Lazkano y Jabès, música y poesía como una sola entidad
RAMÓN LAZKANO:Diptyque Jabès (Main Surplombe / Ceux à Qui). Johanna Zimmer, soprano. Neue Vocalsolisten. L’Instant Donné. Manuel Nawri, director. ODRADEK 417 (1 CD)
“Folle idole
le poème comme ton sein
n’a ni commencement ni fin”
(L’idole, Edmond Jabès)
No deja de resultar llamativo como, en ocasiones, ciertos compositores son capaces de refinar al máximo de sus posibilidades sus respectivos planteamientos estéticos cuando estos entran en premeditado diálogo o adecuación con la prosa de otros autores con los que, a veces, ni tan siquiera ha existido coincidencia vital. Quizás el caso más referencial en el ámbito de la música contemporánea (o, desde luego, uno de ellos) sea el de Luigi Nono. Pero podríamos aquí invocar algunos más como los de Berio, Lachenmann, Boulez, Sánchez-Verdú y un largo etcétera.
Sucede, y por ello lo anticipamos así, en el nuevo álbum monográfico de Ramón Lazkano (1968). Este Diptyque Jabès (2012/14), a partir de textos del poeta francés de origen egipcio Edmond Jabès (1912-1991) constituye una de las obras mayores en el reciente catálogo del compositor donostiarra. Es en la segunda parte de esta bilogía donde se alcanza la plenitud de su lenguaje, donde el pálpito, el latido de su música, nos convoca como auditores. En Ceux à Qui (2014), el conjunto vocal Neue Vocalsolisten trama sus voces con los instrumentistas de L’Instant Donné para generar algo que va más allá del texto en música. Podemos ir, desde luego, a buscar la referencia literaria original para profundizar más en lo que hay debajo de la piel de esta confección sonora pero el resultado de la hibridación texto/música nos vale por sí misma. Es autónoma. Tanto que genera un discurso tan áspero como sinuoso y acogedor en la escucha, y en donde la paradoja de una estructura compositiva que, juzgamos, férrea, se acaba comportando en la audición con una luminosidad contagiosa.
Mucho tiene que ver en esta ingeniosa orfebrería compositiva los distintos temperamentos de la formación vocal alemana, como también el buen hacer en la ecuación de las voces y las texturas del director de la grabación, Manuel Nawri. Pero el mérito indudable es de Lazkano, capaz de sintetizar las herencias instrumentales de Lachenmann y vocales de Sciarrino para alumbrar un algo que es enteramente propio y radicalmente de ahora. Un algo que parece no tener principio ni fin, como si este brillante amasijo de palabras y sonidos viniera de algún sitio y no se extinguiera con su aparente final.
La primera parte del díptico no desmerece a la segunda, pero no está a tan alto nivel. En Main Surplombe (2012/13) la tentación operística permeó demasiado la escritura. Y el trabajo con la poesía de Jabès es, diríamos, menos abstracto y más dependiente de la propia semántica por lo que la comprensión de la partitura precisa más de la comprensión del mismo texto. La utilización de un reducido conjunto instrumental y la conjugación del mismo con una única voz, la de la especializada soprano Johanna Zimmer ahonda, como indicamos, en esa querencia liederista.
Ismael G. Cabral