Giulia Semenzato: “En la música, como en la vida, prefiero explorar, ser curiosa”

Giulia Semenzato es actualmente una de las grandes voces del repertorio Barroco, aunque ella odia los encasillamientos. Por eso, es frecuente verla cantando Mozart o, incluso, música contemporánea. En realidad, su trayectoria musical es atípica, ya que empezó en el jazz. Diplomada en Derecho por la Universidad de Údine y formada musicalmente en el Conservatorio Benedetto Marcello de Venecia, completaría luego sus estudios en la Schola Cantorum de Basilea, con Rosa Domínguez. Semenzato vuelve al Auditorio Nacional de Música este 6 de noviembre, después de cantar el pasado mes de marzo, a las órdenes de René Jacobs, el oratorio Maddalena ai piedi di Cristo de Antonio Caldara. Lo hace para intervenir en una zarzuela barroca de José de Nebra, Vendado es amor, no es Ciego, con el grupo Los Elementos, del que es director su buen amigo el contratenor coruñés Alberto Miguélez Rouco.

Hace dos años apareció la grabación de la zarzuela de Nebra Vendado es amor, no es Ciego, en la cual intervenía usted, y ahora acaba de aparecer otra zarzuela de este mismo compositor, Donde hay violencia, no hay culpa, en la que también interviene. Además, el día 6 de noviembre inaugura el Ciclo Universo Barroco del CNDM cantando la primera de ellas. ¿Se ha especializado en Nebra?

Tengo una muy buena relación con Los Elementos, grupo con sede en Basilea, la ciudad en la que yo estudié. Allí conocí a Alberto Miguélez, que es el director de Los Elementos y un gran amigo mío. Alberto se ha centrado bastante en el estudio y en la grabación de las obras de Nebra. Lo primero que grabamos fue Vendado es amor y luego seguimos con Donde hay violencia, ambos álbumes editados en Glossa.

¿Es Nebra un compositor que le gusta o lo canta porque se lo pide como favor Miguélez? Lo digo porque no es un repertorio demasiado habitual en cantantes de fuera de España.

Es verdad lo que dice. Sin embargo, a mí me gusta cantar en diversos idiomas, más allá de que con Los Elementos haya establecido una conexión profunda y leal. Somos amigos y nos respetamos mucho, lo cual es importante. Pero, a lo que íbamos, a mí me gusta Nebra. Pienso que, lamentablemente, es un autor que no se conoce todo lo bien que se debería conocer. Y, por otro lado, es verdad que la zarzuela barroca española no es un tipo de música que se escuche mucho en el resto de Europa, quizá porque el idioma supone una barrera difícil de franquear. Para mí no supone problema alguno cantar español, porque es un idioma que estudié, junto con el inglés y alemán, durante tres años, cuando iba en Italia al liceo, es decir, a la escuela secundaria. Me produce mucho placer cantar en español.

Bueno, lo cierto es que Nebra elabora su obra para la escena con textos en español, pero él, musicalmente hablando, es más italiano que español.

Su música es muy italiana, sí. Pero también hay en él una parte inequívocamente española, a la que no renuncia nunca. Por ejemplo, los fandangos son muy típicos en sus zarzuelas.

(…) Hace poco apareció en Scherzo la reseña de su disco, en el sello Alpha, Angelica Diabolica, que fue distinguido con la E de excepcional. Algo de la historia de la ópera veneciana sí que se halla en esa grabación.

Sí, claro. Por ejemplo, Carlo Francesco Pollarolo trabajó durante años en la Basílica de San Marcos y, más tarde, fue maestro de capilla del Ospedale degli Incurabili, para el que compuso varios oratorios. Y Porpora y Haendel estrenaron allí óperas suyas. Steffani no era exactamente de Venecia, pero nació en Castelfranco Véneto, que formaba parte de la Serenissima Reppublica di Venezia. Mi primer disco, en Glossa, con Raffaele Pe y La Venexiana, estaba dedicado a los duetti de Cavalli, que fueron compuestos para otro teatro de Venecia, el Sant’Angelo. No, no olvido mis raíces venecianas, por eso incluí estas obras en mi disco de Alpha. (…)

Eduardo Torrico

[Foto: Stefano Padoan]

(Extracto de la entrevista publicada en el nº 389 de Scherzo, de noviembre de 2022)