Fallece Francisco Casanova, el tenor ortodoxo
Como tal definió Plácido Domingo a Francisco Casanova, tenor dominicano que acaba de morir en Nueva York con apenas 62 años. Tal “ortodoxia” era merecida por la pulcritud de su canto, un dato muy positivo en favor de sus cuidadas interpretaciones, tratándose de una voz de tenor lírico-spinto que, gracias a estas favorecedoras características, conseguía de inmediato la admiración y el favor de los públicos. Su enorme físico, sin embargo, le cerró algunas puertas y, de hecho, parece haber sido causa de su retirada imprevista e inesperada en plenas facultades vocales, para dedicarse a la docencia.
No obstante tuvo tiempo de realizar una actividad importante: en el Met neoyorkino pasó, en apenas un año, de Ismaele en Nabucco (con Pons y Guleghina) a Manrico de Il trovatore (con Radvanovsky y Carlos Álvarez) y Arrigo de I vespri siciliani. Buenos Aires lo disfrutó como Foresto de Attila y el Fausto de Boito, la Scala de Milán como Jacopo Foscari durante el exilio del teatro en el Arcimboldi. Aunque Verdi fue el compositor que más frecuentó (asumió incluso el no tan programado Corrado de Il corsaro), ello no le impidió ofrecer un soberbio Eléazar de La Juive, un sólido Pollione (La Coruña, en 2006, donde también intervendría en una gala operística meses después), o el raro Avito de L’amore dei tre re de Montemezzi.
Teatros de Italia y España fueron en general su territorio de expansión profesional. Aparte de en la citada ciudad gallega, en el resto de la península cantó con bastante frecuencia, siendo Oviedo una de las primeras ciudades donde se presentó en 1997 como el Devereux donizettiano en concierto, seguido por Riccardo de Un ballo in Maschera en San Sebastián, el Requiem de Verdi en Valencia, Chénier en Las Palmas. Pero fue Bilbao donde Casanova pudo demostrar, aparte de un Poliuto donizettiano, que era un excelente cantante de vocación verdiana: I masnadieri, La battaglia di Legnano, Il Trovatore, I due Foscari, entre 2004 y 2008. Se trata por tanto de uno de los tenores que más participó en esa increíble e histórica maratón verdiana que la ABAO está a punto de culminar.
En Madrid en 2006 fue, desde luego, Manrico. En Internet pueden disfrutarse numerosas ocasiones de apreciar su arte, comenzando con su participación en el Concurso Viñas de 1990.