MADRID / Concerto 1700 ofrece un meritorio maratón de tríos dieciochescos
Madrid. Fundación Juan March. 20-III-2024. Concerto 1700: Daniel Pinteño y Fumiko Morie, violines; Ester Domingo, violonchelo. Trío y retratos: Castel y Goya. Obras de Brunetti, Castel y Boccherini.
Gracias a la labor de los intérpretes, historiadores, musicólogos y programadores nuestra visión de la música española del siglo XVIII se ha ensanchado enormemente en las últimas décadas. Sin ánimo de pormenorizar, nombres como los de Durón, Literes, José de Torres, Corselli, Conforto, Valls, Nebra, Iribarren, Brunetti o Baguer se han unido a los de Domenico Scarlatti, Soler, Boccherini y Lidón (véase aquí un guiño a mis amigos organistas), que durante mucho tiempo fueron los únicos visibles en los conciertos. Los estudios de los últimos años nos presentan un panorama mucho más rico y complejo que desmiente el paisaje yermo que aún pervive en el imaginario de algunos aficionados. La riqueza no se manifiesta sólo en el número de compositores de valía sino en el contexto en el que intervienen las formas de producción y consumo musical, más variado y conectado con el resto de Europa de lo que se tendía a pensar.
Tal y como cuenta Lluís Bertran en las excelentes notas del programa de mano –de las que estas líneas son deudoras–, entre las formas musicales que se desarrollaron al calor del gusto por la música de cámara en las tres últimas décadas del siglo XVIII, el trío para cuerda ocupa un lugar protagonista. Las publicaciones de este género son innumerables, tanto en España como en las imprentas musicales de París o Londres, donde llegaron las obras de los compositores españoles, en algunos casos plenamente integrados en los circuitos europeos. La demanda de tríos –bien con dos violines y chelo, bien para violín, viola y violonchelo– era enorme porque por su formato se adaptaba perfectamente a las necesidades de esa música “de gabinete” que se interpretaba en los salones de la aristocracia y burguesía más cultivadas. Algunos retratos de estas élites ilustradas, incluidos varios de Goya, que tuvieron relación con los compositores del programa, se proyectaron durante las interpretaciones del concierto que nos ocupa.
Dentro de su incansable labor de revalorización y difusión del patrimonio musical español, la Fundación Juan March, de la mano de Concerto 1700, reunía a los tres compositores que mejores contribuciones hicieron en nuestro país al género del trío con dos violines: Gaetano Brunetti, Luigi Boccherini y José Castel. De los tres sin duda el menos conocido es Castel, un músico navarro que desarrolló su carrera entre su tierra natal, Aragón y Madrid. Sus Seis tríos para dos violines y violonchelo son una de las aportaciones más interesantes de este repertorio, en los que se conjugan la frescura junto a un indudable conocimiento de la música europea de su tiempo, especialmente la de Haydn. Al igual que el maestro austriaco, Castel juega frecuentemente con las expectativas de los oyentes, introduciendo numerosas sorpresas que rompen la predictibilidad del molde clásico. De esta colección se interpretaron los números uno, tres y cuatro, obras en tres o cuatro movimientos, que terminan frecuentemente en un menuetto.
Junto a ellos se interpretaron dos obras en la tonalidad de Sol Mayor: el Trío op. 3 n.º 6 de Brunetti y el Trío en op. 34 n.º 2 de Boccherini. La primera es una pieza con momentos de un humor casi haydniano mientras que la segunda es una obra monumental de una de las colecciones más importantes de su autor, en la que vemos al mejor Boccherini, pleno de ingenio y de dominio de los recursos formales.
La interpretación de Concerto 1700 tuvo la virtud de recrear el tono general de esta música de forma admirable. La amabilidad y ligereza –que no banalidad– en la que se mueve el discurso, que despierta en el oyente una inevitable sonrisa, pero también los toques melancólicos o dramáticos que aportan las incursiones en tonalidades menores –rápidamente disipados, eso sí–, todo estuvo presente en su justa medida, incluido el humor ornitológico del Allegro con molto del trío de Brunetti. Se nota que el grupo que dirige Daniel Pinteño ha interpretado esta música con asiduidad y que en la familiaridad conseguida a base de estudio la han aprendido a amar, contagiando esa sensación a los oyentes. Las dificultades técnicas están perfectamente dominadas, con una impecable afinación, y han llegado a conseguir ese aire de engañosa facilidad imprescindible para que la interpretación fluya, redondeando unas lecturas que hacen plena justicia a estas obras. El público así lo apreció con sus generosos aplausos, correspondidos por la interpretación del minueto del segundo trío de Castel, autor que para algunos –entre los que me incluyo– fue el gran descubrimiento de la velada.
Imanol Temprano Lecuona