Las 10 mejores grabaciones de las ‘Sonatas del Rosario’ de Biber

Pocas obras en la historia de la música han sido tan bien tratadas por la industria discográfica como las Sonatas del Rosario de Heinrich Ignaz Franz von Biber. Lo atestiguan las treinta y cinco versiones que figuran en los anaqueles de mi discoteca, entre las cuales me resulta casi imposible encontrar una sola que no sea realmente interesante (considero incluso atractivas las que se realizaron en la ‘Edad de Piedra’ del historicismo: Eduard Melkus, Franz-Josef Maier o Susanne Lautenbacher).
Para establecer el orden de preferencia en esta lista, me he guiado no solo por la labor del violinista de turno, sino también por la panoplia instrumental acompañante. Quizá por ese motivo he excluido del Top-Ten a Andrew Manze, quien solo emplea órgano y clave (Richard Egarr), además de violonchelo (Alison McGillivray) en la Sonata XII, así como a Rüdiger Lotter, con un orgánico casi tan parco como el de Manze: órgano y clave (Olga Watts) y laúd, tiorba y guitarra (Axel Wolf).
He dudado hasta el final si incluir la formidable versión de Dmitry Sinkovsky (a quien acompañan Luca Pianca con el laúd y el cetterone, Margret Köll con el arpa triple, y Olga Watts con el clave y el órgano). No lo hago porque, por desgracia, esta lectura del violinista ruso no ha sido editada todavía comercialmente: Caro Mitis anunció su salida hará cosa de siete años (llegó incluso a publicitar la carátula), pero los problemas financieros de este sello abortaron el proyecto. Sinkovsky intentó recuperar los derechos para editarlas por su cuenta, pero el propietario de Caro Mitis le exigió una locura (60.000 dólares). Ante lo cual, Sinkovsky optó por publicarlas en YouTube, donde siguen disponibles.
(Lista ordenada por preferencia, de menor a mayor)
10. PATRICK BISMUTH (Zig-Zag)
El violista francés, que ya había impresionado unos años antes a los amantes del violín barroco con unas memorables Sonatas y Partitas de Bach (Stil),volvió a asombrar en su momento con estas lecturas biberianas (año 2003), aunque creo que han sido superadas por otras que han ido apareciendo posteriormente. Bismuth utiliza un continuo bien nutrido: clave (Hélele Dufour y Martinette Extermann), tiorba (Caroline Delume), arpa (Marion Fourquier), violonchelo (David Simpson), viola da gamba (Matthieu Lusson), lirone (Lucas Guimaraes) y contrabajo (Richard Myron). La versión de Bismuth acaba de ser reeditada por el sello Alpha.
9. RACHEL PODGER (Channel Classics)
Aparecidas en 2015, las Sonatas del Rosario de la violinista inglesa son realmente buenas, aunque yo esperaba algo más de originalidad en ellas. Podger toca el violín barroco como muy poca gente es capaz de tocarlo, pero considero que con Biber podría haber arriesgado algo más, no ya solo en el aspecto meramente violinístico, sino también en el acompañamiento, que es bastante exiguo: tiorba y archilaúd (David Miller), clave y órgano (Marcin Swiatkiewicz) y violonchelo y viola da gamba (Johathan Manson). El álbum fue premiado en 2016 con los Grammophe Awards, algo bastante lógico si tenemos en cuenta el proverbial chovinismo de dicha publicación.
8. REINHARD GOEBEL (Archiv)
Hay un antes y un después a la publicación de este álbum, no ya solo en cuanto a las Sonatas del Rosario, sino también en cuanto devenir del violín barroco. Junto al polémico violinista germano, entonces en perfecta forma (era el año 1991 y no tardarían mucho en aparecer los problemas físicos que, a la postre, le obligaron a dejar de tocar), aparecen tres miembros emblemáticos de Musica Antiqua Köln: Phoebe Carrai (violonchelo), Konrad Junghänel (laúd) y Andreas Spering (clave y órgano). Puede que a algunos no les agrade el sonido ácido del violín de Goebel (que en este caso son cuatro instrumentos de la fastuosa colección que llegó a poseer: un Pietro Giacomo Rogeri de 1713 —en la actualidad, propiedad de Johannes Pramsohler—, un Giovanni Battista Rogeri de 1680, un Jacobus Stainer de 1665 —posteriormente adquirido por Rüdiger Lotter— y un Matteo Gofriller de hacia 1700), pero a mí me sigue resultando fascinante.
