Ivan Ilic: “Me interesan cada vez más las cosas oscuras”
Esta es una historia de atar cabos. Hace algunos meses, mientras navegaba por Internet, terminé leyendo sobre el Quatuor Scientifique (Cuarteto científico) de Anton Reicha. Acababa de salir al mercado una grabación de esta obra interpretada por el Cuarteto Reicha en el sello Brilliant Classics, y parecía que era la única hecha hasta la fecha de este extraño cuarteto de cuerda —tiene doce movimientos de los cuales ¡¡nueve son fugas!!— que me resultó fascinante. Escuché el Cuarteto científico varias veces y luego le hablé de éI a un amigo, el gran violinista Mikhail Pochekin. Fue precisamente Mikhail quien unos días más tarde me envió un enlace a YouTube de un vídeo-documental con algunas obras para piano de Anton Reicha. En aquel vídeo aparecía un pianista de quien jamás antes había oído hablar: Ivan Ilic. Investigué un poco y averigüé que Ilic había grabado algunas obras inéditas de Reicha para piano. Entonces, me descargué de iTunes los dos CD de Reicha, Reicha Rediscovered, publicados hasta ese momento en el sello Chandos. Me parecieron muy interesantes y también se trataba de una música nueva para mí. Basándome en lo que había aprendido de las grabaciones y vídeos de Ivan ilic, escribí un pequeño artículo sobre la música para piano de Reicha que, tiempo más tarde, me sirvió para conectar con Ivan Ilic por medio de Twitter y Facebook —¡sí, estos son los milagros de la tecnología del siglo XXI!— e intercambiar algunas impresiones en línea. Hacia principios de agosto de 2019, el sello Chandos sacó un nuevo CD con tres Sinfonías de Haydn transcritas para piano por Carl David Stegmann (1751-1826). ¿Adivinan quién era el pianista? ¡Ivan Ilic! Así que decidí ponerme en contacto con él para proponerle una entrevista. Y este es el resultado de atar cabos en música.
He leído las notas que acompañan al CD de Haydn en las que explica cómo usted dio con estas transcripciones para piano que Carl David Stegmann hizo de las sinfonías de Haydn. Dado que las dos últimas grabaciones con Chandos fueron de música de Reicha, ¿qué le llevó de Reicha Haydn?
Hay parte de la historia que explica esta conexión y que no incluí en el las notas al CD. Hace tres años, a mi amiga Veronica le dieron estas tres versiones de cuatro sinfonías de Haydn, un remanente de una vieja colección de música. Una de ellas, la nº 44, me pareció muy interesante y también muy exitosa al piano. Las otras tres no me parecían que pudieran tener tanto éxito así que terminé en un callejón sin salida. No estaba seguro de cómo sacar adelante el proyecto, porque lo obvio hubiera sido hacer una grabación con tres o cuatro sinfonías, pero no tenía ninguna más de las transcripciones de Stegmann. Así que me puse a investigar y les pedí a algunos amigos musicólogos que me ayudaran a localizar más de estas transcripciones Haydn-Stegmann. Utilizando el motor de búsqueda de investigación de la universidad alemana, encontramos una transcripción en Braunschweig y otra en Saarbrücken, pero resultaba muy difícil encontrar varias en un mismo sitio. Parecía improbable que que encontrar fácilmente más transcripciones tan buenas como la número 44 para hacer un CD. Llegados a ese punto, me dije a mí mismo: “Vale, este no es el momento adecuado; no estoy seguro de cómo seguir adelante”. Interpreté la número 44 muchísimo durante un tiempo y pasé página. Entonces, comencé con el proyecto Reicha e hicimos una serie de documentales. Fui a la casa de Beethoven en Bonn, la ciudad en la que tanto Reicha como Beethoven vivieron y estudiaron. Estuve en el archivo y tomaba café con la archivera principal de allí. Entonces me acordé de que Stegmann había hecho sus transcripciones para un editor de Bonn, Simrock, y de que también Stegmann vivió en Bonn. Fue hacia 1811 cuando Stegmann comenzó a hacer las transcripciones. Entonces pensé: “Eso fue hace doscientos años y todo estaba sucediendo en Bonn, así que, quién sabe, quizás debiera preguntar”. Así que le pregunté a la archivera y comprobó el archivo. Resultó que tenían 20 transcripciones, lo cual era extraordinario porque es la única biblioteca del mundo que conozco que tenga veinte de estas transcripciones. No tengo muy claro si son veinticinco en total [tal y como indica Marc Vignal en las notas que acompañan al CD] o treinta transcripciones de Stegmann, pero ciertamente haber encontrado veinte, para mí fue una suerte increíble. Me dejaron reproducirlas y también me tomé tiempo para ver qué más había y encontré varias más que merecían la pena. Escogí las que creo que son las mejores para la grabación. Enseguida tuve claro – de esto hará como hace un año– que había que hacer un CD y que la música era lo bastante buena.
