El Estado italiano comprará finalmente la Villa Verdi tras su salida a subasta
Muchos exponentes de la cultura italiana habían lanzado la voz de alarma después de que la Villa Verdi cerrara definitivamente sus puertas al público el pasado 31 de octubre y saliera a subasta por decisión de sus propietarios. Hace unos días, informábamos de la gala lírica “Uniti x Verdi”, organizada el próximo 21 de noviembre para sensibilizar a la opinión pública y las autoridades sobre la delicada situación de la casa-museo del compositor. Con anterioridad, Riccardo Muti había hecho un llamamiento desde las páginas del diario Libertà de Piacenza, afirmado que “es simplemente impensable que la Villa Verdi pueda acabar, tras la subasta, en manos privadas… La residencia de Sant’Agata es un lugar sagrado de la cultura.”
Por suerte, estas y otras iniciativas no han caído en saco roto. El Ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, confirmó ayer en el hemiciclo de la Cámara de los Diputados que el Estado comprará la Villa Verdi en cuanto se cumplan los procedimientos técnicos de su puesta en venta por parte del tribunal de Parma.
Desde hace años, la Villa Verdi estaba en el centro de una disputa familiar entre los herederos, cuyos desencuentros motivaron finalmente su salida a subasta. Verdi compró la casa y el terreno circundante, ubicado en el pueblo de Sant’Agata, en el año 1848 con la intención de destinarlo a sus padres. Sin embargo, tras la muerte de su madre, el compositor estableció ahí su residencia desde 1851 hasta su muerte en 1901, realizando sucesivas ampliaciones del edificio, ahora convertido en casa-museo.