La vanguardia más asumible de la RDA

GEORG KATZER / FRIEDRICH GOLDMANN: Streichermusik 1. Drei Klangreden. …fast erstarrte Unruhe… 2. Ensemblekonzert II / Orquesta de Cámara de Múnich. Director: Clemens Schuldt. NEOS 12122 (59)
En la alemana RDA la música fue una de las armas ideológicas con las que se quiso también marcar identidad respecto al otro lado. La fonografía se ha ocupado muy exiguamente de estudiar qué pasó, qué se estaba componiendo en aquella malograda utopía socialista de la que luego supimos tantas cosas, y casi ninguna buena. Por eso este registro de NEOS cobra un interés, desde luego musicológico, muy importante. Pero también, desde el punto de vista del oyente sensible a los avatares sonoros del siglo XX, hay aquí músicas que más allá de su valor contextual, rezuman interés auditivo.
Georg Katzer (1935-2019) y Friedrich Goldmann (1941-2009) fueron dos de los compositores más audaces de aquella RDA, también dos de los más dispuestos a contradecir la ortodoxia; ciertamente aquella que venía de la estricta vanguardia. Esa que en la academia y en la década de los 60 se llamó serialismo. La contradice con pies de plomo Katzer en la Streichermusik 1, para 14 instrumentos de cuerda, del año 1971. Es música de rabioso puntillismo que recuerda al añejo Penderecki pero que, conforme avanza, se torna más y más expresionista, más lírica; como si el resquebrajamiento cesara y se diera lugar a un desgarramiento muy bergiano. En los Drei Klangreden (Tres discursos sonoros), para orquesta de cuerdas y muy posteriores, de 2004; el compositor, con un lenguaje plenamente asentado, comprobamos como acabó gustándose en un neoexpresionismo que no escamotea incluso pasajes reiterativos. ¿Minimalistas? No tanto.
El Ensemblekonzert II para 16 músicos (1985) es una obra ambiciosa y juiciosamente trabajada por Goldmann. No ofrece, anticipémoslo, lo que presagia su título y su fecha de creación; en ella convive lo tonal y lo atonal en sabia armonía; y en ella también hay incluso una cita literal tomada de la Cuarta sinfonía de Bruckner. Conforme sus cinco secciones avanzan la música se vuelve tan animosa que incluso podremos conectarla con la Chamber Symphony de John Adams (las asociaciones auditivas son a veces azarosas). Más sobria en cambio es la ulterior …fast erstarrte Unruhe…2 (1992); esa inquietud casi congelada a la que alude el título se traduce en una música de discurso más rígido, con ciertas desviaciones microtonales que agitan el gélido paisaje.
La Münchener Kammerorchester, una de las agrupaciones más prestigiosas de la muy melómana y señera Baviera, se toma el programa con total compromiso; haciendo relucir en lo máximo posible unas obras que dirige Clemens Schuldt.
Ismael G. Cabral