José Marín desde Sevilla, por Juan Sancho y Miguel Rincón

MARÍN:
Canciones de amor. Juan Sancho, tenor. Miguel Rincón, guitarra. GEMELLI FACTORY (1 CD)

Para quien no lea la información que aparece en la carpetilla, la primera pieza de este CD (Qué bien canta un ruiseñor) le hará creer que se trata de una grabación de música flamenca. Pero de flamenco andaluz, no de música renacentista de Flandes. Y es que comenzar con una seguiriya es una licencia que se han tomado el tenor Juan Sancho y el guitarrista Miguel Rincón (más sevillanos los dos que el mismísimo Giraldillo), quizá para recordarnos que la música que sonaba en los teatros y en las calles de la España del siglo XVII apenas estaba sometida a reglas.

No es la única licencia: Hice paces con Anarda comienza por bulerías, porque con ello los autores del disco quieren rendir tributo a su admirado Camarón de la Isla. Hay aún más concesiones flamencas: el acento de Sancho es deliberadamente andaluz y a Rincón no le tiembla la mano a la hora de meter rasgueos. A algún purista la espantará este enfoque, ¿pero es que alguien dijo alguna vez que el sacerdote Marín fuera un purista? ¿Es que la música del Barroco autóctono español tenía más de culta que de popular? El aderezo le sienta bien a Marín, quizá porque las anteriores grabaciones que se le han dedicado este compositor, cantante y guitarrista madrileño —si es que realmente nació en Madrid— se han abordado desde el purismo, y por eso han resultado demasiado frías.

No es la primera vez que Sancho aborda este repertorio. Hace siete años, junto a Accademia del Piacere, grabó un disco dedicado a Juan Hidalgo, en la que contenía la que seguramente es la más bella versión de La noche tenebrosa. Aquí podemos escuchar aquí once canciones del turbulento Marín (fue condenado por homicidio y robo, y en prisión sufrió tortura y llevó grilletes) y tres piezas instrumentales de Gaspar Sanz, rebosante todo de frescura. Un acierto, aunque la carátula seguro da que hablar.

Eduardo Torrico