MADRID / OCNE: la oleada finlandesa
Madrid. Auditorio Nacional. 22, 23, 24 de abril, 2022. Orquesta Nacional de España. Director: Jukka-Pekka Saraste / Obras de Wennäkoski y Sibelius
Hace ya muchos años, aunque ya bien entrado el siglo XX, los políticos finlandeses realizaron una apuesta fuerte sobre la música e invirtieron esfuerzo y dinero en la educación sonora y en sus infraestructuras. El resultado fue que, en pocos años, un país de menos de seis millones de habitantes y con un solo compositor histórico universalmente conocido, se convirtió en una potencia musical internacional de primer orden que no deja de producir compositores notables, directores de orquesta de primer rango, cantantes internacionales e intérpretes de todo tipo que han alcanzado una alta penetración en el mercado musical y se han ganado un merecido prestigio.
Jukka-Pekka Saraste es uno de los primeros directores internacionales que surgieron ya hace años y es actualmente titular de la Filarmónica de Helsinki. Es un maestro de técnica impecable y una musicalidad muy bien gobernada por una mentalidad analítica y estructural de primer orden, como lo ha demostrado en el concierto dirigido con gran plenitud a la Orquesta Nacional de España con un programa íntegramente finlandés en el que, sin faltar su gran clásico, se ofrecía además un nuevo rostro compositivo de su país.
Tan nacionalista como tardo romántico, Jean Sibelius es la gran figura de la composición clásica de Finlandia, y en este concierto estuvo doblemente representado. Como tantos músicos de su época (Fauré, Debussy, Schoenberg, Wallace) Sibelius se sintió atraído por el drama de Maeterlinck Pelléas et Mélisande al que dedicó una música escénica en 1905, pronto convertida en una suite que es la que hoy se suele tocar. Se trata de un acercamiento a esa obra que equidista del de Debussy y el de Schoenberg y acentúa más los aspectos románticos que los simbolistas en plan leyenda épica. Saraste la dirigió con cuidado y profunda comprensión, ofreciendo una versión modélica. Luego vendría la Sinfonía n.1 en mi menor op.39 del propio Sibelius, estrenada en 1900, que no solo es una de las que se corresponde mejor estéticamente con el momento en que se escribe, sino probablemente junto a la Segunda, muy de moda últimamente, la más interpretada del compositor. Clásica de estructura, romántica de expresión, la obra muestra ese color nórdico de las orquestaciones de su autor y fue magníficamente ejecutada por una Nacional en plena forma dirigida por un Saraste absolutamente dominador de su materia.
Finlandia ha producido desde mediados del veinte continuas oleadas de compositores de primera línea que, de Rautavaara a Saariaho, han brillado en todo el mundo. De una generación más joven, Lotta Wennäkovski (1970) es alumna, entre otros, de Saariaho, lo que quizá se nota en su depuración tímbrica, aunque posea también una importante tendencia a innovar melódicamente, que la sitúa entre un postexpresionismo y una moderna lírica. Todo ello está presente en Flounce, la obra que se ofrecía, estrenada en los Proms londinenses de 2017. La autora juega muy bien con los timbres y con su vena lírico-melódica y sabe alternar tanto delicada como bruscamente ambos aspectos en una especie de obertura muy bien escrita y también de un gusto personal realmente interesante. Lástima que sea muy breve, quizá condicionada la duración por la BBC que la encargara, ya que su material parece dar para más. En todo caso, fue impecablemente interpretada por orquesta y director.
Tomás Marco