MADRID (OCNE) / Thomas Adès, un compositor de síntesis
Madrid. Auditorio Nacional. 13,14,15 noviembre 2020 / Stravinski: Pas de deux del pájaro azul, Adès: Concierto para violín Concentric Paths op.23. Beethoven: Sinfonía n.8 en fa mayor op.93 / Anthony Marwood, violín, Orquesta Nacional de España. Director: Thomas Adès.
Hay directores que componen y compositores que dirigen, según en lo que más destaquen. Thomas Adès (1971) es el más notable compositor británico de su generación y también dirige, con lo que puede apoyar bien su obra. Al frente de la Orquesta Nacional condujo un interesante programa que se abría con el Pas de deux del pájaro azul, el extraordinario arreglo hecho por Stravinski sobre La bella durmiente de Chaikovski, y se cerraba con la Sinfonía n.8 en fa mayor op.93 de Beethoven en una versión rápida y personal que servía para desmontar los mitos de clasicismo y vuelta a atrás de una sinfonía que está mucho mas cerca de la Séptima de lo que cuentan los tópicos.
Pero el gran interés estaba en la presentación del Concierto para violín, Concentric Paths del propio Adès. La obra data de 2005 y se escribió para Los Ángeles. Tiene tres movimientos: Anillos, caminos y rondas (Rings, Paths and Rounds) y una posición posmoderna, como su música en general, capaz de generar cruces técnicos y estéticos a veces insólitos, pero capaces de generar un lenguaje propio, no tanto a través del eclecticismo, como de una verdadera labor de síntesis. En realidad, viene a significar en su momento lo realizado por Britten en el suyo. Obra cíclica, pero en ciclos paralelos y confrontados que recurren entre sí, escrita con mano maestra y gran equilibrio. Incluso se podría recordar como base la tradicional armonía de las esferas que llega desde los griegos hasta Kepler o Fludd.
Las recurrencias del primer movimiento muestran un balance extremo entre timbres orquestales y un violín virtuoso de sonoridades agudas. El segundo movimiento, para mí el mejor de la obra, es de una enorme intensidad expresiva y muestra cómo una música muy actual puede ser tremendamente emotiva a través del empleo del timbre y de la densidad sonora, así como de un melodismo atemático no tonal. Gran música, de acentos actuales y ecos de siempre. El tercero es un divertimento ligero, breve y virtuoso que seguramente ganaría con un desarrollo un poco más extenso, ya que el final es sorprendentemente brusco.
Anthony Marwood, el violinista que la estrenó y la ha tocado muchas veces, mostró una técnica impecable y un sonido amplio, además de conocer el estilo de Adès muy a fondo. La Orquesta Nacional colaboró brillantemente en esta obra y lució durante todo el concierto. El público apreció los valores de la obra de Adès y gustó de todo el programa, que se sigue realizando con grandes medidas de seguridad y toda seriedad, pero también con altura artística.
Tomás Marco