7. DANIEL SEPEC (Coviello)
Más austriacas (como Biber), imposible… Sepec utiliza tres violines Stainer en esta grabación: uno de 1650 (para diez de las quince sonatas y para la Passacaglia), otro de 1680 (para las nº 3 y 8) y otro de 1682 (para las nº 7, 9 y 12). El continuo es bastante parco: viola da gamba (Hille Perl), Lee Santana (archilaúd y tiorba) y Michael Beringer (clave y órgano). Como es sabido, Sepec se desenvuelve en su carrera indistintamente con el violín moderno que con el barroco, pero en esta grabación, del año 2009, no hace la más mínima concesión: su versión es recalcitrantemente historicista.
6. FLORENCE MALGOIRE (Psalmus)
Malgoire (hija de Jean-Claude, famoso director de La Grande Écurie et le Chambre du Roy, fallecido el pasado año) es una violinista que cuenta con un mayor reconocimiento dentro del ámbito estrictamente profesional y docente de la música antigua (es titular de la cátedra de violín barroco en el Conservatorio de Ginebra) que en el del público. Todas sus grabaciones con Les Dominos, grupo que ella misma fundara en 2003, son irreprochables. Esta con las Sonatas del Rosario (2011) es la más redonda de todas. Rebosa fantasía por los cuatro costados. La acompañan Guido Balestracci (bajo de violín y lirone), Richard Myron (contrabajo), Angélique Mauillon (arpa triple), Jonathan Rubin (tiorba y guitarra) y Blandine Rannou (clave y órgano). El cofre contiene cuatro discos: dos exclusivamente con la música y otros dos en los que un recitador lee en francés los textos bíblicos que acompañan a estas sonatas (únicamente la versión de Pavlo Beznosiuk, en el sello Avie, recurre también a un recitador, que en este caso lo hace en lengua inglesa).
5. JULIA WEDMAN (Sono Luminis)
Lo confieso: tengo verdadera debilidad por Julia Wedman, violinista pirotécnica donde las haya, aunque lamentablemente poco conocida fuera de su Canadá natal. Le une una estrecha vinculación a las Sonatas del Rosario, hasta tal punto que ella misma reconoce que decidió hacerse violinista barroca la primera vez que las escuchó, siendo aún estudiante en la Universidad de Indiana. Es una grabación de 2010 y, junto a Wedman, figuran Felix Deak (violonchelo y viola da gamba), Lucas Harris (tiorba y archilaúd), Julia Seager Scott (arpa) y Charlotte Nediger (órgano y clave). En una omisión imperdonable, la carpetilla informativa no dice cuántos instrumentos utiliza Wedman en este registro.
4. ALICE PIEROT (Alpha)
La versión de esta violinista francesa, del año 2002, ofrecía como sugerente atractivo el ser la primera en utilizar claviórgano. Pierot una intérprete mesurada (lo ha sido siempre), poco amiga de los grandes excesos. Eso se traduce en una lectura de las Sonatas del Rosario muy íntima y recogida, a lo cual también contribuye un orgánico realmente exiguo. Emplea únicamente un violín (un instrumento anónimo del siglo XVIII). Junto a ella figuran Marianne Muller (viola da gamba), Pascal Monteilhet (tiorba) y Elisabeth Geiger (claviórgano).
3. WALTER REITER (Signum)
La versión de Reiter y Cordaria (el grupo fundado por el propio violinista), de 1999/2000, ha sido durante largo tiempo la referencial para muchos amantes de la música de Biber. Estamos, sin discusión, ante una lectura prodigiosa. Si alguien se pregunta si es posible que alguien ajeno al cristianismo pueda interpretar con tanto sentimiento una música tan profundamente cristiana, aquí tiene la respuesta (Reiter se crio en un pequeño pueblo norirlandés: de las mil familias que había allí, setecientas eran protestantes, trescientas eran católicas y la única judía —originaria de Viena, aunque de ancestros polacos—era la suya). Aquí emplea un único instrumento (un Mathias Klotz de 1727), pero el bajo continuo no puede ser más surtido: Timonty Roberts (clave y órgano de cámara), Elizabeth Kenny (tiorba), Joanna Levine (violonchelo y viola da gamba), Frances Kelly (arpa doble), Mark Levy (lirone) y Kah-Ming Ng (regal u órgano de regalía, más conocido en España como realejo). Aparecido originalmente en el sello Signum, fue más tarde reeditado por Brilliant Classics.