¿Tiene intención de grabar alguna otra sinfonía de Haydn?
No lo sé aún. Con Reicha hay una serie de cinco cedés como solista y un sexto adicional que aún no se ha anunciado: grabaremos el Concierto para piano. Esto se ha confirmado hace poco. Hacer una serie es algo que lleva tiempo y, a veces, necesitas tomarte un respiro porque, si no, te vuelves loco interpretando a un único compositor durante cinco años. Con el CD de Haydn-Stegmann, hablé de ello con Chandos y les pregunté si les parecía bien que esperáramos a ver qué tal resultaba el primero y, entonces, si quería hacer más grabaciones, quizás tuviese esa opción, pero no tenía por qué hacerlo. Ciertamente, tengo más partituras. Así que es posible que haga más, pero aún no lo he decidido.
Entonces su plan es continuar con la serie de Reicha, ¿no?
Sí, el próximo CD será Reicha. Está programado grabarlo en enero de 2020 y lanzarlo al mercado en agosto de 2020. Y también habrá el Concierto para piano que grabaremos a principios de junio de 2020 para lanzarlo en noviembre de 2020. Los dos próximos cedés serán de Reicha. Estamos planificándolos cuidadosamente. Después de esto, ciertamente, Reicha terminará consumiéndome. Esto es algo de lo que me he dado cuenta con otros artistas de Chandos que admiro. Cuando hacen grandes series, hacen otras cosas entre medias. Creo que es un modo musicalmente saludable de sobrevivir a estas series, porque, si no, te parece que lo estás haciendo por obligación y no por placer.
A la par que los cedés de Reicha, supongo que también habrá pensado dar conciertos, ¿Habrá gira europea, por los Estados Unidos…?
Lo que estoy haciendo principalmente, contrariamente a planificar una gira para el lanzamiento de un CD, es procurar interpretar estas obras todo lo que pueda, tanto antes como después de la grabación. Por ejemplo, cuando preparo las obras para las grabaciones, las cuelo en los programas de concierto. Cuando la gente me pide los programas de concierto, siempre que es posible, les envío, por ejemplo, 65 minutos de los que eventualmente será un programa de 80 minutos. Entonces, cuando se acerca la fecha del concierto, decido qué obras de Reicha añadir. De este modo, la gente tiene a su Beethoven a su Mozart y a su Chopin y les parece bien oír un poquitín de algo distinto y nuevo. Y eso me da la flexibilidad de tocar las obras que necesito tocar. Uno de los peligros al grabar música desconocida es que, si jamás antes se ha grabado, si jamás antes se ha interpretado en concierto, bueno, pues resulta peligroso aprenderlas solo para la grabación.
¿Ha sido fácil, al principio, incluir esta música en los programas de concierto? Me imagino que tiene que pasar el filtro de las personas que están a cargo de programar los conciertos. ¿Es fácil meter a Reicha en un programa?
