LISBOA / Excelentes ‘Indes galantes’ por Leonardo García Alarcón
Lisboa. Auditorio de la Fundación Gulbenkian. 19-X-2023. Julie Roset, Sophie Junker, Mathias Vidal, Edwyn Crossley-Mercer. Coro de la fundación Gulbenkian, Orquestra de la fundación Gulbenkian. Dirección musical: Leonardo García Alarcón. Jean-Philippe Rameau: Les Indes galantes.
Junto al magnífico Teatro de São Carlos, la Ópera de Lisboa, el Auditorio de la Fundación Gulbenkian es el otro gran escenario de música clásica de Lisboa (aunque hay un tercero, el Auditorio del Centro Cultural de Belém, sede de la Orquesta Metropolitana de Lisboa). Con capacidad para 1.200 personas y un fondo acristalado que permite contemplar los árboles centenarios del parque en el que se levanta, ofrece una programación musical rica y variada, y es, por supuesto, la sede “histórica” del conocido Coro y Orquesta de la Fundación Gulbenkian. A gusto en todos los repertorios, desde el barroco hasta la música contemporánea, fue en este primer repertorio donde tuvimos la suerte de escucharlos: hay que decir que estuvieron dirigidos por uno de los mejores directores barrocos del momento, el suizo-argentino Leonardo García Alarcón. En cuanto a la obra programada (en versión de concierto), se trataba de una de las joyas del siglo XVIII francés: Les Indes galantes de Jean-Philippe Rameau, interpretada aquí por los mejores cantantes barrocos francófonos, con las sopranos Sophie Junker y Julie Roset, el tenor Mathias Vidal y el bajo-barítono Edwyn Crossley Mercer como solistas.
En un repertorio en el que tiene pocos rivales (con la posible excepción de Reinoud van Mechelen), Mathias Vidal demostró sus dotes de cantante y su material vocal, tan poderoso como siempre, con un timbre de sólido metal y una dicción incisiva que siempre ofrece la expresión adecuada. Por su parte, Edwyn Crossley-Mercer no fue menos convincente en su interpretación de Huascar, sin necesidad de forzar nunca la línea o la emisión. Potente y matizado, su Sumo Sacerdote del Sol fue irreprochable. En cuanto a las dos sopranos en liza, rivalizaron en frescura y presencia. La más “aguda” de las dos, la joven soprano francesa Julie Roset, deslumbró con la mezcla de luz y gracia que aportó a los personajes de Hébé y Zima. Su colega belga Sophie Junker, con un timbre algo más lleno, irradió sensualidad y encanto tanto en el papel de Emilie como en el de Fatime. Sobretitulado en portugués, por supuesto, no hubo necesidad de escuchar el texto original, ya que la dicción de todos fue muy límpida, magnificando toda la fantasía del libreto de Louis Fuzelier.
Pero la mayor satisfacción de la noche vino de la gracia de una orquesta –cuya precisión, matices y refinamiento de timbre admiramos– y sobre todo de un director eminentemente a gusto en Rameau, con su dirección habitualmente escrupulosa y bien construida, atenta a los cantantes y cálida, verdadero modelo de pulsación y delicadeza mezclada.
No es de extrañar que una gran ovación recompensara a todos los participantes en esta magnífica velada Rameau.
Emmanuel Andrieu