LA CORUÑA / Orquesta Sinfónica de Galicia, del pueblo y lo popular
La Coruña. Palacio de la Ópera. 25-V-2024. Cyril Dupuy, cimbalón. Marina Heredia, cantaora. José Quevedo “Bolita”, guitarra flamenca. Paquito González, percusión. Orquesta Sinfónica de Galicia. Director: José Trigueros. Obras de Enescu, Kodály y Amargós/Quevedo
No dejaba de ser coherente el programa de abono de la pasada semana propuesto por la Orquesta Sinfónica de Galicia. Músicas de raigambre popular, dos de ellas —la Rapsodia rumana nº 1 de George Enescu y la Suite de “Háry János” de Zoltán Kodály— más o menos asentadas en el repertorio y otra, ¡En libertad! El camino de los gitanos, escrita al alimón por Joan-Albert Amargós y el guitarrista José Quevedo “Bolita” y encargo de la Orquesta Filarmónica de Duisburg, estrenada el 28 de junio de 2023 dirigida por el propio Amargós, que recibía su presentación española. La coherencia viene, claro está, por el uso que de lo popular hacen las tres obras, de muy distinta manera y —pensando en la primera parte—, también por la complementariedad que se produce en ese uso entre el compositor rumano y el húngaro.
La formidable Rapsodia rumana nº 1 de Enescu no es fácil de poner en pie, pues más de una vez se quiebra el discurso melódico y rítmico y, cuando eso sucede, orquesta y director se ven exigidos más de la cuenta, con todo y tratarse de música muy lucida. Trigueros y la OSG lidiaron con esos inconvenientes y firmaron, desde el arranque de clarinete y oboe hasta el final vertiginoso, una versión correcta.
Mucho mejor resultó la preciosa Suite de “Háry János” de Kodály, que es, también, una suerte de peculiar concierto para orquesta en el que lucen —lucieron— con esplendidez todas las secciones, todos los atriles diríamos. Hubo gracia, ritmo, intensidad, melancolía —la melodía de la viola-—, humor, todo eso que atesora el peculiar personaje que protagoniza la ópera de la que procede esta música. Papel fundamental en la suite es el que juega el cimbalón, instrumento nacional húngaro, tan bonito de ver como endiablado de tocar —sobre todo si se suma a una orquesta tan amplia como la que aquí se pide— y que fue tañido con admirable virtuosismo por el francés Cyril Dupuy, de origen gitano y discípulo de la gran Marta Fabian, que ofreció como encore unas variaciones sobre un tema popular húngaro.
En la segunda parte llegaba el estreno en España de ¡En libertad! El camino de los gitanos, un alegato en favor del pueblo gitano, constantemente perseguido, maltratado y despreciado a lo largo de la historia que pone música a textos—mejorables— del guitarrista José Quevedo “Bolita”. Este crítico ha de decir, de entrada, que musicalmente la obra le interesó muy poco y que al respetable le entusiasmó. Aclarado lo cual, cabe señalar también que a uno le parece muy bien que se programen de vez en cuando piezas de este cariz, en las que nada se arriesga y que complacen a un público que lo pasa divinamente. Nada aporta esta ¡En libertad! al devenir de la música española —ni falta que hace diría alguno— por mucho que se apele a sus raíces populares. En ella destaca ese buen hacer orquestador habitual en Amargós, que es un arreglista de prestigio y un compositor de muy buenas maneras, aunque aquí se deje llevar por una cierta ampulosidad. El exceso en el acompañamiento a tonás, siguirillas, alegrías, bulerías y tangos se compensa en parte con una muy buena mano en ritmo y tímbrica y, puntualmente, en la emoción que destila la Nana. José Trigueros y una OSG pletórica hicieron una versión que, al margen de lo que cada uno piense de la partitura, parece difícilmente superable.
Marina Heredia es una cantaora excepcional y sirvió a esta música desde la plena convicción en sus valores y la confianza total en sus propias condiciones canoras. “Bolita” —que irradiaba felicidad— y Paquito González —que al rematar el concierto luciría bufanda del Deportivo, para que no faltara de ná— estuvieron a la altura de la ocasión y los tres ofrecieron un par de encores, una malagueña seguida de fandangos donde Marina Heredia dio lo mejor de la noche, y una bulerías en las que —por si hiciera falta a esas alturas— se metió a la audiencia en el bolsillo con su evocación de Rocío Jurado. Éxito clamoroso. Volverá la granadina, de nuevo con José Trigueros al frente, en el próximo programa de la OSG del que se cae, por lesión muscular, el anunciado Juanjo Mena. Se mantiene el Concierto para viola de Bartók con Joaquín Riquelme de solista mientras la Sinfonía nº 1 de Halvorsen será sustituida por la versión de 1915 de El amor brujo de Manuel de Falla.
Luis Suñén