Landshut: un nuevo festival de música de cámara internacional
Landshut, una ciudad alemana cuyo nombre quizás resulte extraño para las personas de habla española, es la capital de la Baja Baviera. Atravesada por el río Isar que desemboca en el Danubio a unos setenta kilómetros al noreste, Landshut alberga un rico patrimonio de arquitectura gótica: el Castillo de Tausnitz y la iglesia de San Martín, con la torre de ladrillo más alta del mundo, son muestra de ello. Además de la arquitectura, lo que hace a Landshut muy especial es su larga y rica tradición en música de cámara. Freunde der Musik Landshut —Amigos de la música de Landshut, equivalente a las Sociedades de amigos de la música en España— organiza conciertos de cámara al más alto nivel desde hace más de setenta años. Fue aquí también donde se fundó la legendaria Mahler Chamber Orchestra de Claudio Abbado, que dio su primer concierto en 1997.
Ahondando en esa tradición musical, este año, del 1 al 3 de septiembre, se celebró por primera vez en Landshut un festival de música de cámara organizado por Freunde der Musik Landshut, su veterano presidente Peter Haarpaintner y el violinista hispanorruso Mikhail Pochekin, quien se ha convertido en director artístico del festival.
Fue un fin de semana musical intensísimo. En apenas tres días se celebraron cinco conciertos en la sala Heilig Kreuzkirche. Actuaron quince reconocidos músicos internacionales —los violonchelistas Simon Tetzlaff y Boris Andrianov, el clarinetista Valentin Uryupin, los pianistas Kiveli Doerken y Kenny Broberg, los hermanos Pochekin, entre otros— que fueron recibidos calurosamente por un público numeroso. El variado programa del festival abarcó ampliamente obras del clasicismo, del romanticismo y del siglo XX: Mozart, Beethoven, Schubert, Schumann, Brahms, Chaikovski, Dvořák, Debussy, Ravel, Saint-Saëns, Messiaen, Szymanowski, Rachmaninov y Prokofiev. Uno de los momentos más destacados del festival fue la interpretación del Quatuor pour la fin du temps de Olivier Messiaen, que fue recibida con entusiasmo por los oyentes y los críticos musicales locales.
Mikhail Pochekin, director artístico, respondió a algunas preguntas importantes sobre el festival:
¿Por qué Landshut?
En primer lugar, es muy importante que la sociedad de conciertos Freunde der Musik Landshut tenga una rica y larga tradición de música de cámara. Por otro lado, si hablamos de las grandes ciudades metropolitanas, los conciertos suelen estar más dirigidos a los turistas, lo cual es comprensible. Un festival de música de cámara en una ciudad como Landshut, por el contrario, se parece más a una peregrinación musical, en la que el público se sumerge en una atmósfera especial. Muchos oyentes vinieron a Landshut de diferentes países sólo para escuchar nuestro festival.
¿Por qué música de cámara?
La música de cámara es un tipo de comunicación muy especial entre intérpretes. A veces es como un verdadero milagro cuando músicos de caracteres tan diversos se unen en el proceso de preparar las obras. Y el resultado de este “laboratorio musical” es la comunicación viva y el deseo común de transmitir las ideas de los compositores a nuestros oyentes. Para mí esto es lo más importante de todo.
¿Cuáles son las expectativas de futuro de este Festival?
Vamos a seguir nuestra estrategia. Además de los nombres ya conocidos por el público local, siempre aparecerán nuevos músicos —por cierto, este año diez músicos actuaron por primera vez en Landshut—. Y algo muy similar pasa con nuestros programas. Junto a las grandes creaciones de reconocidos compositores, ofreceremos nuevas obras al público. Creo que los programas no deben ser una terapia de choque para el público, no debe haber nada superficial ni extravagante. Sólo tenemos que compartir generosamente la música con nuestros oyentes. Sólo entonces la música nos conectará a nosotros, a los intérpretes y al público. Este debería ser siempre el foco.
El tiempo dirá si finalmente Landshut se convierte en el lugar de peregrinación anual de referencia internacional para los amantes de la música de cámara. Desde luego la primera edición de este festival no podría haber empezado con mejor pie.
Michael Thallium
(Foto: Christine Vinçon)