MADRID / Neopercusión y ‘Exótica’, vanguardia vehemente y global
Madrid. Nave 73. 27-XI-2023. Neopercusión (Rafa Gálvez, Nerea Vera, Beatriz Tirado, Víctor Barceló, Felipe Corpas). Richard Durán, nuevos medios. Juanjo Guillem, dirección. Mauricio Kagel: Exótica.
Hay programas que se dan por el único empeño de los implicados, al margen de instituciones, casi a modo de punto de encuentro, con el ánimo de generar trajín e incluso de plantear proposiciones fuera de los ciclos ya establecidos. Es el caso de Madrid Actual, que programa el percusionista Juanjo Guillem y que tiene a su conjunto, Neopercusión, como ensemble propulsador de actividades que complementan, y en algunos casos, agrandan notablemente lo que por otros cauces oficiales se ofrece.
Dos citas de especial trascendencia marcaban el calendario de la referida programación, de un lado el estreno en España de la obra Strange and Sacred Noise, de John Luther Adams (que sucedía en octubre), de otro la recuperación de una de las piedras miliares del repertorio para percusión del siglo XX, Exótica (1971-72) de Mauricio Kagel (1923-2008), presentada en el espacio Nave 73 del madrileño distrito de Arganzuela.
Refractario a las convenciones, también a las que acababan fijando las derivadas de los ismos y otras avanzadillas de su tiempo, Kagel quiso confrontar en Exótica a músicos de formación centroeuropea con instrumentos por completo ajenos a ellos, también proponiendo juegos imitativos de rítmicas y cantos tomados directamente de la etnomusicografía que, en ciertos pasajes, son incrustados -como posibilidad- directamente a través de los altavoces. Todo ello entreteje un conglomerado que, por la diversidad de sus fuentes y por la idea de tentativa, necesaria y gozosamente imperfecta, no se parece a ninguna otra de las grandes obras para ensemble de percusión de la segunda mitad del siglo XX.
Mucho tiempo ha pasado desde la primera grabación discográfica de la obra, en 1972, con un grupo heterogéneo e imponente de intérpretes/creadores entre los que sobresalía Vinko Globokar, Siegfried Palm y Christoph Caskel, entre otros. Lejos está también la versión que fijaran en disco los músicos del Ensemble Modern a las órdenes del mismo Kagel en 1992. Y, en todo caso, Neopercusión, en sus acercamientos a la partitura, ha tomado un camino propio. Ni incide en la media voz exploratoria y serena de la primera versión referida ni entienden la creación como una pieza puramente exploratoria. Ante al contrario potencian una cualidad de la música que el mismo compositor entendía como posible, la de la parodia vehemente que pone de manifiesto como estos instrumentos de origen no europeo se muestran ineficaces a la hora de replegarse a los tics de la música modernista.
Exótica se convirtió así, en esta ocasión, en una celebración un punto vehemente, fracturada con silencios y construida mediante episodios a los que se dio, tal y como era el deseo de Kagel, notable importancia al canto ceremonial y/o festivo, abolido en su carácter utilitario de la práctica musical centroeuropea. Cuanto de apropiacionismo cultural haya en esta música no nos compete a nosotros señalarlo y, en todo caso, la obra se construye como un gran concertante festivo, enrarecido a veces, en la que funcionan mejor los episodios calmados donde la cita es más esquiva. Neopercusión la concibe como un gran banco de pruebas, un inmenso laboratorio instrumental, respetuoso y convivencial, una puerta de entrada (una entre tantas otras) fantástica a la música (global) de nuestro tiempo.
Ismael G. Cabral