Enlace con Youtube donde están colgadas todas las Sonatas, son 42 audios en una lista de reproducción.
2. SIRKKA-LIISA KAAKINEN-PILCH (Ondine)
La violinista finlandesa es especialista en las grandes empresas: lo demostró con las Sonatas y Partitas de Bach (en este mismo sello Ondine) y lo repitió en 2014 con esta memorable lectura de las Sonatas del Rosario. Su violín suena aquí límpido, suave, puro, cuasi etéreo… La suntuosidad del conjunto acompañante es apabullante (con el riesgo a veces de una toma demasiado cercana que resta algo de protagonismo al violín). Kaakinen-Pilch, conjuga técnica y elegancia a partes iguales, para alcanzar un dramatismo sobrecogedor, ante el cual nadie puede quedar indiferente. Como en algunas versiones arriba mencionadas, no precisa más que de un instrumento (un violín anónimo del siglo XVII). Otros tres fineses son sus acompañantes: Eero Palvainen (tiorba, archilaúd y guitarra), Mika Suihkonen (violone) y Annamari Pölhö (clave y órgano).
Enlace con Youtube donde están colgadas todas las Sonatas, son 42 audios en una lista de reproducción.
1. LINA TUR BONET (Pan Classics)
Para que nadie me acuse de chovinista, daré un dato objetivo: esta grabación de 2015 (la primera de las Sonatas del Rosario acometida por un violinista español) fue publicada al mismo tiempo que la de la inglesa Rachel Podger (la que figura en el puesto nº 9 de nuestra lista). Pues bien, tanto la revista Gramophone como la BBC, poco dudosas de barrer siempre para los de casa, situaron la lectura de Lina Tur Bonet muy por encima de la de Podger. Lo que se escucha en este álbum es el resultado de un largo proceso de maduración. La ibicenca llevaba ya muchos años profundizando hasta niveles abisales en la obra violinística de Biber (cosa lógica, teniendo en cuenta que ella se formó musicalmente en Viena). Estamos ante una versión completamente diferentes a cualquier otra, desde la propia concepción de estas sonatas, pues Tur Bonet no considera que se trate de música sacra que haya de abordarse desde el prisma del misticismo, sino que, como experta conocedora que es de la escuela violinística austriaca del XVII, opta por darle el enfoque sacro-profanum que preconizaban Biber, Schmelzer y otros integrantes de esta escuela. Encontrarán en algunas sonatas una densa espiritualidad, pero otras, en manos de Tur Bonet, se convierten en una orgía sensual. En ello, obviamente, tiene que ver la manera de tocar el violín, pero también la selección de instrumentos para el continuo, algunos de ellos —como el claviórgano, el regal, el spinettino o el lirone—, de lo más inhabituales. En cinco de las sonatas el acompañamiento se reduce a un único instrumento, mientras que en las restantes la panoplia sorprende por la cantidad y la variedad. Todo está minuciosamente estudiado en este apartado. Por ejemplo, el contrabajo aparece en el duro trance de la Crucifixión, en tanto que el vivaracho spinettino representa a los ángeles que acompañan a María en la Asunción. Eugène Michelangeli (claviórgano y regal), Anne Marie Dragosits (clave y spinettino), Patxi Montero (viola da gamba, violone, lirone y contrabajo), Reinhild Waldek (arpa triple) y Thomas Boysen (tiorba) ponen su talento y su experiencia al servicio de Tur Bonet, para completar así un trabajo insuperable.
Enlace con Youtube donde está colgado el audio de la Sonata No. 1, “La anunciación”.
Enlace para escuchar el disco completo en Spotify