MADRID / La ORCAM comienza con novedades

Madrid. Auditorio Nacional.16-IX-2021. Celia Alcedo y Berna Perles, sopranos. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. Directora: Marzena Diakun. Obras de Manchado, Debussy y Dvorák.
La Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM) ha comenzado su ciclo sinfónico con un programa bien equilibrado, en el que no faltaban las novedades. Para empezar, la presentación en temporada de su nueva titular, la polaca Marzena Diakun, a la que hay que agradecer que comenzase con una obra española y de estreno, continuando así una tradición que viene de lejos en esta orquesta y que ha sido muy positiva para el patrimonio musical español. La maestra Diakun es evidentemente una profesional que conoce su oficio y posee técnica y musicalidad, con lo que sin duda podrá desarrollar acertadamente su labor. Además, tiene personalidad.
La obra de estreno era El árbol rosa, una obra para voz, coro y orquesta fruto de un encargo de la ORCAM y AEOS a la compositora madrileña Marisa Manchado, una figura bien acreditada que usa dos relatos de Emilia Pardo Bazán, el que da título a la obra y El pozo de la vida, para desarrollar una obra bien fundamentada y que, más allá de su acertado estilo narrativo, incluso descriptivo, muestra el talento de la autora para ofrecer música tan abstracta como aplicada y adaptarse poéticamente a un contexto. Una obra de gran interés que tuvo intérpretes que supieron defenderla muy bien, especialmente la soprano Celia Alcedo con su amplia voz y su gran conocimiento musical.
Como final, una obra de repertorio universal como es la Sinfonía nº 9 en Mi menor op. 95, la famosa Nuevo Mundo, de Dvorák que tuvo un planteamiento acertado por parte de Marzena Diakun, ya que mantuvo la expresión y el equilibrio sin desajustes estilísticos y dentro de una cierta ortodoxia que la orquesta traduce muy bien. En el primer movimiento introdujo un rubateo muy musical, en el que arriesgó mucho, ya que aún la orquesta debe hacerse a ella, y viceversa. Pleno de tensión y planos sonoros fue el planteamiento del Largo, donde brillaron los solistas orquestales, mientras los dos últimos resultaron muy sonoros, aunque sin perder una línea musical alejada de estridencias. Tuvo mucho éxito y creo que con justicia.
En medio, una obra encantadora que se toca menos de lo debido, tan poco como para ser la primera vez que la ejecutaba la ORCAM, La doncella elegida, compuesta por Debussy sobre la traducción francesa (La demoiselle élue) del poema prerrafaelita de Dante Gabriel Rossetti, que no solo trató el tema en este texto sino también pictóricamente. La obra ha quedado encasillada rutinariamente en el wagnerianismo, lo que no es mucho decir en la época en que está compuesta, pues todo el mundo observaba esa influencia. Pero ya se abre camino el especial mundo tímbrico de un grandísimo maestro que esboza lo que mucho mas tarde será su personaje operístico de Mélisande. Marzena Diakun arriesgó aquí tanto como en Dvorák, ya que trató de mimar lo wagneriano, pero hacer aparecer entre su floresta el color indefinible de Debussy. Creo que lo consiguió y eso queda también en su haber en esta prueba, más que superada, de su presentación en temporada. La solista era Berna Perles, que fue de menos a más en una actuación en la que lució su hermosa voz. Y hay que decir que, en todo el programa, los coristas y los profesores de la orquesta ayudaron con entrega a la brillantez del concierto.
Tomás Marco
(Foto: Javier Rosa)