Gran Sibelius de Klaus Mäkëla
SIBELIUS:
Las siete sinfonías. Tapiola. Orquesta Filarmónica de Oslo. Director: Klaus Mäkëla. DECCA
La industria discográfica nunca produce el mismo ruido con un nuevo ciclo sinfónico de Sibelius que con uno de Beethoven o de Mahler. La razón se me escapa. Tal vez sea que Sibelius vende menos, o que los finlandeses son tímidos. O quizá los ciclos anteriores firmados por directores como Colin Davis, Neeme Järvi y Herbert Blomstedt no acabaron de entusiasmar a los ejecutivos.
La nueva integral a cargo del joven finlandés Klaus Mäkelä ha sido acompañada de un excepcional despliegue publicitario por parte de Decca, un sello que siempre ha demostrado una especial querencia por Sibelius. El futuro de este jovencísimo director de orquesta es incontestable. A sus 26 años, es el titular de la Filarmónica de Oslo y de la Orquesta de París, y su nombre suena con fuerza en relación con Chicago o Nueva York. ¿Cómo es su Sibelius?
Interesante.
La Quinta sinfonía exhibe una frescura que no se oía desde el joven Simon Rattle, suscitando una inmediata respuesta por parte de los músicos y los oyentes ante una interpretación que es, a la vez, audaz en sus dinámicas e impulsada por un ritmo que se percibe indefectiblemente orgánico. En algunos momentos, brilla con cegadora intensidad. La Segunda, en cambio, es banal en comparación, tal vez demasiado previsible.
El enigma es la Séptima, que pocos maestros desde Beecham han sacado de la sombra de sus predecesoras. Klaus Mäkelä descubre en ella una oscuridad invernal, un manto de acechantes peligros mantenidos a raya por gruesos muros de madera, aunque echo de menos la dimensión ominosa. Más optimista que Beecham o Blomstedt, el joven director finlandés parece tener más esperanza que el propio Sibelius. En cualquier caso, se trata de una lectura notable, aunque no del todo convincente. Es muy probable que la versión de Mäkelä sea muy diferente dentro de veinte años, pero no creo que entonces se avergüence de este primer empeño.
Y un último comentario acerca de la orquesta. La Filarmónica de Oslo fue elevada a categoría mundial por Mariss Jansons en los años noventa del pasado siglo; luego descendió un par de peldaños con André Previn para ser más tarde rehabilitada por Vasily Petrenko. Ahora suena más brillante que nunca bajo la batuta del delgado finés; demasiado brillante a veces, pero la cohesión y la claridad harían avergonzarse a muchas centurias de categoría especial.
En resumen: a pesar de ciertas imperfecciones, estamos ante un fabuloso ciclo Sibelius que no decepcionará a nadie.
Norman Lebrecht