El Festival de Martina Franca recupera la “Ecuba” de Nicola Antonio Manfroce
Hay quien sostiene que, de no haber muerto con 22 años, Nicola Antonio Manfroce se habría convertido en el rival más temible de Rossini. Se dice incluso que el germen del “crescendo” rossiniano se encuentra en la primera ópera de Manfroce, Alzira. Nacido en 1791, Manfroce estudió en Nápoles –entonces fábrica inagotable de talentos operísticos- y más tarde se perfeccionó en Roma con Nicola Antonio Zingarelli. La excelente acogida de Alzira en 1810 le abrió las puertas del Teatro San Carlo de Nápoles. Allí se estrenó su segunda ópera, Ecuba, el 13 de diciembre de 1812 con un éxito que las crónicas de la época definen como apoteósico. Sin embargo, el compositor no tuvo tiempo de saborear las mieles del triunfo, pues su delicado estado de salud empeoró hasta llevarle a la tumba el 9 de julio del año siguiente.
Cronológicamente, Manfroce es el eslabón entre la generación de Cimarosa y Paisiello, y la de Rossini. Ecuba, su mayor título operístico, no sólo manifiesta el don de un talento precoz, sino también el conocimiento y la asimilación de las novedades europeas, sobre todo las procedentes de Francia. No es Manfroce una figura muy divulgada, por lo que la puesta en escena de Ecuba en el Festival della Valle d’Itria en Martina Franca (Italia) constituye sin duda una cita importante, más aún cuando la dirección escénica lleva la firma de Pier Luigi Pizzi. Sesto Quatrini dirigirá la Orquesta del Teatro Petruzzelli de Bari y en el reparto vocal figuran Carmela Remigio, Norman Reinhardt, Mert Süngü y Roberta Mantegna, entre otros.
La representación de Ecuba cierra el próximo 4 de agosto una programación que incluye títulos de otros compositores de área napolitana como Domenico Cimarosa, de quien podrá escucharse Il matrimonio segreto (31 de julio, 3 de agosto) en otro montaje de Pizzi, o intermedios cómicos de Leonardo Vinci (L’ammalato immaginario) y Giuseppe Sellitto (La vedova ingegnosa) el 1 de agosto.