Solo es fácil cuando lo combinas con buenas historias y con otros compositores que la gente conoce. Por ejemplo, algo que hago a menudo es hacer recitales con Haydn, Beethoven y Reicha, porque se conocían entre ellos. Tienen un fuerte vínculo histórico. Puedes explicar que eran cercanos, aunque su música es muy diferente. Puede que confundas ciertas piezas de Haydn con ciertas piezas de Beethoven, pero normalmente resulta muy fácil distinguir a quién estás escuchando. Y Reicha, por supuesto, es también muy diferente. Esto ayuda con el contraste. Pero has de convencer a las personas. Hay organizadores que se niegan: “No conozco la música, es arriesgado”. Me he dado cuenta de que hacer vídeos ayuda. Si envío un enlace a un vídeo de YouTube que se ha visto veinte mil veces y que a la gente le gusta y que presenta la obra bien, entonces la gente se siente más cómoda.
Reicha es un compositor del último periodo clásico, ¿por qué decidió grabarlo con un piano moderno y no con fortepiano, que es en realidad el instrumento que Reicha tocaba?
Buena pregunta. Claramente ambas cosas son posibles. Creo que la principal razón por la que lo hice así es porque toco casi exclusivamente en instrumentos modernos. Al contrario que la gente piensa, hay una gran variedad de instrumentos modernos diferentes entre sí. Incluso si comparas ciertos instrumentos de hace 30 años con instrumentos de hoy, hay muchísima variedad. Es lo que se me da mejor, con lo que me siento más cómodo y, por eso, creo que hacerlo así para mí es lo que más sentido tiene. Esto también me permite comparar esta música con otras músicas del periodo que se han grabado con instrumentos modernos. Por ejemplo, si quieres saber cómo Reicha encaja en la historia de la música y quieres saber cómo su música se compara con la de Haydn o Beethoven, pero también con la de algunos de sus alumnos como Franck, Liszt, Berlioz u otros que compusieron para instrumentos más recientes, entonces tiene sentido, si quieres saber cómo encaja, comparar a Reicha con el instrumento con el que se interpreta la mayoría de la música. Por supuesto, no diría que es una mala idea tocarlo con otros instrumentos, pero creo que es muy interesante hacer la comparación con las grabaciones de instrumentos modernos de los demás.
Hemos estado hablando de la investigación musical, de las grabaciones y de los conciertos. Ahora bien, todos esto lleva muchísimo tiempo. ¿Le resulta compaginar su vida como músico profesional con la vida familiar?
Bueno, de hecho, andaba yo un tanto temeroso de que no lo fuera, pero no es tan malo como esperaba. Obviamente tienes que planificar el tiempo con mucho cuidado y también necesitas ayuda. Si viajas mucho, alguien tiene que estar con los niños. Con tal de que organices eso, está bien. También creo que uno tiene que ver el lado positivo de las cosas. Cuando estoy aquí, trabajo mucho para preparar las grabaciones, conciertos, etc. Hay veces que paso más tiempo aquí que, digamos, una persona que tiene un trabajo normal. Mi padre, por ejemplo, salía de casa para trabajar a las ocho de la mañana y no regresaba has después de las siete de la tarde, cada día… Por el contrario, cuando estoy aquí, preparando algo, como con mis hijos y les veo todo el tiempo. Supongo que uno tiene que encontrar su propio equilibrio. ¡Pero es posible!
Volviendo a Haydn, ¿es más fácil poner a Haydn en un programa que a Reicha?
Sí, sin duda. Es más fácil incluso aunque resulte extraña esta idea de tocar las sinfonías al piano. Pero resulta menos extraño justo porque Haydn es tan famoso. La música suena familiar. Algunas sinfonías son muy famosas. Las Sinfonías de Londres, por ejemplo. También la Sinfonía “La sorpresa”. De hecho, hay una transcripción maravillosa de esta sinfonía con la melodía [Ivan empieza a tocar el famoso tema del Andante al piano] que termina con las variaciones y que funciona estupendamente al piano. Tuve la tentación de grabarla, pero al final decidí que no, porque si era algo tan famoso, te distrae. La gente se obsesionaría con este tema y variaciones. En su lugar grabé la número 75 de la que incluso la versión orquestal no se interpreta tan a menudo y no se ha grabado mucho. El asunto es que no digo que estas transcripciones sean bellas; la música es bella tanto si es una transcripción como si no. Francamente, hasta a mí me resulta sorprendente que esta música funcione tan bien al piano del modo en que lo hace. No suena como un arreglo como ocurre con otras obras, que resultan un tanto torpes. Muchas de estas sinfonías podrían haberse escrito para piano. Fue toda una sorpresa, no me lo esperaba.
