MADRID / Encantador y lúdico concierto en el Palacio de Liria
Madrid. Salón de música, Palacio de Liria. 27-X-2023. Concerto 1700. Daniel Pinteño, violín y dirección. “La música de la Casa de Alba: reflexiones dieciochescas”. Sonatas de José Herrando, arreglos de Joaquín Nin y fragmentos de zarzuela con arreglos de Pablo Suarez.
El concierto resultó ser una velada encantadora donde pudimos disfrutar de un programa ciertamente divertido y original en el magnífico Salón de música del Palacio de Liria, un espacio palaciego, normalmente cerrado a las visitas, que dispone de un escenario para los músicos enmarcado por un arco rebajado y donde, entre sus excelentes pinturas y mobiliario, nos encontramos con un excepcional retrato del gran Alessandro Scarlatti, con un canon en su mano, pintado por Francesco Solimena y una carta manuscrita de Domenico en un escritorio situado a su pie.
Una parte del programa estaba dedicada a las sonatas para violín y continuo de José Herrando (ca. 1720-1763), quien fue primer violín de la Real Capilla de la Encarnación, después en el Coliseo del Buen Retiro con Farinelli y finalmente, primer violín en la Real Capilla. Herrando participaba en otros eventos de la nobleza, como en las veladas del palacio madrileño de los duques de Alba, lo que permitió disponer de una buena colección de sus composiciones en el archivo de la Casa de Alba. Desgraciadamente, el incendio del Palacio de Liria causado por los bombardeos de 1936 durante la Guerra Civil provocó la pérdida de todo el archivo musical, nada menos que quinientos años de memoria, además de otros archivos fundamentales de la casa de Alba.
Afortunadamente, al menos, el musicólogo José Subirá había realizado en 1928 un inventario a instancias del XII duque de Alba, donde constaba que las obras de José Herrando en el archivo eran doce sonatas para violín y bajo, doce tocatas para violín, doce tríos para dos violines y bajo, algunos dúos para dos violines, así como un Libro de diferentes lecciones para la viola. Subirá copió además a mano ocho de las sonatas de Herrando, lo que ha permitido que lleguen hasta nosotros. Algunos de los movimientos de esas sonatas fueron dados a conocer con los arreglos que hizo Joaquín Nin en el primer volumen de Clásicos españoles del violín (París, 1937), con el lenguaje musical de su propia época.
Para conformar el peculiar programa, durante el concierto se abordaron tanto sonatas originales de Hernando, a partir de reconstrucciones musicológicas de Raúl Ángulo, como adaptaciones de sus piezas por Nin. Junto a ellas, pudimos disfrutar de una serie de fragmentos de zarzuela del primer tercio del siglo XX, coetáneos de Nin, basadas en danzas o temática dieciochescas, y graciosamente adaptadas por Pablo Suarez. Precisamente la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero era promotora del concierto junto a la casa de Alba.
De esa manera, se producían idas y venidas de música del dieciocho de Herrando, adaptaciones del siglo XX de su música a cargo de Nin y atractivos fragmentos de la visión zarzuelera del dieciocho. Tanta mezcla resulto divertida y derivó en un concierto francamente agradable, lleno de momentos vistosos para el lucimiento de los intérpretes. Para realizar todas esas transiciones, Concerto 1700 tuvo que ir adaptando los instrumentos, en el caso de Daniel Pinteño, que dirigía desde el violín, y de Ester Domingo, con su violonchelo, fueron cambiando sus arcos y ajustando afinaciones, pero aún más aparentes quedaron los cambios de Ignacio Prego, que iba pasando de su clave modelo Ruckers 1624, para el “Herrando original”, a un piano Steinway moderno para el resto, lo que hizo con gracia y estilo, con la no poca dificultad que implican esas transiciones, por la idiosincrasia de tan distintos teclados y sonoridad, y en ocasiones realizadas en mitad de las piezas de manera sorpresiva.
El concierto comenzó en la parte moderna, con la Gallarda adaptada por Nin de la Sonata VI de Herrando, para proseguir con unos fragmentos de zarzuela que resultaron deliciosos, tanto la Gavota de La calesera de Francisco Alonso, muy melodiosa y dulce en las manos de los diestros intérpretes, como la Duquesa Cayetana de La caramba de Federico Moreno Torroba, con unos momentos de violonchelo especialmente llenos de gracia. Terminó el bloque con un Minué de Nin sobre la sonata VI de Herrando, con el ágil violín de Pinteño y el acompañamiento elaborado de violonchelo y piano.
El segundo bloque abordó con criterios historicistas la Sonata IV de Herrando, cuyo cambio de sonoridad por los instrumentos y el lenguaje barroco contrastó con lo anterior y donde pudimos apreciar la calidad de esas sonatas de Herrando de estilo italiano, con su vigor melódico e inventiva rítmica, con unos intérpretes excelentes, dominadores de este lenguaje
El siguiente bloque comenzó con La afectuosa, adaptación de Nin sobre la Sonata IV de Herrando, que sonó fresca con gran protagonismo de todos los instrumentos, y le siguieron la Farruca y guajira de La camisa de la Pompadour de Jacinto Guerrero, y otras dos piezas de Nin, La galante y Pastoral, para seguir con el fantástico fandango del Preludio del segundo acto de Los burladores de Pablo Sorozábal, realmente enérgico y esplendido, que comenzó con Prego al clave y después con el piano.
Después llegó la Sonata V de Herrando con interpretación históricamente informada para finalizar con otro bloque moderno, con la coqueta Pavana de la obra Don Gil de Alcalá de Manuel Penella, la pieza La alegre de las adaptaciones de Nin y el festivo Fandango de La zapaterita de Francisco Alonso. De propina, tras entusiasta petición popular, aun ofrecieron la Rumba de Jacinto Guerrero. Los músicos también disfrutaron en este curioso y original viaje sonoro de ida y vuelta y ello, unido a su calidad excepcional y su gracia interpretativa, hizo que el público saliera muy contento en una estupenda velada en un marco incomparable.
Manuel de Lara