Esto produjo un efecto sonoro envolvente en la fanfarria justo antes del Tuba mirum del Dies Irae con el coro. Igual de interesante fue el desplazamiento de la soprano Miren Urbieta-Vega hacia la zona del coro para cantar el Libera me final. Lo de Miren Urbieta-Vega anoche fue sublime. También Nancy Fabiola Herrera estuvo estupenda en el Liber scriptus y en todas sus otras intervenciones; el tenor Antonio Poli sorprendió por su potencia vocal —había estado enfermo— en el Ingemisco; fabuloso estuvo el bajo Tadas Girininkas —que sustituyó a Kostas Smoriginas—, sobre todo en el Confutatis. Dicho esto, hay algo especial en la voz de la soprano Miren Urbieta-Vega: su potencia, su proyección, su timbre… La interpretación que hizo del Libera me con el coro y la orquesta fue conmovedora. Otro momento estelar fue la Lacrymosa con los cuatro solistas y el coro. Hermosísima ejecución.
La orquesta mostró todo su pulmón en el estribillo del Dies Irae con esos acordes fortísimos y secos: la ira personificada. Quizás los metales sonaron un poco fuertes en los pasajes en pianissimo. El coro logró sonoridades bellísimas. Mostró potencia, delicadeza, lirismo. Estupendo fue el Sanctus y sublime el Libera me final con Miren Urbieta-Vega, que terminó en un solemne susurro, un momento de recogimiento y silencio del que surgió un tímido aplauso que terminó en ovación, con parte del público en pie.
Michael Thallium