Despedida y entrada de año en Berlín y Viena
Concierto de San Silvestre en Berlín
La despedida berlinesa este año es contundente: monográfico Wagner. La Filarmónica de Berlín, con su titular, Kirill Petrenko al frente, ofrece este concierto a partir de las 17:30 en su plataforma (Digital Concert Hall) y a través de Versión Digital en una serie de cines españoles. El programa es sumamente atractivo: Obertura y Venusberg de Tannhäuser, seguido del Acto I de La Valquiria, con la soprano Vida Miknevičiūtė (Sieglinde), el tenor Jonas Kaufmann (Siegmund) y el bajo Georg Zeppenfeld (Hunding). Orquesta y director de la máxima garantía, el reparto también promete, aunque, en el caso de Kaufmann, y teniendo en cuenta la frecuencia de sus cancelaciones… hay que rezar un poco. Yo… no me lo perderé, desde luego.
Año nuevo en Viena
Algunos datos y curiosidades sobre el Concierto, la Filarmónica y sus directores
Si hemos de hacer caso a los datos de la UER, en su edición de 2023, el concierto de año nuevo de la Filarmónica de Viena fue visto por 47 millones de personas, con una audiencia media de 18 millones. No es de esperar que en la edición de 2024 la cosa vaya a cambiar demasiado, así que, para disfrute de muchos, y disgusto de algunos, a los que parece que este evento les amarga el comienzo del año (hasta el punto de que dedican horas a echar pestes del concierto y todo lo que le rodea, empezando por el repertorio, pasando por la orquesta y terminando por el director), vuelve, de aquí a pocos días, el concierto de música sinfónica más visto del planeta.
La cosa nació, con diferente nombre, en pleno auge del nazismo, cuando la primera edición fue dirigida en 1939 por Clemens Krauss, que se haría cargo también de los celebrados en 1941-45 (no lo hubo en 1940) y desde 1948 hasta su muerte en 1954. Los de 1946 y 47, mientras Krauss afrontaba el correspondiente proceso de desnazificación (del que también fueron objeto otros directores, Furtwängler, entre ellos), los dirigió Josef Krips, un vienés con raíces judías que se había exilado con la llegada de los nazis y, al acabar la guerra, era un director “limpio” de sospecha de connivencia con el III Reich. Después de la muerte de Krauss, en 1954, y en la mejor tradición straussiana, sería Willy Boskovsky, concertino de la orquesta, quien, violín en mano, se haría cargo del concierto desde 1955 hasta su retirada en 1979. De los 18 directores que hasta ahora han ocupado el podio de los vieneses en este concierto, Boskovsky es con mucho el que más veces lo ha hecho (42), y el que le sigue, Lorin Maazel (11) está muy lejos de esa marca. Después de Maazel, la orquesta parece haber optado por una rotación, y tan solo Riccardo Muti, con 6 actuaciones (la última en 2021) parece haber sido requerido de manera reiterada.
Como buen evento de millonaria audiencia (y, hay que suponer, con importantes beneficios para la Filarmónica, aunque, que yo sepa, no se hacen públicas las cifras), la cosa despierta opiniones encontradas. Hay quienes lo consideran un evento de escasa calidad e interés, por popular, comercial y por decadente. Otros, con el ánimo político encendido, se entretienen en sacar a relucir que es asunto de adineradas oligarquías y demás, aunque haya localidades baratas, que las hay, y olvidando que muchos conciertos de pop, a los que nadie critica por esas razones, tienen precios a menudo similares o superiores. Hay también, no podía faltar en estos tiempos, quien saca a relucir el reconocido machismo de la orquesta y el hecho de que los conciertos siempre los dirige un hombre. Sobre lo primero hay poco que decir: el machismo de los filarmónicos, que solo admitieron mujeres en 1997, es un hecho deplorable, y que sin duda les está pesando lo suyo. Sobre lo segundo, tampoco se puede negar, aunque, como veremos después, la cosa va más allá del género. En fin, como decía el toreo, hay gente pa’ tó. Incluso, como antes apunté, para eso que ahora se llaman haters, que en cristiano vienen a ser los odiadores de toda la vida, que ya están actuando estos días y que, para qué les voy a engañar, nos despiertan a más de uno una pereza perfectamente descriptible.
