MADRID / Jone Martínez e Il Fervore cautivan en el FIAS
Madrid. Real Monasterio de la Encarnación. 3-IV-2022. Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid (FIAS). Jone Martínez, soprano. Il Fervore. Director y violín: Jesús Merino. Obras de Blasi, Baset, Nebra, Corselli, Facco y Durón.
El mal sabor de boca que había dejado veinticuatro horas antes el despropósito en forma de réquiem del tal Joseph de San Juan, a quien Dios tenga en su gloria, no tardó en disiparse. Bastaron solo unos compases a cargo de Il Fervore (grupo integrado por jóvenes españoles radicados en Alemania) para cambiar el ambiente reconcomido que se respiraba en el FIAS y para comprobar que en la España del XVIII, además de peñazos como el de San Juan, se hacía música muy buena.
Con programas como este sí que tiene sentido la recuperación patrimonial. Porque en este concierto también la hubo: dos arias de la ópera El robo de las sabinas de Francesco Corselli y un aria de Las amazonas de España de Giacomo Facco, título rescatado en 2004, aunque solo de forma parcial, por el Festival de Música Antigua de Aranjuez y por Los Músicos del Buen Retiro, la formación que dirigían Isabel Serrano y Antoine Ladrette. Para redondear tan satisfactoria velada, únicamente faltaba que quien cantara junto Il Fervore fuera Jone Martínez. La joven soprano vizcaína volvió a asombrar a todos: a quienes ya teníamos la fortuna de conocerla y a los que se toparon ayer con la inmensa dicha de descubrirla. Otra velada memorable, de esas a las que ya nos han (mal)acostumbrado el FIAS.
Desterremos de una vez esa falsa idea de que la España de los primeros borbones era el culo del mundo y de que Madrid era ese “poblachón manchego”, como en mala hora llegó a tildarlo Manuel Azaña. El influjo político de España declinaba, sí, pero culturalmente seguía siendo un referente ineludible. Y la música no era una excepción. Es cierto que aquí no teníamos a un Bach, a un Haendel o a un Vivaldi, pero Madrid, al menos en cuanto a la ópera se refiere, se situaba en un plano de igualdad con Venecia, Viena, Nápoles, Londres o Dresde. Y eso se debió a compositores que llegaron de Italia (los mencionados Corselli y Facco, además de otros como Falconi, Corradini, Mele, Conforto o, por supuesto, Domenico Scarlatti), pero también a algunos descollantes autores autóctonos como José de Nebra o Antonio de Literes. Todos ellos, reunidos en torno de la ciclópea figura de Farinelli, que ejercía de director de los teatros reales, y a la del talentoso libretista José de Cañizares.
El robo de las sabinas (en realidad, su título completo es La cautela en la amistad y robo de las sabinas) es una ópera que está pidiendo a gritos una recuperación en las debidas condiciones, a sabiendas de que no es tarea fácil, ya que implica poner sobre el escenario nada menos que a… ¡nueve sopranos! Las dos arias que sonaron ayer, por primera vez en tiempos modernos (Cristal detenido y Sube el fuego a su elemento), son sencillamente deslumbrantes. Es una tragedia que la anunciada Achille in Sciro que había programado el Teatro Real para 2020 no se pudiera llevar a cabo por culpa de la covid (se decretó el confinamiento antivírico solo unos días antes del estreno), y no es menos tragedia que Il Farnace se acometiera hace años en unas circunstancias que dejaron mucho que desear. Corselli es uno de los nombres más importantes en la historia de la música española y merecía un mayor respeto por parte de todos.
El aria de Facco Reinar más es penar es una de las que no estaban en aquella recuperación parcial de Las amazonas de España que llevó a cabo el Festival de Aranjuez, pero sí figuraba Ay, infelice, qué oí. Ambas, al igual que las dos de Corselli, fueron cantadas primorosamente por Jone Martínez, quien asimismo bordó dos arias de Nebra incluidas en el programa: Adiós, prenda de mi amor y Más fácil será el viento, pertenecientes al drama armónico Amor aumenta el valor. La soprano se encontró a gusto en medio de la arrolladora energía que desprendían los integrantes de Il Fervore (los violinistas Jesús Merino y Lorena Padrón, la violonchelista Candela Gómez, el violista Iván Sánchez Schwartz, el contrabajista venezolano Jonathán Álvarez, el tiorbista Pablo Zapico y el clavecinista Julio Caballero), aunque estas arias del Barroco español son muy demandantes para un cantante por la cantidad de saltos interválicos que encierran.
El programa terminó de configurarse con pasajes instrumentales del conocido como “Señor Blasi” (en concreto, la obertura que se interpretó para una producción catalana de Las Amazonas de España que se hizo algunos años después del estreno en Madrid) y del valenciano Vicente Baset, de quien apenas sabemos algo más que fue violinista en el Teatro del Buen Retiro. Como regalo final, Jone Martínez e Il Fervore ofrecieron una bellísima lectura del aria Ondas, riscos, pezes, mares… de la zarzuela barroca Veneno es de amor la envidia de Sebastián Durón.
Eduardo Torrico