Kaija Saariaho: cuando solo el sonido permanece
El peregrinaje de amor de un trovador que vivió en el siglo XII, Jaufre Rudel, hacia la Princesa de Trípoli, a la que jamás había visto, y su muerte antes de llegar a verla, es la base del libreto que el escritor franco-libanés Amin Maalouf escribiera para la ópera L´amour de loin (El amor de lejos) que Gérard Mortier había encargado a la finlandesa Kaija Saariaho. La obra, que se estrenó en Salzburgo el 15 de agosto de 2000, con dirección escénica de Peter Sellars, obtuvo un enorme éxito y desde entonces ha recibido docenas de montajes en todo el mundo. En 2003 obtuvo además el Premio Grawemeyer, que muchos consideran el Nobel musical.
Saariaho, ya conocida por su música instrumental, quedaba proclamada como una de las grandes figuras operísticas modernas y continuó ratificándolo con sus sucesivos títulos.
Con idéntico libretista estrena en París en 2006 Adriana Mater, una tragedia de corte clásico que envuelve sus experiencias maternales.Y de nuevo Maalouf le escribe el libreto de Émilie, estrenada en Lyon en 2010, un monodrama sobre la marquesa Émilie du Châtelet, matemática y física, traductora de Newton al francés y amante reconocida de Voltaire.
La colaboración con Maalouf se quiebra después y en 2016 estrenará en Ámsterdam una exquisita ópera basada en dos piezas de teatro Nô japones, Only the sounds remains (Solo permanece el silencio) considerada una obra maestra que ha triunfado en todo el mundo con el oscuro misterio de las relaciones entre el hombre y seres extrahumanos. Todavía estrenaría (en Aix en Provence en 2021) una quinta ópera, Innocence, que usa textos de Sofi Okasanen y Aleksi Barrière sobre una matanza colectiva de escolares que toda la crítica ha reputado como otra obra maestra.
Pero Saariaho no solo es una gran compositora de óperas, sino una gran creadora de sonidos, formada en esa reciente pero pujante maquinaria musical en que políticos inteligentes convirtieron a Finlandia no hace demasiado tiempo. Nacida en Laakonen en 1952, desde sus treinta años ha residido en París. Fue alumna de Paavo Heininen y luego descubrió el espectralismo francés, que influyó en ella sin arrasarla, y la electrónica al modo del IRCAM, que ha estado presente en su música de manera generalizada incluyendo las óperas ya mencionadas. En 1986 llamó la atención con Lichtbogen (Arcos de luz) con transformación electrónica y tratando sonoramente una aurora boreal. El cuarteto Nymphéa (también con transformación electrónica) es otro hallazgo en 1987 y su primera gran obra orquestal de 1990-91 es Du cristal…à la fumée (Del cristal al humo). Chateau de l´âme (Castillo del alma), para soprano, coro y orquesta, de 1996, es otra obra notable y Oltra Mar, de 1999 para coro y orquesta, fue la obra que sedujo a Mortier para encargarle su primera y exitosa ópera.
En España ha sido una compositora tocada con cierta frecuencia e incluso recibió un encargo, ya que en 2009 lo tuvo, gracias a Paloma O´Shea, de la Fundación Albéniz, que lo estrenó con todos los honores. En 2018 fue galardonada con el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA. También participó de manera telemática en el Seminario de Música y Filosofía de Ronda en 2022, precisamente en torno al estudio y discusión de sus óperas. Y de estas últimas, Only the sound remains fue uno de los grandes éxitos recientes del Teatro Real. Además, hay que mencionar que uno de los directores que más han colaborado en sus estrenos, óperas incluidas, y difusión es un español, el barcelonés Ernest Martínez Izquierdo.
Aunque el espectralismo y la electrónica son dos importantes fuentes de la obra de Saariaho, sus fuentes de inspiración son muy diversas. Ella mencionaba expresamente la Naturaleza, tanto en sí misma, como hemos visto en las auroras boreales, como a través de la pintura, y así es el caso de Claude Monet para Nymphéa, pero también la literatura y el cine, confesando de este último la inspiración que le ofrecen Andrei Tarkovski y Alain Tanner.
Pero todo ello le llevaba, sin olvidar un talante experimental explícito, a tratar el sonido con una calidad poética realmente extraordinaria. De esa forma podía contar de una manera más sensible, cercana y honda, historias que de otra forma podrían funcionar mucho peor, como es el caso de L´amour de loin. Y quienes han tenido la ocasión de ver y escuchar Only the sound remains subrayan el alto contenido poético de esa música tan especial. El encuentro entre el ángel y el pescador y el baile del primero para el segundo están entre los momentos más sutiles y emotivos no ya de la ópera contemporánea sino de toda la historia de la ópera.
Saariaho nos ha dejado en su París que la acogía desde hace tantos años, pero nos queda el sonido. Su sonido. Ya lo había dicho ella en el título de su ópera: solo permanece el sonido. A lo mejor ni siquiera todos los sonidos, pero ciertamente el suyo se quedará entre nosotros, por más que la autora se haya ido.
Tomás Marco