MADRID / Laia Falcón, triunfo por aclamación

Madrid. Auditorio Nacional (Sala de Cámara). 11-IV-2021. Ciclo de Grandes Compositores e Intérpretes de la UAM. Laia Falcón, soprano. Alberto Rosado, piano. José Luis Estellés, clarinete. Aitzol Iturriagagoitia, violín. David Apellániz, violonchelo. Martín Llade, locutor. Concierto en homenaje al musical “La vuelta al mundo en 80 días” de Orson Welles y Cole Porter.
Decía ya Gerardo Diego, allá por 1938, que los músicos, aunque llegaron después, vencieron a los poetas con sus propias armas, pues había más poesía en un adagio de Beethoven que en una escena de Shakespeare. Y quien dice Shakespeare, dice cualquier otro escritor o poeta. La música juega con ventaja porque llega allí donde las palabras no alcanzan. Así que pretender siquiera igualar con palabras lo que ocurrió, lo que se escuchó y sintió en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Madrid es vana empresa. Hacía tiempo que uno no veía a todo el público del Auditorio Nacional en pie después de un concierto aclamando de esa manera a los músicos. Y la artífice de esa proeza fue la soprano Laia Falcón, quien junto al pianista Alberto Rosado, el clarinetista José Luis Estellés —quien por cierto estrena esta semana cátedra de Música de Cámara para instrumento de viento en la Hochschule für Music und Tanz de Colonia, ¡magnífica representación española en el extranjero!—, el violinista Aitzol Iturriagagoitia, el violonchelista David Apellániz y el locutor Martín Llade, recrearon el teatro radiofónico de los años 30 con La vuelta al mundo en 80 días, un musical basado en el que Orson Welles y Cole Porter crearon en 1946 tras la Segunda Guerra Mundial.
Este concierto se enmarca en el Ciclo de Grandes Compositores e Intérpretes organizado por el Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música de la Universidad Autónoma de Madrid. El resultado fue espléndido. Fue todo un viaje musical —¡nunca mejor dicho!— alrededor del mundo con canciones en inglés, francés, italiano, egipcio, hindi, chino, japonés, ruso, español… Uno, que tuvo la suerte de asistir a los ensayos dos días antes del concierto, pudo comprobar que esta obra dirigida y guionizada por Laia Falcón cumplió sobradamente con las expectativas. Las obras que se interpretaron para recrear el recorrido que Phileas Fogg, el personaje de Jules Verne, hizo por el mundo estaban magníficamente arregladas por el pianista Alberto Rosado. Laia Falcón demostró que se pueden combinar obras de musicales de Broadway con obras de compositores como Rachmaninov. Hubo momentos de humor, de emoción, de extremada delicadeza y belleza, como la interpretación de la canción china o el arreglo para piano, violonchelo y soprano de Aquí todo es bello de Rachmaninov, en la que Laia Falcón desplegó toda su potencia vocal. También se recuperaron obras españolas de Taboada y cervantinas con las que la soprano rindió homenaje al Quijote.
La locución de Martín Llade encajó perfectamente con la música. Laia Falcón mostró todos sus registros vocales: desde la locución acompañando al popular locutor de Sinfonía de la Mañana de Radio Clásica en la narración de las aventuras de Phileas Fogg, pasando por el musical de Broadway, la evocación de la voz de Édith Piaf —nunca caricatura—, la emulación de las voces del norte de África y de Asia, hasta el lirismo de la ópera. Al final, cosa nada habitual en el Auditorio Nacional, el público acompañó con las palmas la última de las canciones con la que se cerró este magnífico musical.
Estoy con Gerardo Diego: no hay poeta ni escritor ni crítico musical —al menos yo no, desde luego— que alcance a describir con palabras la belleza, la energía y el buen ánimo que los músicos infundieron en el público. Mis palabras no alcanzan donde sí que llegó la música. Me atrevo a aventurar que este musical rodará por España… y por el mundo. Laia Falcón triunfó por aclamación.
Michael Thallium