El diputado Giuseppe Verdi
En este día de votaciones, nos gusta recordar una divertida anécdota de cuando Verdi se presentó a las elecciones para el primer parlamento italiano en 1861. Fue una candidatura en cierto modo forzosa. El compositor italiano, esquivo por naturaleza, no tenía el menor interés en la política; se vio obligado a aceptar ante las presiones del conde de Cavour, que lo quería en su partido. Por deferencia y admiración hacia el que había sido el verdadero artífice de la unificación italiana, Verdi no pudo decir que no. Cavour, por su parte, era consciente de la importancia de tener en sus filas a Verdi y del valor simbólico que entrañaría la presencia del afamado compositor en el primer parlamento de la nación.
Verdi aceptó a regañadientes y se presentó a candidato para la circunscripción de Borgo San Donnino (Fidenza), que correspondía a Busseto. En el mismo distrito, e igualmente para el partido de Cavour, se presentaba el abogado Giovanni Minghelli Vaini. Ante la imposibilidad de competir con el prestigioso músico, el abogado intentó convencerle a presentar su candidatura en otro lugar. Verdi, por supuesto, se negó a ello por razones éticas, pero ofreció al rival su plena disponibilidad para… salir perdedor de aquellas elecciones. Así le escribía: “Si logras una minoría de votos para mí, si consigues ser elegido tú y liberarme de este compromiso, nunca tendré palabras suficientes para agradecerte este servicio. Harás el bien de la Cámara, un favor a ti mismo y otro grandísimo a G. Verdi”. En las siguientes semanas, el compositor se abstuvo de hacer campaña electoral, todo lo contrario que Minghelli Vaini. Ni así. El 3 de febrero de 1861 Verdi resultó elegido en segundo escrutinio por 339 votos contra 206.