Johanna Rose: “Para los que nos dedicamos a la viola da gamba, trasponer está a la orden del día”
La violagambista Johanna Rose presentará en público el próximo lunes, 23 de enero, su primer disco en solitario. El acto tendrá lugar en el Club Matador de Madrid, a las 19:30 horas. En ese CD, Rose se ha encerrado con dos auténticos miuras: las Suites para violonchelo nº 5 y 6 de Johann Sebastian Bach (obviamente, transcritas para viola da gamba por ella misma). Titulado 7 Movements, Rose añade un preludio de Monsieur de Sainte-Colombe a la Quinta suite y una fantasía del mismo autor a la Sexta (de ahí, el número siete que figura como nombre en el CD).
¿Por qué ha decidido incluir danzas de Sainte Colombe en suites de Bach?
Reconozco que es un poco atrevido. El preludio de Saint-Colombe, de un ambiente muy oscuro, figura en el Manuscrito de Tournus, el cual contiene un considerable número de preludios suyos, todos ellos en Re menor. Como he tenido que trasponer la Suite nº 5 de Bach a Re menor para poder interpretarla con la viola da gamba, considero que ese preludio viene bien para cambiar el oído y preparar al oyente para lo que va a llegar a continuación. La chacona que he colocado al final de la Suite nº 6 también forma parte del Manuscrito de Tournus y está igualmente en Re menor, lo cual es una forma de anunciar que ahí acaba Bach y que estamos regresando a nuestro repertorio, es decir, al de la viola da gamba. La chacona era una pieza con la que normalmente acababan las suites para viola da gamba, y en cierta forma sorprende que en ninguna de las seis suites para violonchelo de Bach aparezca una chacona.
Se considera que es Sainte-Colombe quien añade la séptima cuerda a la viola da gamba, y el instrumento que usted emplea en esta grabación tiene siete cuerdas. Supongo que no es casualidad, ¿no?
No, claro. Mi viola da gamba es un instrumento particular, porque no es réplica de un modelo concreto. Las proporciones, algunos detalles y el fondo abombado —que se da pocas veces en la viola— están inspirados en ciertas violas de Guarnieri que yo conocía, si bien su forma es más parecida a las de Stradivari. Había probado algunos modelos italianos y creo que, desde el punto de vista práctico, funcionan bastante bien.
¿Le ha dado mucho dolor de cabeza la transposición de la Quinta suite?
Hay que adaptar acordes y las ligaduras, pero no es algo que resulte demasiado complicado. Para los que nos dedicamos al repertorio de la viola da gamba, trasponer es algo que está a la orden del día.
He escuchado lecturas de transcripciones para viola de gamba de las Suites para violonchelo de Bach y, aunque evitaré decir nombres, tengo que decirle que ninguna me había resultado tan natural como las suyas.
Quizá porque esas lecturas a las que se refiere son arreglos muy gambísticos y artificiales. En algunos casos, se han usado ideas que proceden de las Suites para laúd del propio Bach. Y, en mi opinión, esas ideas no funcionan con la viola da gamba. Yo he procurado no añadir demasiados acordes y voces, ni hacer muchos embellecimientos… No hacen falta: el Re menor de la Quinta suite permite a la viola resonar mucho y el Re menor de la Sexta le hace sonar brillante.
El programa del disco es un contraste, porque asistimos al canto del cisne de la viola da gamba y al prácticamente al nacimiento del violonchelo como instrumento solista.
Es una reflexión interesante, sí. Recordemos que, antes de las Suites para violonchelo solo, Bach escribe las tres Sonatas para viola da gamba y clave, las cuales, en mi opinión, no están entre sus mejores obras. Es música buena, porque Bach no escribió nada malo, pero en comparación, por ejemplo, con sus Sonatas para violín y clave figuran en un nivel muy inferior. En cambio, las seis Suites para violonchelo solo son una joya del repertorio. Pero es que, además, demuestran la agudeza de Bach, ya que, cuando las compone, el violonchelo no tiene aún ninguna función de solista. Quizá lo hizo porque el violagambista que en ese momento estaba en la corte de Köthen no debía de ser muy talentoso, o tal vez porque tanto la viola da gamba como la suite estaban ya pasadas de moda.
Eduardo Torrico
(Foto: Laura León)