MADRID / La ‘Pasión según San Lucas’, o la explosión de Penderecki

Madrid. Auditorio Nacional. 2-IV-2023. Solistas, Coro de la Radio Polaca, Jóvenes Cantoras de la Orcam, Coro y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Directora: Marzena Diakun. Penderecki: La Pasión según San Lucas
A comienzos de la década de los sesenta del siglo pasado, el empuje de la vanguardia polaca (de origen no serial) cambió el panorama musical europeo. Nombres como los de Lutoslawski, Kotonski, Serocki o Baird, entre otros, triunfaron en la Europa occidental y el primero que se impuso fue el de Krzysztof Penderecki (1933-2020) con varias obras entre las que se hicieron universales Treno por las víctimas de Hiroshima en lo sinfónico, Los demonios de Loudun en la ópera y, en el ámbito sinfónico-coral, La Pasión según San Lucas.
La Lukas-Passion, como se la empezó a denominar, se estrenó el 30 de marzo de 1966 en la catedral de San Pablo de Münster, con Henry Czyz dirigiendo la Orquesta de la WDR de Colonia. Este y otros maestros polacos la difundieron por todo el mundo, aunque se suele dar como referencia la grabación de Antoni Wit. En España se ha interpretado en diversas ocasiones, aunque siempre de forma fragmentada. Hemos tenido que esperar hasta hoy para poder escucharla, por fin, en su versión completa.
Nos hallamos ante una obra compleja pero directa, una pieza por completo atonal, excepto un par de acordes en el Stabat Mater a capela (fragmento que se interpreta a menudo de forma independiente) y el empleo ocasional del tema BACH (Si bemol, La, Do, Si, en nomenclatura alemana) tan utilizado desde el propio Bach a nuestros días, así como la luminosa cadencia final. Además de cantar, el coro grita, susurra y lanza exclamaciones y onomatopeyas. Por su parte, la orquesta rara vez es convencional; no incluye oboes ni clarinetes, aunque sí saxofones , órgano y un enorme arsenal percutivo. El resultado es un realismo de corte expresionista, nuevo por entonces y siempre eficaz. Por encima de todo, la gran obra se impone y ejerce un enorme impacto sobre todos los públicos.
Para este acontecimiento (pues de acontecimiento cabe hablar), la Orquesta de la Comunidad de Madrid apostó fuerte. Se reunieron tres formaciones corales integradas por el excelente Coro de la Radio Polaca, dirigido por Maria Piotrowska-Bogalecka, las Jóvenes Cantoras de la ORCAM, tan maravillosamente preparados por Ana González, y la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, este último a las órdenes de Josep Vila i Casañas, todos entregados a la tarea de producir un espectáculo de la mayor calidad. Hay un narrador que encarna el papel de Evangelista, y que en este caso fue un acertado Ángel Saiz, mientras que el rol de Cristo es asumido por un barítono, aquí un animoso Enrique Sánchez, a quien hay que agradecer que sustituyera a última hora a Marius Godlewsli. La soprano (Olga Pasiecznic), en una parte con grandes exigencias de tesitura, y el bajo (Lukas Jacobski) se reparten diversos papeles y en ambos casos también resultaron acertados.
Así y todo, la obra presenta una extrema exigencia en cuanto a la dirección y concertación de semejante aparato sinfónico-coral, tarea que fue brillantemente asumida por la titular de la ORCAM, Marzena Diakun, en lo que seguramente ha supuesto el reto mayor desde que se hizo cargo de la agrupación madrileña. Diakun no sigue la versión de Czycz, ni la de Wit , Markowski u otras célebres; la joven directora planteó la suya propia, y creo que en ello acierta pues condujo la obra con variedad, contraste expresivo y hondura, demostrando tanto el conocimiento de la misma como la capacidad para ofrecerla con la máxima calidad a un público que la pudo degustar en todo su esplendor. El concierto, como no podía ser de otra manera, se saldó con un éxito rotundo, y no era para menos, pues se trataba del estreno español de una obra fundamental del siglo XX, y no sólo de su música religiosa, sino de la música y punto. Las obras maestras trascienden los géneros.
Tomás Marco