Jaroussky y la vanidad del mundo
LA VANITÀ DEL MONDO
Arias de oratorios de Torri, A. Scarlatti, Chelleri, Haendel, Caldaera, A.M. Bononcini, Fago, Hasse y B. Marcello. Artaserse. Contratenor y director: Philippe Jaroussky. ERATO 0190295179298 (1 CD)
En sus notas introductorias autógrafas de este CD, Philippe Jaroussky reconoce que, tras cerca de veinte años de grabaciones, se ha concentrado más en la ópera o los motetes, y ha dejado, salvo en el caso de Sedecia, algo de lado el oratorio, sin duda más estático, pero más espiritual y, en cierto modo, más profundo. Grabado entre las incertidumbres de 2020, su aportación no dejará indiferente a nadie, pues cuenta con la feliz inserción de ocho primeas grabaciones mundiales, más una primera en estudio. El oratorio como sermón en música nos arroja a un estado anímico de mayor introversión, más atento al texto y, por tanto, de mayor impacto ‘espiritual’. Centrado, lógicamente, en la época de su apogeo, el Barroco, las notas hacen hincapié en identificar a autores menos conocidos, si bien se echa en falta conocer los cantantes originales.
Jaroussky, que tanto ha hablado de posibles proyectos tras su retiro, parece tener este todavía bastante lejano, pues conserva su inconfundible timbre de alto mezzosoprano, de voz clara y tersa, excelentemente apoyada, sin mácula del paso del tiempo, con un esmalte esplendoroso. Poco se puede añadir de su soberbia musicalidad, que se recoge íntima y sedosa para sumergirnos en un viaje onírico en el que su inconmensurable fraseo no hace lo onírico en durmiente, sino en una experiencia bidimensional y mágica. Fraseo hipnótico, ataques blandos y secos, una dinámica exquisitamente graduada, trinos de ensueño…
Dado el considerable espectro temporal abarcado y la propia naturaleza contenida del género, Jaroussky puede cultivar con maestría el nuevo estilo melismático, pero también deleitarnos con la palabra puesta en música, o más bien, la música hecha palabra inteligible y conmovedora. Su Ensemble Artaserse se adapta como un guante sedoso y cristalino, aportando un fundamento sutil, volátil, pero sólido.
Miguel Ángel Aguilar Rancel