MADRID / ‘Bravissima’ Marina Monzó en Mozart; excelente Christoph König en Bruckner
Madrid. Teatro Monumental. 05-X-2023. Orquesta Sinfónica y Coro RTVE. Marina Monzó; Stepanka Pucalkova; Airam Hernández; Damián del Castillo. Director: Christoph König. Obras de Arriaga, Mozart y Bruckner.
El jueves pasado comenzó en el Teatro Monumental la nueva temporada de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE (OCRTVE) con el nuevo director titular, Christoph König, al frente. Un total de veinte conciertos; doce de ellos con directores invitados, de los cuales sólo dos o tres son españoles. También ha habido cambios en la subdelegación artística de la orquesta: la violinista Rocío León ha sustituido a Manuel Herrero, quien ha vuelto a incorporarse a la sección de contrabajos de la orquesta.
El programa llamaba la atención por el gran contraste entre las obras netamente clásicas de la primera parte —la Obertura Los esclavos felices de Juan Crisóstomo de Arriaga y la Misa de la coronación K.317 de Wolfgang Amadeus Mozart— y la única, muy romántica —la Sinfonía nº 4 de Anton Bruckner—, de la segunda. A priori, uno podría preguntarse si eso no es mezclar churras con merinas, pero después de haber visto y escuchado el concierto, la verdad es que el resultado musical fue sobresaliente. Sólo cabría hacer unas pequeñas observaciones extramusicales, aunque importantes, que atañen a la liturgia del concierto. Entre la Obertura de Arriaga, corta, y la Misa de Mozart hubo un parón para cambiar la disposición de la orquesta, lo cual hace que el público pierda el hilo conductor del concierto; al comienzo de la segunda parte, Christoph König se dirigió de viva voz al público para presentarse como director titular y hablar de la Sinfonía de Bruckner: un micrófono habría facilitado que se le oyera mejor en el anfiteatro, por ejemplo.
La música de Arriaga es amable y la orquesta hizo una magnífica interpretación de la Obertura Los esclavos felices, muy clásica en cuanto a sonoridad y dinámica. Fue un pequeño aperitivo con el que abrir boca y oídos para la excelente interpretación que la orquesta, el coro y los cuatro solistas hicieron de la Misa de la coronación de Mozart. Después del excelente fin de temporada que protagonizó el Coro RTVE hace unos meses, las expectativas eran muy altas. ¡No defraudó! Los maestros del coro demostraron que están en plena forma: excelente conjunción, timbres emocionantes, bellísimas dinámicas y envolvente potencia sonora. En estado de gracia estuvo la soprano valenciana Marina Monzó, quien ya desde el Kyrie sobresalió con una bella voz que corría libre y emocionante por la sala. ¡Bravissima!, que dirían los italianos. Además, estuvo muy inteligentemente arropada por la dirección de König, quien favoreció, con buena mano izquierda, que la voz de la Monzó destacara sobre el sonido muy bien equilibrado de la orquesta. ¡Qué exquisito Agnus dei fluyó de su boca! El tenor canario Airam Hernández también tuvo momentos de melodiosa belleza. Y los cuatro solistas —la mezzosoprano Stepanka Pucalkova y el barítono Damián del Castillo completaban el elenco— cantaron estupendamente al alimón, tanto acompañados por el coro como por la orquesta.
Tras el descanso, llegó el plato fuerte de la noche, la Sinfonía nº 4 de Bruckner, conocida como Romántica. Una obra larga y un reto para cualquier director que quiera llegar a buen puerto en el inmenso océano bruckneriano. La ORTVE estuvo muy equilibrada, la sección de trompas, magnífica. Cabe destacar la fabulosa interpretación, a lo largo de toda la sinfonía, del trompista José Chanza a quien, por cierto, se le cayó un gemelo de la manga de la camisa durante el Scherzo. La sinfonía de Bruckner, llena de pequeños detalles sonoros, sirvió para comprobar la calidad de los maestros de la orquesta. Así, magnífica estuvo la flautista Mónica Raga y también el trompetista Francisco de Borja Antón, quien tuvo unos estupendos detalles en respuesta a la trompa de Chanza durante el Scherzo, por ejemplo. Los trémolos pianissimi de las cuerdas, divinos; estupenda la sección de contrabajos que estaban dispuestos al fondo de la orquesta, en alto y de frente al público —lo cual daba gran profundidad a los bajos orquestales—, muy bueno también el timbalero Rafael Más. En general, la orquesta sonó muy equilibrada. Muy buenas las dinámicas propiciadas por la batuta de König, esos emocionantes y difíciles crescendi que abundan en la partitura. Por poner alguna objeción, quizás el final se quedó un poco corto en comparación con los estupendos cambios de dinámica a lo largo de toda la sinfonía. No obstante, la lectura de König no tiene nada que envidiar a otras de referencia como las de Kurt Masur con la Gewandhausorchester Leipzig o la de Gunter Wand con la NDR.
A uno esta larga sinfonía se le pasó en un santiamén. El debut de Christoph König como titular de la OCRTVE fue, como dirían los alemanes: Ausgezeichnet!
Michael Thallium