El verano amargo de Gautier Capuçon
La presentación era idílica. Una gira veraniega por los pueblos franceses medianos y pequeños para ofrecer música gratis a sus habitantes. Cuando el chelista Gautier Capuçon presentó a finales de mayo su proyecto “Une été en France”, la iniciativa tenía visos de enmarcarse en el conjunto de esfuerzos altruistas que han ido floreciendo en el mundo de la música como consecuencia de la pandemia del coronavirus. Pero la letra pequeña escondía un detalle importante. Si bien el concierto era gratuito para el público, la factura que Capuçon cobraba a los ayuntamientos no era precisamente simbólica.
El diario La lettre du musicien destapó el pasado día 5 la cuantía del caché exigido por el chelista, que variaba según el tamaño del municipio donde tendría lugar la actuación. Se iba de los 2.800 euros para los pueblos con menos de 3.000 habitantes a los 9.800 euros para municipios con más de 60.000 personas. Todo ello sin contar los gastos de desplazamiento y alojamiento.
La publicación de estas cifras levantó un revuelo en las redes sociales. Al malestar generado por unas remuneraciones muy superiores a lo que el mercado musical francés baraja en la actualidad se unía la indignación de quienes acusaban a Capuçon de presentar como altruista un proyecto claramente lucrativo. Algunos ayuntamientos empezaron a desmarcarse, bien por los altos costes, bien por no querer sumarse a una iniciativa estigmatizada de antemano.
La polémica ha obligado a Gautier Capuçon a dar marcha atrás y a anunciar que renuncia a cobrar por los conciertos. “He comprendido que los pequeños municipios no tenían un presupuesto asignado a la cultura –ha dicho el chelista en una entrevista a Le Parisien–. Sé que estamos pasando por una gran crisis económica. Y entiendo el sufrimiento del sector cultural, devastado por la crisis.”
(foto: Michael Sharkey / Parlophone Records)