A mí me encanta la música, a usted le encanta la música. Vive de ello, es músico profesional. Ambos conocemos a Haydn, pero hay un montón de personas, incluso personas que normalmente escuchan música clásica, que no conocen tanto a Haydn. Conocen a Bach, Vivaldi, Beethoven, Mozart, Chopin… ¡¿Quién conoce a Haydn?!
Sí, exactamente. Es algo intrigante. De hecho es un asunto que me fascina y me resulta difícil entender por qué. Creo que una de las razones tiene que ver con el relato y con la necesidad de las personas de tener una historia que tenga que ver con la vida del compositor y que sea memorable, novelesca. Algo que les suceda, que sea fantástico. Por ejemplo, con Mozart tenemos la película Amadeus que sirve para crear el personaje “Mozart” en las mentes del público. Con Beethoven hay tal mezcla con el hombre tan solitario que era, con sus frustraciones y, a la vez, con el símbolo que era de la revolución, de la humanidad, de las ideas nobles a pesar de haber tenido una vida muy dura. Eso no ocurre con Haydn. En primer lugar, Haydn publicó tantísima música… Y su vida no resultaba, por así decirlo, tan “atractiva”. Aparte de haber tenido una relación con una cantante durante mucho tiempo, porque su matrimonio era terrible, parece que no hay un “relato romántico” que cautive la imaginación del público. Por ejemplo, Chopin tuvo tuberculosis y murió joven, era tan excéntrico. Es cierto, no sabemos mucho de Bach aparte de que tuvo muchos hijos, aunque nadie recuerda que la mayoría de ellos murieron en la infancia… Parece que Haydn no termina de encajar en el modelo con que revivimos la música del pasado por medio de historias. Ahí está la idea del genio frustrado, una idea muy romántica creada por los historiadores del siglo XIX cuando empezaron a interesarse por el pasado. Durante muchos años, Haydn ha sido olvidado e infravalorado… Por supuesto, su música se toca, pero si miras las grabaciones de todas las sonatas de Beethoven, de las que ahora debe de haber varios cientos de versiones, y las comparas con las sonatas de Haydn, de estas últimas no hay tantas versiones. Incluso no estamos seguros de que algunas de esas sonatas las escribiera él. En Chandos hay una serie en marcha con Jean-Efflam Bavouzet, que creo que probablemente se convierta en la mejor versión de las sonatas para piano de Haydn. Será una versión interesante y convincente. A veces pienso que si Haydn solo hubiese publicado en tercio de sus mejores obras, quizás sería más conocido. Estas cosas son muy personales y también varían mucho en función del país en el que estés. A veces la gente se sorprende cuando les saco el tema de la acogida que tiene la música según la geografía. Como he vivido en Yugoslavia y en Estados Unidos y en Francia y he estado mucho de gira por el Reino Unido en los comienzos de mi carrera, tengo una perspectiva sobre estos países diferente así como de lo que les gusta y lo que no. Por ejemplo, la gente fuera de Francia se sorprende cuando les digo que Beethoven no es tan popular en Francia. Los franceses tienen sienten más afecto por Mozart o Chopin que por Beethoven. Y disfrutan con Haydn. Mientras que en el mundo anglosajón, ciertamente en el Reino Unido pero también en Estados Unidos, se considera mucho más interesante a Beethoven. Más interesante que, digamos, Chopin; es un mito mayor que Mozart. En Serbia, la música rusa es importante, tiene una posición central en el canon, mientras que en otros países se la considera un poco como a la música española del comienzos del siglo XX, exótica y un poco como separada en otra categoría, lo cual es absurdo si miras a los mejores compositores. Todos tenemos perspectivas locales. Como Haydn tuvo tanto éxito en Londres, sigue teniendo una mejor acogida en el Reino Unido que en otros territorios. Como le ocurre a Haendel, quien se convirtió en una especie de compositor británico. Es algo difícil de desentrañar.
