MADRID / Emotiva despedida de año en el Teatro de la Zarzuela

Madrid. Teatro de la Zarzuela. 30-XII-2020. Concierto de Navidad: Obras de Chueca, Chapí, Guerrero, Bretón, Barbieri, Serrano, Giménez, Sorozábal, Lleó / Yolanda Auyanet, soprano, Nancy Fabiola Herrera, mezzosoprano. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Víctor Pablo Pérez.
Sin faltar a su cita, a pesar de la pandemia, el Teatro de la Zarzuela celebró su ya tradicional Concierto de Navidad, algo que el público asistente siempre agradece, con un escenario de gala con lámparas colgantes y el fondo de telón rojizo y oro. El programa incluía romanzas, dúos, marcha y coros de importantes obras de nuestro género lírico, así como otras piezas menos conocidas, como los fragmentos de El relámpago de Barbieri, Los presupuestos de Villapierde de Lleó y Calleja o ¡Al agua, patos! de Ángel Rubio. A todo ello se añadió un espiritual negro, Go Tell It on the Mountains, y un villancico canario, Lo Divino, de Fermín Cedrés.
De hecho, las grandes protagonistas de la gala fueron dos cantantes canarias que demostraron su buena línea de canto y sus grandes dotes artísticas. Conforme transcurría el espectáculo fueron afianzándose y haciendo sus intervenciones más comunicativas en gesto y canto, ganándose a un público que reaccionó generosamente.
Tanto Yolanda Auyanet como Nancy Fabiola Herrera acometieron el recital con tres intervenciones individuales cada una. Herrera comenzó con la romanza de Socorro “¡Cuando está tan hondo!”, de El barquillero de Chapí, a medio camino entre lo lírico y lo dramático. Más adelante mostró su entrega con la canción “Sierras de Granada” de la zarzuela La Tempranica, del sevillano Gerónimo Giménez, una de las más importantes romanzas de la historia lírica, a medio camino entre la recitación y el canto y en la que el elemento verista tiene una relevante presencia, donde estuvo admirablemente acompañada por el solo de la concertino. Herrera lució un bonito mantón y un adecuado gesto en el tango de la Menegilda de La Gran Vía, “¡Pobre chica, la que tiene que servir!”, uno de los mayores éxitos de Chueca y Valverde, ejemplo de prototipo de sirvienta popular que desarrolla una serie de estrategias no demasiado éticas para sobrevivir.
Acometió Auyanet con igual solvencia la romanza de Sagrario “No me duele que se vaya” de La rosa del azafrán, de Jacinto Guerrero, cuya densidad dramática permitió el lucimiento de la cantante, quien enseguida mostró su lado más lírico en la canción veneciana de Angelita “Pensando en el que la quiere” de la zarzuela en un acto El carro del sol, de José Serrano, de extraordinaria riqueza melódica. Auyanet concluyó su intervención individual con la romanza de Rosario de la zarzuela cómica El cabo primero, de Manuel Fernández Caballero, “Yo quiero a un hombre con toda el alma”, una de las páginas más inspiradas del maestro murciano.
Se completó la velada con seis dúos que ambas cantantes afrontaron con dominio y bien conjuntadas que motivaron disfrute e hilaridad. El dúo de Enriqueta y Clara “En torno mío reina el placer” es uno de los momentos más felices de la poco conocida obra de Barbieri El relámpago. Continuaron con el difícil dúo entre las dos protagonistas femeninas, Doña Pepita y la Princesa de Luzán, de Pan y Toros -también de Barbieri- “Quién cogida es in fraganti”, en la mejor tradición del belcantismo, con un uso extremo de la tesitura aguda y cargado de florituras. Insinuante página, también poco conocida, la del dúo “Remolacha dulce, acércate” de Los presupuestos de Villapierde, de Vicente Lleó y Rafael Calleja. Otra partitura nada habitual es el pasillo cómico-lírico marítimo de Ángel Rubio ¡Al agua, patos! Esta pieza constituye un buen ejemplo del arte de consumo del teatro por horas, ligera, animada, chispeante y sugerente en el dúo-vals de Lola y Pepa “Somos dos casadas”. Se cerró la Gala a dúo con el villancico canario y el espiritual negro antes señalados, dobde una vez más se hizo valer la buena técnica de ambas cantantes.
En alternancia y contraste, cabe destacar las intervenciones de la orquesta y el coro en páginas como la “Marcha de la Constitución de Cádiz” y el pasacalle “El barrio de la Viña” de la zarzuela de Chueca y Valverde Cádiz; las seguidillas de La verbena de la Paloma de Tomás Bretón, la ensalada madrileña de Don Manolito de Pablo Sorozábal y “Dicen que en el Pardo” de El barberillo de Lavapiés de Barbieri. La dirección musical de Víctor Pablo Pérez estuvo llena de matices y elegancia que la orquesta supo entender cuidadosamente.
Los grandes aplausos del público obligaron a soprano y mezzo a brindar una sabrosa propina: el bolero “Niñas que a vender flores” de Los diamantes de la corona de Francisco Asenjo Barbieri.
Manuel García Franco