MADRID / Navidad germana en la Iglesia de San Antonio de los Alemanes

Madrid. Iglesia de San Antonio de los Alemanes. 23-XII-2022. Beatriz Oleaga, mezzosoprano. La Spagna. Director y viola da gamba: Alejandro Marías. Obras de Telemann.

La Iglesia de San Antonio de los Alemanes es una de las más espectaculares de Madrid, pero también de las menos visitadas. Construida por orden de Felipe III entre 1624 y 1633, su primer nombre fue Iglesia de San Antonio de los Portugueses, ya que era un edificio complementario del hospital homónimo. Pero cuando Portugal dejó de formar parte de los reinos de España en tiempos de Felipe IV, la segunda mujer de este, Mariana de Austria, se lo cedió a la comunidad de católicos alemanes, numerosa en aquel tiempo en la corte, si bien cambió de nombre (aunque conservó, paradójicamente, la advocación a San Antonio de Padua, que era portugués). Nada, pues, mejor que una iglesia de remembranza tan profundamente germana para celebrar un concierto con cantatas navideñas de Georg Philipp Telemann, compositor cuya música rara vez se escucha en España (salvo que sea grabada, claro).

Alejandro Marías, director de La Spagna, seleccionó tres cantatas (mejor dicho, las arias de tres cantatas, ya que prescindió de los recitativos, demasiado extensos) de las 72 que forman parte del ciclo anual Harmonischer Gottesdients, compuestas y publicadas por Telemann en Hamburgo entre 1725 y 1726. Los títulos elegidos fueron Erwachet zum Kriegen TWV 1:1481 (para el primer domingo de Adviento), Vor des lichten Tages Schein TWV 1:1483 (para el tercer domingo de Adviento) y Liebe, die vom Himmel Stammet TWV 1:1044 (para el quinto domingo después de la Epifanía). Concebidas con un inequívoco propósito de prédica y para un ámbito cuasi doméstico, solo precisan de una voz, de un instrumento melódico (violín, en este caso) y de bajo continuo. Con buen tino, Marías incluyó en el programa, intercaladas, dos sonatas en trío (violín, viola da gamba —a veces en diálogo entre ellos— y bajo continuo), las numeradas como TWV 42:F10 (Fa mayor) y TWV 42:g10 (Sol menor) en el catálogo oficial de obras de Telemann.

Aunque no alcanzan la grandiosidad de otras cantatas navideñas de Telemann en las que la trompeta o la corneta asumen el papel protagonista, estas tres obras son pequeñas joyas, como lo son casi todas las que configuran el Harmonischer Gottesdients, permanente fuente de inspiración para Georg Friedrich Haendel, quien, a cambio de plagiarle, enviaba con frecuencia como regalo bulbos de flores (tulipanes, especialmente) a su buen amigo Telemann, que era un gran aficionado a la floricultura. En concreto, el aria que da título a una de las cantatas de este programa, Liebe, die vom Himmel, es la base de la bellísima aria Mi lusinga il dolce affetto que canta Ruggiero en la ópera haendeliana Alcina.

Beatriz Oleaga es una mezzoprano todoterreno, que se maneja que como pez en el agua en la música antigua. El pasado fin de semana fue una de las integrantes del cuarteto femenino que requiere el oratorio Elías de Mendelssohn, interpretado por la OCNE el pasado fin de semana. Su manejo de la lengua alemana es admirable, como quedó una vez más patente aquí. Su voz sonó poderosa y segura en todo momento, para cincelar con primor cada pasaje de las seis arias que se escucharon.

Estuvo certeramente acompañada por Marta Mayoral (violín), Ramiro Morales (archilaúd), Jordan Fumadó (órgano positivo) y el propio Marías a la viola da gamba. Los cuatro instrumentistas brillaron igualmente en las dos preciosas sonatas en trío (¿es que hay, acaso, alguna sonata en trío de Telemann que no lo sea), si bien la viola da gamba quedó algo tapada en algunos momentos (es el problema de las violas da gamba cuando pierden su condición de solistas: su tenue sonido cuenta con pocas armas para defenderse ante otros instrumentos más vigorosos). Pero esto, que quede claro, no es culpa de Marías, sino de la propia naturaleza de la viola da gamba (una espléndida réplica de una Colichon bajo de siete cuerdas).

En suma, un concierto precioso, de lo más idóneo para la fiesta de la Navidad, aunque alguien (por ejemplo, Esperanza Aguirre, presente en el concierto) pudo echar en falta que no sonara un villancico, como así se lo hizo saber a los músicos una vez concluida su actuación.

Eduardo Torrico