MADRID / Lang Lang pone en pie al público con Disney

Madrid. Auditorio Nacional. 03-VI-2023. Sala Sinfónica. Orquesta de Córdoba; Lang Lang, piano; Guo Gan, ehru; Sebastian Yatra, voz; Rafael Aguirre, guitarra; Zenet, voz, Gina Alice, voz; Rubén Gimeno, director. Obras: The Disney Book.
El concierto empezó con retraso, al parecer por un fallo en la reasignación de entradas —en un principio se había programado en el Wizink Center de Madrid—. Pasados quince minutos desde las 21:00, el público empezó a dar palmas como diciendo «¡Que empiece ya…». Entonces la Orquesta de Córdoba salió al escenario de la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música arropada por el aplauso del público. Tras minutos más tarde salió Isel Rodríguez, la concertino, para afinar; luego el director Rubén Gimeno. Y justo veinte minutos después de las 21:00, sonaron los primeros acordes de una Obertura orquestal con melodías muy conocidas de películas de Disney. ¡Bien y eficaz la Orquesta de Córdoba! El momento estelar aún estaba por llegar cuando, después de la obertura, Lang Lang salió al escenario.
El recital, con el que Lang Lang presentaba su última grabación para el sello Deutsche Grammophon, The Disney Book, se dividió en dos actos con un descanso de veinte minutos entre ellos que, quizás, sumados a los veinte minutos de retraso, hizo que el concierto resultara un poco largo. Sin embargo, el público no pareció molestarse por esa circunstancia en ningún momento. De hecho, toda la Sala Sinfónica acabó en pie al final del recital… pero no adelantemos acontecimientos.
Musicalmente, el programa estaba muy bien ideado. Ambos actos guardaban un esquema parecido: Orquesta sola – Orquesta y Lang Lang juntos – Lang Lang solo – Orquesta, Lang Lang e invitados. En el primer acto, aparte de la ya mencionada obertura orquestal se interpretaron las siguientes obras: La bella y la bestia, We don’t talk about Bruno, Reflection, El jorobado de Notre Dame, Bare necessities, Feed the birds, Aladdin y Dos oruguitas. Después del tema de La bella y la bestia interpretado con la orquesta, Lang Lang tocó en solitario un muy rítmico We don’t talk about Bruno, demostrando quien es el dueño del cortijo musical: virtuosismo y musicalidad servidos en bandeja al público. El primer invitado de la noche fue el chino Guo Gan, maestro del ehru, esa especie de violín chino de una sola cuerda con ese sonido tan peculiar. Orquesta, pianista y «ehruista» interpretaron Reflection, que fue uno de los momentos más bellos de la noche. Todos los invitados estaban «microfonados» y, aunque uno no se quedó con el nombre del ingeniero de sonido, ha de hacérsele una mención especial, porque ya se sabe lo compleja que es —y los disgustos que muchas veces da— la combinación acústica entre una orquesta y artistas con micrófono. Anoche rozó la perfección.
Todos los arreglos musicales estaban hechos a la medida de Lang Lang: una mezcla de estilos entre Chopin, Liszt y jazz. Lang Lang no solo demostró el gran solista que es, sino también el gran pianista acompañante. Lo hizo con la última canción del primer acto, Dos oruguitas, en la que acompañó al cantante colombiano Sebastian Yatra. Y así nos fuimos al descanso.
El segundo acto comenzó con la Orquesta de Córdoba en solitario. Quizás las cuerdas podrían haber sonado más enérgicas, brillantes o apasionadas pero la interpretación fue buena y al público le gustó. Luego salió Lang Lang y volvió a darse esa alquimia de Disney entre orquesta y pianista. Las obras que se interpretaron en esta segunda parte fueron Remember me, Someday my Prince will come, Who’s afraid of the big bad wolf, colors of the wind, It’s all right, can you feel the love tonight, Tangled, It’s a small world L, When you wish upon a star y Let it go. Aquí Lang Lang contó con la presencia del guitarrista Rafael Aguirre, quien pasea la guitarra española por todo el mundo; del actor y cantante malagueño Zenet, cuya vestimenta a uno le recordó a la del cantante de AC/DC, Brian Johnson. Zenet interpretó It’s all right. Por la pronunciación, se notó que el inglés no es lo suyo; y de la alemana Gina Alice Redlinger —esposa de Lang Lang, por cierto— quien cantó When you wish upon a star, acompañada al piano.
Al terminar el recital, sobre las 23:20, el público al completo se puso en pie para aplaudir a Lang Lang, quien demostró que la musicalidad y la expresividad no están reñidas con el virtuosismo. Uno vio como mientras saludaba, jóvenes del público —y alguno no tan joven— se acercaban al pie del escenario para que les firmase autógrafos. El fenómeno Lang Lang parece eclipsar cualquier retraso.
Michael Thallium