MADRID / Mena & Alberdi: exploradores en busca de un repertorio propio
Madrid. Auditorio Nacional. 31-V-2019. Carlos Mena, contratenor. Iñaki Alberdi, acordeón. Obras de Des Prez, Victoria y Bach.
El pasado 31 de mayo pudimos disfrutar en la sala de cámara del Auditorio Nacional de Madrid de una velada musical muy especial de la mano del acordeonista Iñaki Alberdi y el contratenor Carlos Mena. Ese mismo día ambos artistas habían presentado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando su último trabajo discográfico, Cueurs desolez (IBS) que fue la base del programa del concierto vespertino de este inusual dúo, que desde el otoño de 2015 viene desarrollando un particular viaje de exploración de nuevos territorios sonoros. Resulta evidente que la combinación del acordeón y la voz de contratenor no es en absoluto habitual y, aunque haya quien pueda pensar que la unión de estos dos artistas obedezca a meras razones comerciales para captar a un público al que de otro modo no llegarían, lo cierto es que no se trata de una mezcla de estilos para simplificar la música a los oídos de quienes no están acostumbrados a escuchar repertorios renacentistas y barrocos. Detrás de cada transcripción e interpretación hay un trabajo concienzudo, sincero y de gran enjundia artística que merece mucho respeto y atención. Es cierto que tendemos a asociar el acordeón con la música popular de fiesta y cerveza o con El baile de los pajaritos, a pesar de que compositoras como Pauline Oliveros (1932-2016) dedicasen su vida a demostrar el riquísimo abanico sonoro y las inmensas posibilidades de este instrumento. Iñaki Alberdi honra con sus transcripciones e interpretaciones la mejor tradición, la más concertística y virtuosista, del acordeón.
El programa comenzó con la voz de Carlos Mena entonando el canto llano Ave Maris Stella sobre un bordón del acordeón evocador de una zanfoña. Fue una oportunísima introducción a la Missa Ave Maris Stella de Josquin Desprez (1450-1521) de la que Mena y Alberdi interpretaron el Benedictus y el Agnus Dei. Por unos momentos parecía que el sonido del acordeón tapaba la voz del contratenor vitoriano, pero a medida que transcurrieron los minutos se alcanzó el total equilibrio entre voz y fuelle. Siguieron luego las canciones Cueurs désolez par toute nation (que da título al CD), Mille Regretz, Plaine de dueil y el motete Inviolata, que fue muy aplaudido por el público (aunque dicho sea de paso, el aplauso del público denotó también una cierta falta de conocimiento del repertorio que se estaba interpretando, pues en algún momento, a lo largo del concierto, a más de uno se le escapó el aplauso a mitad de las obras).
Llegaron a continuación las obras de Tomás Luis de Victoria Alma redentoris Mater, Salve Regina y Domine, no sum dignus. Esta última se interpretó dos veces, una en arreglo para voz y acordeón y la otra con acordeón solo. Después siguieron Et Jesus, Duo Serafín y Magi viderum.
Alberdi y Mena se reservaron para el final el plato fuerte, la música de Johann Sebastian Bach. Pese a la infinidad de transcrpciones y adaptacioiones para toda suerte de instrumentos y de combinaciones instrumentales, no es habitual escuchar la música de Bach al acordeón, y menos aún con la maestría de Alberdi, quien se marcó, como el que no quiere la cosa, unos logradísimos arreglos de los Contrapunctus I y XII de El arte de la fuga. Alberdi logró la proeza de hacer que su acordeón alcanzase aquí la sonoridad de un órgano. A continuación llegó la interpretación de la famosa y dificilísima Chacona de la Partita n.º 2 para violín solo BWV 1004. Sin duda influido por Busoni, la transcripción de Alberdi respeta la solemnidad y virtuosismo de la obra original para violín a la que se superpusieron, en la voz de Mena, las cantatas que la musicóloga Helga Thoene sugiere como base de la chacona y que hacen de esta un conmovedor canto a la inesperada y repentina muerte, en 1720, de María Bárbara, la primera esposa de Bach.
Tras el aplauso final del público, Mena y Alberdi interpretaron, a modo de propina, la pieza del zaragozano Jesús Torres Llama de amor viva, una breve composición basada en la melodía de la Inviolata de Josquin Desprez, pero con texto de San Juan de la Cruz, que también han incluido en la grabación discográfica. En su búsqueda de un repertorio propio, Alberdi y Mena lograron transportar al público madrileño a mundos sonoros tan hermosos como poco transitados.
(Foto: Elvira Megías – CNDM)