MADRID / Katharina Konradi: lección de canto y encanto
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 4-IV-2022. XVIII Ciclo de Lied. Katharina Konradi, soprano. Malcolm Martineau, piano. Obras de Fauré, Schumann, Debussy, Ginastera y Montsalvatge.
Prueba brillante de la universalidad de la música es la soprano Katharina Konradi, nacida en tierras asiáticas (Kirguistán) y de formación y carrera sobre todo alemanas. En verdad, resolver un programa como el propuesto con la solvencia, el brillo y el encanto de la cantante, deja de ser un simple recital y deviene un modelo. No es corriente, en efecto, pasar con exquisita sutileza del charme salonero de Fauré al parnasianismo nocturno y gótico de las Ariettes oubliées de Debussy, a la complejidad expresiva de Schumann en su Liederkreis —todo un menú cancioneril en sí mismo— para rematar en el sofisticado neofolclorismo argentino de Ginastera y el equivalente afrocubano de Montsalvatge, con sus Canciones argentinas y Canciones negras respectivamente.
En todo este muestrario de variables lirismos, Konradi mostró, antes que nada, una versatilidad idiomática extrema al servicio de un fraseo minuciosamente resuelto con un juego de emisión ejemplar y una distribución de acentos infalible. La voz, brillante de timbre, suficiente de registros y de un encanto juvenil hecho de frescura y lozana flexibilidad, pasó con señorial certeza de un mundo a otros y etcétera. Dar respectivos caracteres a músicos tan diversos y encontrarles una familiaridad en el lirismo, es cosa de una gran artista y Konradi lo probó con creces.
Martineau fue un lujo que no por previsible y consabido, dejó admirados a todos. Cantó a Schumann desde lejos y hacia lejos, climatizó a Debussy, expuso todo el íntimo encanto de Fauré y dio color característico al argentino y al catalán, mostrando en el Gato del primero un verdadero virtuosismo.
Blas Matamoro
(Fotos: Rafa Martín – CNDM)