¿Qué le diría a la gente que normalmente no escucha música clásica para que se acerque a las sinfonías de Haydn, más aún, a las sinfonías al piano antes que con orquesta?
Este CD es un poco paradójico, porque a medida que progreso en mi carrera, me interesan cada vez más las cosas oscuras, cosas que son desconocidas, que nunca antes se han tocado, versiones extrañas de música. Por otra parte, creo que este CD posiblemente sea de lo más accesible que jamás haya hecho, por lo menos por lo que se refiere a las grabaciones. Cuando toco fragmentos de él a la gente que no sabe nada de música clásica, creo que que les resulta muy fácil de comprender y apreciar, es como si les apeteciera bailar al ritmo de la música. Hay melodías, hay ritmos que te dan energía. Es el tipo de CD que puedes escuchar en el coche mientras conduces o trabajas y quieres música de fondo. Y esto es algo que me sorprende, porque mi objetivo no era hacer un CD accesible, pero así es como ha resultado. En cada país hay emisoras de radio más intelectuales especializadas en música clásica y luego otras menos especializadas donde ponen algunos movimientos, un poquito de Vivaldi, Haendel, Mozart… Creo que este CD es apropiado para este último tipo de emisoras más que para las especializadas. Tiene sentido. Si hay personas que escuchan música clásica popular y la disfrutan, creo que este CD es más para ellas que para alguien que se pase todo el día escuchando música para piano desconocida y a quien le encante comparar distintas versiones de las sonatas de Beethoven. No estoy seguro de que a este último tipo de personas les interese. Cuando decidí hacer este CD no pensaba en estas cosas; una vez hecho, tomas distancia y te das cuenta de para quién es.
En el periodo clásico, era una práctica común reducir obras orquestales a partituras para piano. Las transcripciones de Haydn que toca no son suyas sino de Stegmann. ¿Ha pensado alguna vez en hacer tus propias transcripciones de otras obras? No me refiero a Haydn particularmente…
En el pasado he hecho algunas transcripciones. Por ejemplo, hubo un periodo de mi vida en que me interesaba el repertorio para la mano izquierda. Grabé unos cuantos estudios de Godowsky para la mano izquierda. Eso me llevó a hacer conciertos con este repertorio. Me pareció que no había música suficiente, así que comencé a hacer transcripciones de canciones francesas haciendo arreglos par una sola mano. Fue una experiencia muy interesante, porque no puedes tocar todo con una sola mano en tres registros diferentes. Tienes que escoger y eso te hace establecer una jerarquía de lo que es importante y de lo que tienes que descartar. Eso es absolutamente fascinante. Por lo que respecta las transcripciones Haydn/Stegmann, no pienso en estas obras como transcripciones. Como muchos otros músicos e incluso amantes de la música, tengo una biblioteca musical grande. Tengo un montón de clásicos, tengo un montón de partituras que ni siquiera jamás he abierto. A veces voy a una librería y encuentro partituras usadas (en Praga hay muchísimas de estas librerías), y compro un montón. Luego me olvido de ellas. Entonces pasa el tiempo y lees a primera vista cosas que no conoces muy bien y, algunas veces, llegas a encontrar algo muy interesante que te sorprende. Abres una antología de música de un periodo y te das cuenta de que es una obra increíble, incluso aunque la toques mal y lentamente, pero parece que hay algo ahí que te hace pensar que esa música merece ser oída. La tecnología de la época en que no teníamos grabaciones era hacer transcripciones. Es irónico, porque hago una transcripción de una transcripción. Hacer una grabación de una transcripción es como ir un paso más allá de la sinfonía. Son dos generaciones de tecnología. Una generación era la transcripción y la siguiente generación es hacer una grabación. Hay una especie de conexión entre ambas que resulta intelectualmente estimulante.
Michael Thallium