Juan de Dios Mateos, tenor: ‘El caballero de Olmedo se adapta cómodamente a mi vocalidad’
Esta temporada comienza para Juan de Dios Mateos (Almería, 1989) con su esperado debut en el Teatro de la Zarzuela. El 14 de octubre, el tenor almeriense encarnará a Don Alonso en la ópera El caballero de Olmedo de Arturo Díez-Boscovich, una función a la que se entrega con la mano tendida a los teatros españoles, seguida de compromisos en Chile, Alemania e Italia.
Su formación musical comienza estudiando flauta travesera y canto coral, ¿cómo y por qué decidió dar el salto a la ópera?
Fue mi primera profesora, María Pina, quien me animó a enfocar mi carrera artística como cantante. Empecé trabajando en coros profesionales y participé en el Coro Joven Mundial, donde en 2010 coincidí con Alba Chantar, mi compañera en esta producción de El caballero de Olmedo. Mediante la intervención de Iñaki Encina, fui miembro del coro de Le Concert d’Astrée en París y Lille, y después me incorporé al Coro de la Ópera Nacional de París. Durante mi estancia en la capital francesa, me presenté en 2016 a las pruebas de OperaStudio y aquí comenzó mi carrera como solista, participando en producciones de una gran variedad de estilos. De estos años guardo un recuerdo muy querido de la profesora Margaret Singer, quien me insistió en conocer el significado de cada palabra. Fue algo determinante en mi carrera, ya que esto desencadenó un canto más consciente y una gama de colores mucho más completa.
¿En qué momento entra la lírica española en su trayectoria?
Antes de asentarme en París, participé en un montaje de Luisa Fernanda en Almería, pero considero mi primera incursión profesional en este terreno de mano del festival LittleOpera de Zamora, donde colaboré en la recuperación en tiempos modernos de La Araucana de José Lidón. Después llegó La Dolores en el Festival de Zarzuela de Oviedo, donde forjé una sólida amistad con Gerardo Bullón, con quien vuelvo a compartir escenario en esta producción.
Y de nuevo, este debut en el Teatro de la Zarzuela viene revestido de la frescura del estreno. ¿Cómo abordó el estudio del personaje de Don Alonso?
Suelo pensar en el primer día de ensayos como si fuese la primera función: preparado y predispuesto a cualquier requisito. Mi incorporación a la producción ha sido reciente pero firme gracias a la confianza que me transmiten la escritura vocal y el ánimo de Joel Prieto, con quien alterno el papel. Además de estudiar mi parte, busqué referencias externas y recurrí a la obra de Lope de Vega para construir mi versión del personaje, aunque desde el primer momento he intercambiado reflexiones e impresiones con el resto del equipo. En ningún momento sentí una jerarquía de elencos, ha sido un trabajo horizontal, amable y enriquecedor. También con Guillermo García Calvo, Lluís Pasqual y Arturo Díez Boscovich, que ha añadido alguna nota aguda a mi parte.
Viene de cantar Carmina Burana en Málaga y hará Il viaggio a Reims de Rossini en el Teatro Municipal de Chile, ¿cómo encaja el tránsito entre repertorios?
Rossini está en el corazón de mi repertorio y la escritura vocal de Boscovich para Don Alonso es coherente con mi tesitura, siento que se adapta con comodidad a mi vocalidad. Mi premisa es que la novedad sea sana para mi voz. Por ello, trato de combinar el estudio del papel en el que esté inmerso con ejercicios de adaptación para mi siguiente compromiso. Aunque no se ajuste del todo a mi voz, he estudiado el ciclo Dichterliebe de Schumann, porque me permite trabajar la pronunciación del texto, cuidar la línea y el fraseo legato. Así mantengo la voz lo más elástica posible.
¿Con qué otros proyectos continúa su agenda?
En particular, esta temporada tengo una sensación de buen equilibrio: arranca en España, con mi debut en el Teatro de la Zarzuela, donde siento una enorme gratitud por haber coincidido con Daniel Bianco aún como director, ya que ha hecho una labor impecable por este género. Después de Chile, regresaré a la Deutsche Oper de Berlín, con El barbero de Sevilla, y al Teatro Verdi de Trieste, donde cantaré La Cenerentola.
María Flores Dorda