En busca del fuego sagrado del canto
FUOCO SACRO:
Un film de Jan Schmidt-Garre. Asmik Grigorian, Barbara Hannigan y Ermonela Jaho. NAXOS 2.110710 (1 DVD)
Partiendo de un antiguo film con Carla Gavazzi en Cavalleria, la pregunta de este film es cómo estas tres sopranos consiguen en sus interpretaciones eso que se llama fuoco sacro, el fuego sagrado. Ermonela Jaho, centrada en papeles del siglo XIX y comienzos del XX; Asmik Grigorian, con papeles como el de Salomé en Salzburgo o Barbara Hannigan, con preferencia por composiciones del siglo XX y recientes, algunas compuestas para ella, como The Snow Queen, de Hans Abrahamsen.
Ermonela Jaho ensaya Suor Angelica con Kirill Petrenko y Lotte de Beer, y confiesa hacia el final la dificultad personal que le supuso Iolanta y la prueba psíquica cuya solución fue tan importante para su carrera. Es albanesa, y ese origen la persiguió, llegaba de un país con maldiciones acumuladas. No le fue sencillo ser vista solo como una artista. Se deduce que su actual estatus como una de las grandes voces de hoy fue un camino duro. Tengo que morir en escena, no basta una bella voz, tengo que ser y sufrir; no me convence que “es el público quien debe emocionarse y llorar, no tú”. No, si tú no sientes ese dolor en ti misma, ¿cómo se lo vas a comunicar al público? (Brecht queda lejos). El intérprete tiene que buscar en su cajón secreto, en su pasado. Y el director acude, para ello, a la secuencia de Salomé ante el cadáver decapitado de Jokanaan y la construcción del personaje por parte de Asmik Grigorian, que oye el monólogo con auriculares y se da instrucciones a sí misma en cuanto a motivación, situación y también vocalidad. Y lo mismo hace Barbara Hannigan cuando dirige y canta Mahler en Gotemburgo.
Hannigan declara que un personaje lo asume, lo incorpora a ella, en la interpretación siempre hay una parte importante de ella misma: “Una extensión de lo que he vivido y de mi propia fantasía”. Barbara ensaya Pelléas et Mélisande con dirección escénica de Warlikowski. Y la vemos con el ya deteriorado Reinbert de Leeuw en un estudio de obras de Gérard Grisey y Erik Satie. Reinbert sufre una enfermedad que le dificulta tocar el piano (falleció en febrero de 2020, a los 81 años).
Tiene especial interés lo que cuentan las cantantes sobre su vida personal en los días previos a una representación, y no se trata de rituales, aunque el rito sea expresión de la vida. Es la preparación del personaje, de la función, de la ceremonia que es la representación. “He de controlarme —dice Grigorian—, entro rápidamente en los papeles, pero tengo tendencia a la angustia, al pánico”. “No me permito novedad alguna ese día —dice Hannigan—, desde seis horas antes ya me veo en escena”. “He de sentir la energía del lugar en que canto —dice Jaho—, incluso en el lugar de ensayo. No puedo permitirme entrar a lugar como si fuera la primera vez”.
Jaho en Múnich, Madama Butterfly. Te quedas un tiempo con la emoción y con el personaje. Es preciso un tiempo para volver, volver del canto, del papel en que estás sumida. No se regresa así como así del lugar “en que nace el canto que en el alma se oye”. Con Jaho, en Múnich (Traviata, emocionante) comprendemos el duro proceso de preparación sicológica en las horas anteriores a la representación. Y en Múnich, en los saludos, sus gestos transmiten ese viaje, ese ‘volver’. Sí, estas damas privilegiadas logran el ‘fuego sagrado’ (que en Grecia se creía que lo vimos antes de llegar a este mundo), pero eso se conquista con un precio.
Y ahí, con los auriculares, Jaho se confiesa: “Liberación, como si el alma abandonase el cuerpo”. No demos más detalles, están ahí.
Los extras son varios recitales con acompañamiento pianístico (todos, de 2019) en que estas divas demuestran su espléndida forma. Tatiana por Grigorian. Canciones de Satie, por Hannigan y De Leeuw. Tres arias por Ermonela: Adriana Lecouvreur, La Rondine y O mio babbino caro. Reibert de Leeuw interpreta cinco Gnosiennes en Aldeburgh, ocho meses antes de su fallecimiento. Hay tres secuencias de calentamiento de las tres sopranos, que ya nos había adelantado el film. Muy bello DVD, con voces insuperables
Santiago Martín Bermúdez