MÁLAGA / La armónica mágica de John Mayall

MÁLAGA.- Teatro Cervantes. 9-X-2019. JOHN MAYALL (armónica, guitarra y teclados), Carolyn Wonderland (guitarra y vocalista), Greg Rzab (contrabajo) y Jay Davenport (batería). Obra: Nobody told me de John Mayall.
Durante muchas décadas se consideró al blues como el primigenio estilo de música negra, surgido en la zona suroriental de Estados Unidos y caracterizado por su tono melancólico y su ritmo calmo. Legendarias figuras como Charlie Patton hasta la década de los treinta y posteriores como Bukka White o Big Joe Williams, parecían insuperables. Su fidelidad a la genuina naturaleza afroamericana a este género de jazz impedía imaginar que pudiera ser impulsado con transformados patrones desde Europa antes de que llegaran a producirse tales cambios en América, y así fue debido a intérpretes como el británico John Mayall que, junto a su compatriota el guitarrista y vocalista Alexis Corner de ascendencia austriaca, iniciaron la andadura por este movimiento con tal fuerza que le imprimieron una personalidad estética tan intensa que fue objeto de atención y referencia de figuras posteriores del jazz, del pop e incluso del rock, como Eric Clapton o Mick Taylor.
John Mayall ha vuelto al Teatro Cervantes después de dos años presentando gran parte de los temas de su nuevo registro, Nobody told me, principal contenido de su gira por Europa y América del Norte con motivo de su ochenta y cinco aniversario. La vitalidad que irradia su figura en el escenario a la vez que sorprendente verdaderamente admirable, incrementándose cuando entra en acción su ser musical estimulado, en esta ocasión por un terceto superclase en sus respectivos instrumentos, destacando la guitarrista y vocalista Carolyn Wonderland, todo un portento en la improvisación, complementada por un exultante timbre de voz de la mejor solista de góspel imaginaria y con un sentido contrapuntístico en su tañido que realzaba constantemente la línea melódica que proponía en cada momento John Mayall.
Éste infundía un constante y sólido aliento artístico refinado que hacía olvidar lo orígenes más oscos del blues original, arrastrando a sus compañeros de concierto por la senda de la exactitud rítmica, la limpieza de sonido y una vehemente pasión del conjunto, destacando solísticamente cuando empuñaba su mágica armónica de la que es un maestro indiscutible. Fue en esos momentos cuando, contrapunteado por la ágil Wnderland, se alcanzaron los momentos de mayor autenticidad de este músico que respira ritmo y sonido por sus poros.
Los habituales solos de los otros miembros del grupo sirvieron para dejar patente su bondad artística. Así el bajista de Chicago Greg Rzab apuntó su calidad jugando a desnaturalizar constantemente el sonido habitual de su instrumento de manera original y novedosa, haciendo que la afinación nunca quedara afectada lo que favoreció fuera admirado el “sintiente” musical que lleva dentro. Otro tanto se puede considerar la actuación del baterista Jay Davenport, colaborador habitual elegido por Mayall desde 2008, cuando éste se desvincula del grupo Bluesbreakers. Admirador del mítico Art Blakey y del energético Billy Cobham, que deslumbró en Festival de Jazz de Málaga del año pasado, resuelve con ese instinto de espontáneo conocedor del desarrollo temático a seguir en cada momento contrastando su acción con un imaginativo y fluido tratamiento en la percusión de los platillos, dándole un curioso e imaginario efecto swing a su intervención.
John Mayall tuvo en Carolyn Wonderland una perfecta aliada para que pudiera exhibir ésta su poderío con la guitarra desarrollando y desdoblando técnicas como la derivada del toque finger-picking o el flat-picking, alcanzando momentos de auténtico delirio que enardecían al público. Así hay que entender los tres dúos que ofrecieron en constante superación expresiva respecto del anterior. El resultado musical adquiría una riqueza especial cuando Mayall hacía sonar su armónica. Era como si las líneas sonoras adquirieran una asombrosa etérea irisacion que llevaba a imaginar los ensimismados paisajes y ambientes del Delta del Misissipi en toda su riqueza plástica.
Con este concierto, el Teatro Cervantes de Málaga ha puesto una especie de pórtico a su Festival de Jazz que inicia su andadura el próximo mes de noviembre y que este año cumple su trigésimo tercera edición, en la que se alternarán figuras consagradas como el pianista Kenny Barron y el saxofonista Charles Lloyd, otros artistas de indudable valor como el trompetista Charles Tolliver, y grupos emergentes como los que lideran Ernesto Aurignac o Adrea Motis sin olvidar la presencia del noruego Nils Petter Molvaer, una de las referencias indiscutibles del jazz academicista que se hace en Europa.