Estudio a fondo de un fenómeno musical reciente: el contratenor
MIGUEL ÁNGEL AGUILAR RANCEL:
El contratenor – Historia y presente de una tipología vocal. AKAL (Madrid, 2022). 344 págs.
La recuperación o reinvención del tipo vocal de contratenor a mediados del siglo XX y su eclosión en sus últimas décadas y primeras del XXI pasará a la historia como una auténtica revolución estética, y también como un avance gigantesco en lo que el siglo XVIII denominaba ‘gusto’, a la vez juicio y sensibilidad. Una revolución ligada a la recuperación —y con criterios más historicistas y serios— de la música vocal barroca.
De este libro hay que destacar, en primer lugar, su oportunidad: ya necesitábamos un estudio completo y a fondo del fenómeno; los anteriores, escasos y algunos de ellos excelentes, adolecían de lagunas explicativas y de cierta vaguedad terminológica, nacida de una imprecisión conceptual. Elaboración de una tesis doctoral leída en 2013, la impecable y paciente metodología y el exhaustivo aparato crítico lo convierten en un tratado musicológico modélico, y lo es no sólo por abordar como nadie había hecho un tema apasionante —y fundamental, puesto que las voces masculinas agudas fueron protagonistas en el Barroco—, sino también por reunir perspectivas diferentes y necesariamente complementarias: la científica —anatomía y fisiología del aparato fonador y del canto, y las peculiaridades de este tipo vocal— y la histórica. Añade a ambas una tercera, la de género, asimismo campo especializado del autor y que incide en la recepción de este tipo de voces hoy como ayer y en los prejuicios que lo han rodeado.
Un tercio del libro se dedica a la descripción y análisis de los modos de fonación o patrones fisiológicos de funcionamiento vocal, en especial el Mecanismo 1 y el Mecanismo 2, que deben sustituir a las viejas e incorrectas ‘voz de pecho’ o modal y ‘voz de cabeza’ o falsete (término este que es preciso desterrar de una vez por sus connotaciones de falsedad o artificio), en atención a que las cavidades resonanciales no se encuentran en el pecho ni en la cabeza. Se establecen claramente la diferencia —no siempre captada— entre mecanismo y registro, que es la sucesión de sonidos resultante del uso de un determinado mecanismo, y el hecho de que en cada uno de los mecanismos, que además se solapan, puede haber distintos registros.
Sobre esta base, el autor llega a una definición del contratenor como varón adulto mudado —lo que excluye a castrati y niños— que canta preferente o exclusivamente en M 2, y en un ámbito de alto o mezzo, aunque se suele incluir a los sopranistas. Apunta, asimismo, una detallada clasificación de las voces que ha quedado fuera del libro pero que hallará su lugar en una próxima publicación.
Sigue un riguroso rastreo de los tipos vocales análogos a lo largo de la historia con sus distintas denominaciones, recordando que el término latino originario se refería a una línea polifónica desde la Baja Edad Media, y que, aparte de la variedad de diapasones utilizados, la altura ha ido aumentando con el paso del tiempo, exigiendo a las voces ámbitos cada vez más agudos. Se elucidan los inicios del canto masculino agudo en el entorno occidental y las singularidades de countertenors y altos en Inglaterra y de hautes-contre y dessus mués en Francia.
Tras un repaso a la decadencia que siguió a la imposición del mito del binarismo y a la generización de las voces en el XIX, que trajeron un rechazo del tipo vocal, llega a nuestro tiempo, capaz de conectar, gracias al revival barroco, con otra estética, y de cuestionar las supuestas identidades de género, en lo que abunda en un apéndice sobre el ‘falsete’ donde replantea los conceptos de sexo y género en un resumen claro y científicamente fundamentado, sin perder de vista el falaz debate sobre lo ‘natural’ y lo ‘artificioso’.
María Condor