MADRID / Corselli y Nebra nunca defraudan
Madrid. Auditorio Nacional (Sala de cámara). 7-IV-2022. Ciclo Universo Barroco del CNDM. Alicia Amo, soprano. Musica Boscareccia. Director y violín: Andoni Mercero. Obras de Corselli, Nebra, Pergolesi, De Albero y Soler.
Muerto a los 26 años, la influencia de Giovanni Battista Pergolesi en la Europa occidental de su tiempo fue enorme, al punto de que cientos de compositores intentaron imitar su música y de que fueron también cientos las obras que se le atribuyeron tras su fallecimiento, seguramente en un intento de que esas partituras mistificadas se vendieran con mayor facilidad. España no fue ajena a aquella fascinación que despertaba el de Jesi, razón por la cual no había catedral o iglesia importante que no tuviera partituras de sus más afamadas obras sacras y de que no hubiera maestro de capilla que se preciase que no escribiera siguiendo su estilo. Dicho sea de paso, jamás llegaré a entender aquel fenómeno: Pergolesi me parece un notable compositor en el campo en el que menos es frecuentado, el de autor de obras para la escena (sólo compuso cuatro óperas —La Salustia, Il prigioner superbo, Adriano in Siria y L’Olimpiade—, pero… ¡qué óperas!) y, sin embargo, el resto de su producción, especialmente sus obras dos obras más celebradas —la ópera bufa La serva padrona y el inevitable Stabat Mater— se me antojan de una aterradora mediocridad.
Este programa presentado por Musica Boscareccia en el ciclo Universo Barroco del CNDM evidenciaba en buena medida esa influencia, ya que contenía un Salve Regina de José de Nebra tributario de otra de las obras más más frecuentadas de Pergolesi, el Salve Regina en Do menor para soprano y cuerdas, compuesto en 1736, es decir, el mismo año de su muerte, razón por la cual se estrenó a título póstumo. Comparadas ambos motetes, no tengo la más mínima duda de que el debido al bilbilitano ofrece una calidad muy superior, seguramente porque Nebra también fue como compositor, en mi humilde opinión, muy superior a Pergolesi.
El gran atractivo del programa lo constituían dos obras de Francesco Corselli rescatadas del ostracismo: una Lamentación segunda de Viernes Santo y un Regina Coeli, transcritas ambas por Andoni Mercero, director de Musica Boscareccia e infatigable investigador, junto a Alicia Amo —la soprano del grupo— en la producción del músico de Plasencia (de la Plasencia italiana, es decir, de lo que ahora, ignoro por qué motivo, en España se dice Piacenza; que yo sepa, nadie dice Torino en lugar de Turín, Milano en lugar de Milán ni Firenze en lugar de lugar de Florencia). Producción de la que, lamentablemente, solo se ha recuperado hasta la fecha una pequeña parte.
Corselli nunca defrauda. No, no fue casualidad de que fuera durante cuarenta y cuatro años (los cuatro primeros, de manera oficiosa) maestro de la Real Capilla. Con Nebra como colaborador más cercano, Corselli estuvo al frente de primera institución musical española justo en el momento de su máximo esplendor. El Regina Coeli ahora recuperado (fechado en 1750) proporciona una idea muy aquilatada de la grandeza del Corselli compositor, que no solo dejó un valiosísimo legado sacro, sino que también estrenó un buen número de obras para la escena y una nada desdeñable colección de música instrumental, en la que hay que incluir el deslumbrante Concertino a cuatro que Musica Boscareccia interpretó inmediatamente antes del Regina Coeli.
Justo a estas obras, Musica Boscareccia incluyó sendos arreglos de Mercero de una fuga y una sonata de Sebastián de Alberto (la segunda, preciosa) y de la Sonata para clave en Re menor R 117 del padre Antonio Soler. Como propina, sonó un movimiento (el Eja Mater) de un Stabat Mater de Alessandro Scarlatti que Mercero presentó como estrenado en Nápoles en 1735 (obviamente, se trató de un lapsus, ya que Scarlatti padre falleció en 1725) y que, como el Stabat Mater de Pergolesi, fue un encargo de la noble fraternidad de la Iglesia de Santa Maria dei Setti Dolori. Precisamente el Stabat Mater de Pergolesi fue encargado para servir de reemplazo a este Stabat Mater de Alessandro Scarlatti.
Integrada por dos violines (Alexis Aguado, además de Mercero), una viola (Kepa Artetxe), un violonchelo (Mercedes Ruiz), un violone (Xisxo Aguiló) y un archilaúd (Juan Carlos de Mulder), además de clave y órgano (Carlos García Bernalt), Musica Boscareccia sonó con el mismo empaque y la misma transparencia de siempre. Por su parte, Alicia Amo, tras su reciente maternidad, evidenció que no le ha costado recuperar pronto la forma y volvió a cautivarnos con su bello timbre y con esa pirotecnia vocal a la que nos tiene ya acostumbrados.
Eduardo Torrico
(Foto: Rafa Martín – CNDM)
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