GRANADA / Concierto cargado de tensión
Granada. Auditorio Manuel de Falla. 4-X-2019. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Hossein Pishkar. Obras de Mussorgski, Rimski-Korsakov y Chaikovski.
Luciendo lazos rojos aparecieron los músicos de la Orquesta Ciudad de Granada (OCG) en el escenario del auditorio manifestando así su inquietud ante la situación preocupante por la que está pasando la formación granadina, que se ve con una deuda económica que hace peligrar su mantenimiento después de casi seis lustros, dejada de la pertinente atención y el indispensable amparo institucional de los organismos que integran el Consorcio Granada para la Música, integrado por el Ayuntamiento de Granada, Junta de Andalucía y Diputación de Granada, ente público al que está adscrita y depende orgánicamente. Con esta tensión se presentaba el concierto inaugural de la temporada 19/20, contando con la dirección del joven maestro iraní Hossein Pishkar que, con esta invitación de la OCG, hacía su presentación en España.
El programa llevaba por título “Capricho ruso”, dado su contenido de tres obras del más destacado repertorio orquestal romántico de aquel gran país como fueron y por ese orden el Capricho español, Op. 34 de Nicolai Rimski-Korsakov, el Preludio y Danza de las esclavas persas de Modest Mussorgski, perteneciente a su ópera Kovanshchina, y la Quinta Sinfonía de Chaikovski.
Desde los primeros compases se pudo apreciar el energético carácter del maestro en su amplio gesto cargado de rígida motricidad, como si hubiera querido absorber la indignante tensión que se percibía en el ambiente. Así hay que entender que el sentido folclórico hispano que contiene la obra de Rimski-Korsakov quedara cargado de un cierto dramatismo, que casaba adecuadamente con la estrepitosa viveza del primer número, Alborada, que tuvo su sosiego con la intervención del clarinete precediendo a las serenas Variaciones subsiguientes. En el retorno del movimiento inicial a cargo de los vientos se pudo disfrutar de esta sección instrumental de la OCG, siempre brillante y expresiva. La gradación dinámica en el crescendo de la escena gitana que anima el cuarto tiempo, Pishkar la condujo con especial énfasis consciente de que representa el momento culminante de esta suite. A modo de corolario cíclico, indicó el fandango final, generando el primer entusiasmo del público.
Con cierto pintoresquismo, Pishkar marcó los compases del Preludio de la ópera Kovanshchina de Modesto Mussorgski para dejar la impresión de un ambiente licencioso en la conducción de la Danza de las esclavas persas del mismo drama lírico, situada en una de las escenas previas a que el conspirador Príncipe Jovanski, jefe de la poderosa guardia de los “streltzi” y que da nombre a la obra, fuera asesinado por un boyardo al servicio del zar.
La interpretación más esperada del programa era sin duda la penúltima sinfonía de Chaikovski. El director expuso su conducción como una exhibición cinética con la que epatar al público que, identificado con la plasticidad de tal planteamiento, percibía cómo se desarrollaba el primer tiempo con afectado dramatismo, poniendo más atención en el efecto que en su contenido. Se preocupó por realzar el sentido melodioso que anima el segundo, especialmente en su parte central en la que destacó el clarinete, transmitió con cierta impostación formal las articulaciones del agradable discurso bailable del Allegro moderato para afianzarse y lograr lo mejor de su actuación en los contradictorios sentimientos que el compositor quiso proponer en el tiempo final.
Hay que considerar que se perciben en Hossein Pishkar unos valores llamados a enriquecerse, que han sido vislumbrados ya por maestros de la dirección musical tan importantes como Riccardo Muti y Bernard Haitink en el aspecto académico y, como asistente, por Sylvain Cambreling o el detallista François-Xavier Roth, que tan grato recuerdo dejó en la edición de 2018 del Festival de Granada con su orquesta Les Siècles.
José Antonio Cantón