Jorge Jiménez graba la primera versión con violín de las ‘Variaciones Goldberg’
Hace justo una semana me dio por escribir sobre esa irrefrenable tentación que sienten músicos de todos los lugares del mundo y de diferentes momentos de los siglos XX y XXI por grabar las Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach. Les facilitaba el dato de que la página web a+30+a’, que lleva pormenorizadamente la cuenta de las versiones existentes en audio o en vídeo, consigna 684 grabaciones comerciales de esta obra cumbre del teclado de todos los tiempos. Y les mencionaba que, en esas casi siete centenas de grabaciones, se habían usado un buen número de instrumentos distintos al clave, que es para el que Bach concibió las Goldberg: piano, clavicordio, clave-laúd, fortepiano, órgano, acordeón, viola da gamba, arpa, guitarra, marimba, consort de violas, trío o cuarteto de cuerdas, quinteto de saxofones, cuarteto de contrabajos, ensemble de cámara, conjunto de fagotes, koto (cordófono japonés de trece cuerdas)…
Bueno, pues no nos queda más remedio que actualizar el dato, porque en esta última semana ha aparecido una nueva versión grabada de las Goldberg, la número 685, que tiene bastante de novedosa. Por un lado, porque se trata la primera lectura que se hace con violín solo (violín barroco, por supuesto). Por otro lado, porque su autor es un músico español radicado desde hace años en Londres, aunque siga colaborando con grupos de aquí: Jorge Jiménez [en la foto]. El CD editado por el sello Pan Classics y fue grabado en el Auditori Eduard Toldrá de la localidad natal del intérprete (Vilanova i la Geltrú), en noviembre de 2019, o sea, muy poquito antes de que nos pillara el diluvio en forma de coronavirus. “Me puse a transcribir una de las obras más complicadas para teclado del siglo XVIII en una pieza para violín solo. Fue una locura…”, reconoce Jiménez en las notas del disco. Si ya la labor de transcribir esta música de Bach debió de resultar una tarea agotadora, imagen lo que tuvo que suponer tocarla con violín. Más o menos, como transcribir y tocar con clave las Sonatas y partitas para violín solo del propio Bach, pero a la inversa.
A Jiménez le va este tipo de retos. Más o menos en las mismas fechas en que grabó estas Goldberg violinísticas, publicó su primer CD en solitario, titulado Soledad, en el cual tenían cabida obras de Biber, Bach, Scarlatti y… García Lorca. Algunas de ellas, originalmente concebidas para violín y otras, arregladas por él mismo (los corales O grosse Lieb y Dein Will gescheh de la Pasión según San Juan y la Toccata y fuga BWV 245, ambas de Bach; el Fandango de Scarlatti y dos de las canciones armonizadas por García Loca: Tres morillas y Nana de Sevilla). Menos mal que Jiménez no ha seguido el consejo de Miguel de Unamuno —que no quería saber nada de Europa— cuando dijo aquello de “que inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones”.
Eduardo Torrico