MADRID / COMA 23: la multivariedad del violín
Madrid. Sala Falla del Conservatorio Superior de Música. 16-XI-2023. Mario Pérez, violín, viola y electrónica. Obras de Jiménez, Díaz-Jerez, Núñez, Ferrando, Guajardo, Gómez y Cruz de Castro.
Desde su aparición en el elenco instrumental, el violín ha demostrado ser dúctil y variado, no solo en términos de melodía, sino también al demostrar su valía polifónica, como evidenció el propio Bach. En tiempos modernos, ha experimentado un desarrollo en su técnica y ampliado sus posibilidades, revelándose así como un instrumento de una versatilidad absoluta.
Este aspecto se ha explicitado/evidenciado cumplidamente/plenamente en este concierto de la 25ª edición del Festival de Música Contemporánea de Madrid 2023 (COMA 23) con una brillante exhibición de Mario Pérez, quien, mediante el uso de violines y violas clásicos, pero también eléctricos, estableció un enriquecedor diálogo con diversos tipos de electrónica, recurriendo incluso a la percusión, en un espectáculo de lo más amplio y atractivo.
Con la interpretación de Tres imágenes para Tristán, Graciela Jiménez (1965) introdujo elementos que ponen de manifiesto las innovaciones lingüísticas presentes en el violín, que transitan desde la expresión fundamentada en el empleo del arco hasta llegar a nubes etéreas de armónicos. La expresión y el timbre adquieren mayor relevancia que las estructuras, dando como resultado una forma rapsódica que destaca por su encanto.
El canario Gustavo Díaz-Jerez (1970), además de ser un reputado pianista, es uno de los compositores españoles que más seriamente y mejor ha planteado a la música como arte matemático (y no por ello menos expresivo). En su obra Merula, se combina la grabación modificada del canto de un mirlo sobre un violín que dialoga en el mismo ámbito que las glosas refinadas, e incluso con microcitas, del manierista italiano Traquinio Merula (1595-1665), quien empleó también la referencia del canto del mirlo en uno de sus motetes. Además de ser una bella obra, Merula da toda una lección de perfección formal, en la que destaca por poseer un sensacional sentido de la proporción estructural.
Pionero de la música electroacústica en España, Adolfo Núñez (1954) propone en Zozobras tres piezas que tratan con cierta ironía temas tan reconocibles como Happy Birthday o la Música Nocturna de Boccherini. Un muy buen trabajo de capas y bucles sonoros, similar al planteado por Ignacio y Jorge Ferrando en Solos acompañados, título que contiene y alberga toda una técnica.
Pedro Guajardo (1960) siempre ha sabido arriesgar en sus obras para conseguir nuevos enfoques y realidades sonoras desconocidas hasta entonces. Así lo hace en Duetto nº 3, muy definitorio en su manera de concebir la creación musical, ofreciendo así diversas formas de disfrute en su escucha.
Pedro Gómez (1982) basa sus Ciclos del tiempo en las teorías cosmológicas de Roger Penrose. Puede parecer mucho para un violín autograbado, pero también resulta ser una hipótesis de trabajo que desemboca en una obra profesional, sonoramente llamativa y con un resultado muy interesante.
El “sénior” del grupo es Carlos Cruz de Castro, compositor siempre inventivo y de resultados tan interesantes como excelentes en lo que a sonoridad respecta. Cuatro extremidades es un título francamente literal, pues mientras el intérprete alterna la interpretación de violín y viola, tiene los pies ocupados, tocando con uno el hi-hat y con el otro el bombo. Se trata de una especie de hombre-orquesta que no solo se muestra, sino que hace música de la buena. No solo es un recital sobrado de facultades, técnica y musicalidad, sino que también es una esplendorosa exhibición en la que obra e intérprete se unen para cerrar un concierto de gran interés, lleno de talento creativo e interpretativo que supo llegar al público y que constituyó otro éxito para este singular COMA 23.
Tomás Marco
(foto: Juan Vicente Chuliá)