MADRID / Accademia del Piacere: esplendor hispalense junto a Cibeles

Madrid. Palacio del Marqués de Salamanca. 16-12-2022. Hispalis Slendens, Magna Musica (obras de Correa de Arauxo, Guerrero, Fuenllana, Peraza y Mudarra). • 17-12-2022. Colombina – Músicas para el duque de Medina Sidonia (obras de Juan de Urrede, Cornago, Juan de Triana, Dalza, Obrecht, Enrique y anónimas). Accademia del Piacere. Director y viola da gamba: Fahmi Alqhai.
Bastante menos conocido que el Cancionero de Palacio, el de la Casa de Medinacelli, el de Uppsala o el del duque de Calabria, el Cancionero de la Colombina es una de las colecciones de polifonía española más relevantes del siglo XV. Copiado durante el reinado de los Reyes Católicos, es anterior a los otros mencionados. Todo hace indicar que fue compilado para alguna familia noble de Sevilla, seguramente la de los duques de Medina Sidonia, que era el principal poder en la ciudad hispalense. En 1534, fue adquirido por Fernando Colón, segundo hijo del descubridor de América, quien lo agregó a su amplísima biblioteca, que ya constaba de 15.000 volúmenes. A su muerte, dicha biblioteca pasó a la Catedral de Sevilla, donde todavía hoy se conserva (en un estado no demasiado bueno, dicho sea de paso). Incluye 95 composiciones, entre las que predomina el género de la canción (40 piezas) frente al villancico (30), siendo Juan de Triana el autor más representado (20).
Hará cosa de diez años, Fahmi Alqhai comenzó a investigar en este cancionero, con el propósito de grabar un disco con piezas contenidas en él. La perenne falta de ayudas por parte de organismos públicos o de entidades privadas le disuadió de su empeñó, hasta que, no sin sorpresa, el violagambista sevillano y su Accademia del Piacere obtuvieron una Beca Leonardo de la Fundación BBVA, cuya dotación económica les permitió, por fin, grabar ese disco urdido dos lustros antes. El disco apareció el pasado mes de junio y ha sido objeto de todo tipo de elogios por parte de la crítica musical. Tanto ha sido su éxito que la propia Fundación BBVA encargó posteriormente a Alqhai un concierto en torno al Cancionero de la Colombina para hacerlo en Madrid, en la sede de su Fundación, justo al lado de la estatua de la diosa Cibeles. Concierto que ha venido acompañado por un segundo dedicado a otra luminaria sevillana de la música renacentista: Francisco Guerrero (1528-1599).
El pasado viernes tuvo lugar el programa Hispalis Splendens, Magna Musica, centrado en la figura de Guerrero, y el sábado sonaron algunas de esas piezas del Cancionero de la Colombina tanto tiempo arrinconadas. Para el primer programa, la Accademia del Piacere recurrió a la soprano Cristina Teijeiro (brillante y poliédrica cantante), al joven contratenor jerezano Bruno Campelo (¡qué bella voz la suya!) y a dos de las voces más fiables de entre las que se dedican a cantar música renacentista o barroca en España: el tenor Francisco Díaz-Carrillo y el bajo Jesús García Aréjula. Fueron seis los instrumentos: tres violas da gamba (el propio Fahmi Alqhai, Johanna Rose y Rami Alqhai), vihuela (Carles Blanch), órgano (Javier Núñez) y percusión (ese venerado icono de la música antigua que es Pedro Estevan).
El sábado, tanto la plantilla vocal como la instrumental crecieron en número. A las voces de Díaz-Carrillo y García Aréjula se unieron las de la soprano Alena Dantcheva, el contratenor Gabriel Díaz y el bajo Javier Jiménez Cuevas. A los seis instrumentistas se sumaron Marta Graziolino (arpa renacentista) y un trío de ministriles formado por Gabriel Atienza (chirimías), David García (sacabuche) y Luis Castillo (bajón).
Como no podía ser de otra manera, muchas de las obras del primer día estaban íntimamente relacionadas con la Navidad. Sobre todo, algunas de las villanescas espirituales que Guerrero publicó en Venecia en 1584, solo un par de años antes de que el sexagenario sacerdote, una vez que habían fallecido sus padres, emprendió un largo y azaroso viaje a Jerusalén (fue capturado por piratas franceses y tuvo que ser rescatado mediante el pago de una fuerte suma de dinero). Niño Dios d’amor herido, Vamos al portal o A un niño llorando al yelo fueron algunas de las piezas cabalmente interpretadas por el cuarteto vocal. Alqhai fue intercalando hábilmente entre ellas piezas instrumentales de esas que nos resultan tan familiares, como Guárdame las vacas o la Fantasía que contrahaze la harpa en la manera de Ludovico (espléndidamente tañida por Blanch a la vihuela).
La segunda jornada resultó aún más festiva, seguramente por la presencia de los ministriles (muy notables los tres, pero especialmente Atienza con las chirimías). Dantcheva cantó con ese poderío que es proverbial en ella, Díaz se mostró segurísimo como siempre (esto en él no es noticia: jamás le he visto fallar una nota en las decenas de conciertos que le escuchado) y García Aréjula, apoyado en Jiménez Cuevas, estuvo aún más imponente que el día anterior (el donostiarra incluso dirigió en algunos momentos con acertado gesto al resto de los cantantes). La Spagna, una de las danzas más célebres del Renacimiento, sonó hasta en tres versiones diferentes (arregladas por Alqhai, la última de ellas como bis, cuando los estruendosos fuegos artificiales del exterior acompañan, Paseo de la Castellana arriba, el regreso a casa de miríadas de seres humanos que esa tarde-noche habían tomado el centro de la capital imbuidos del espíritu navideño.
Se puede, no lo discuto, disfrutar en algún concierto más que en estos dos de Accademia del Piacere en el Palacio del Marqués de Salamanca, pero debe de ser muy difícil. Alqhai ha dado con la tecla para que quienes escuchan a su grupo salgan siempre con una sonrisa de oreja a oreja. Creo que tiene que ver con ello el que quienes integran el grupo disfrutan haciendo música tanto o más que el público escuchándolos.
Eduardo Torrico
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