Respecto a los mantras mencionados, hay que repasar, en primer lugar, alguno referido a la orquesta. Como en todas (o casi todas) partes, las cosas están cambiando, también en la Filarmónica de Viena. Cierto, lo hacen despacio, porque entre otras cosas la selección de cualquier nuevo miembro de la orquesta exige pasar una audición previa para formar parte de la Orquesta de la Ópera Estatal de Viena, y demostrar, durante tres años, que está capacitado para solicitar su incorporación como miembro de la asociación de la Filarmónica de Viena. Salvo que se despida a parte de la plantilla (locura que no cabe imaginar y esperemos, de hecho, que no ocurra) para hacer hueco a más proporción de mujeres, y teniendo en cuenta las condiciones de jubilación, la cobertura de vacantes llevará tiempo. A esta fecha, consultada la plantilla de la orquesta, hay 23 mujeres (2 de ellas aún no han cumplido los tres años de rigor en la Staatsoper), de las que 18 están en la sección de cuerda (8/6/2/1/1), y las demás son intérpretes de arpa (2), flauta, clarinete y fagot (1 cada uno), en una plantilla de 141 músicos (la plantilla tan grande obedece a la obligación de cubrir conciertos sinfónicos y representaciones diarias de ópera y ballet, además de giras, etc.). Una de las miembros de la sección de cuerda es Albena Danailova, uno de los 3 concertinos estables de la formación, que precisamente será la que actúe el día 1. Conviene señalar que, en la Academia de la Filarmónica, potencial cantera de la orquesta, 8 de los 13 miembros actuales de la academia en el periodo 2023-25 son mujeres, frente a 3 en el periodo 2021-23 y solo 1 en los periodos 2021-22 y 2019-21. No solo las cifras cambian, también el perfil: de esas 8 mujeres, 4 son instrumentistas de viento. El cambio, pues, está en marcha, pero es evidente que, como la cobertura de cualquier vacante en esta orquesta, por las razones apuntadas, la cosa va a llevar su tiempo.
El otro asunto que se repitió hasta la saciedad en años anteriores y, con seguridad, volverá también este año (por lo que veo estos días, ya está sucediendo), es el asunto del director encargado de la tarea. Como se apuntó antes, desde 1939 han sido dieciocho los directores invitados a tomar el mando en este concierto. Quince de ellos lo han sido en los últimos cuarenta y tres años, desde que en 1980 Lorin Maazel se hiciera cargo del primero de los conciertos de la era post-Boskovsky. Pero la Filarmónica, muy conservadora en sus tradiciones y (con bastante lógica, dado el montante que está en juego) poco inclinada a hacer experimentos arriesgados, solo invita a batutas de elite a las que conoce bien y con las que se entiende muy bien. Hay un dato revelador sobre ello: el número de conciertos que cualquiera de estos directores de la era post-Boskovsky había dirigido a los vieneses antes de ser invitado a dirigir el concierto de año nuevo.
Y ese dato dice mucho. El director que menos conciertos había dirigido a la Filarmónica antes de ser invitado a este evento se llamaba Carlos Kleiber, y lo había hecho en 20 ocasiones cuando se subió al podio en su primer concierto de año nuevo, en 1989. Quien se encargará del concierto que abre el año 2024, Christian Thielemann, debutó con los Filarmónicos en 2000, y solo diecinueve años después, en 2019, tras la friolera de 111 conciertos dirigidos a la orquesta, fue invitado a dirigir el evento. Más de uno pensará que Dudamel, invitado en 2017 era, por su juventud, una excepción, pero lo cierto es que el venezolano había dirigido en 43 ocasiones a la Filarmónica antes de aquel concierto de año nuevo. Las cifras en el caso de Muti se acercan al centenar, y tanto Abbado como Karajan superaron ampliamente los 200 antes de acceder al podio del nuevo año. Karajan, de hecho, si llega a tardar un poco más… no llega (murió apenas dos años después; por lo que estoy viendo estos días, alguno hasta se hubiera alegrado de ello; he llegado a leer sobre él un calificativo sobre el que prefiero callar, porque es más prudente: “siniestro”). Todo ello sugiere como bastante improbable que, de la noche a la mañana, la Filarmónica invite para este concierto a alguien (sea mujer o no) con quien no haya establecido una relación bastante considerable.
Thielemann y el programa de este año
Segunda presencia del maestro berlinés, justo después de que salga el álbum completo de su ciclo Bruckner al frente de esta orquesta (Sony). Ya apuntamos, con ocasión de la reseña del concierto de su debut en año nuevo (2019) que Thielemann es uno de los mejores directores de la actualidad. Técnicamente preparadísimo, no es el paradigma de externalizar la simpatía, aunque se esfuerza en ello. Como diría el castizo, no parece el sujeto que subirías al pescante de la carreta del Rocío para contar chistes. La gestualidad, como se apuntó entonces, es en más de una ocasión un tanto rígida, pero su expresión es elocuente y tremendamente eficaz, y en 2019, aunque su actuación despertó (siempre lo hace en este caso) opiniones variopintas, fue de las más interesantes de los últimos años, y, con la excepción de Muti (2021, en un frío concierto sin público por la pandemia), el más interesante desde que en 2016 se subiera al podio el llorado Mariss Jansons. Al fin y al cabo, es un músico de categoría extraordinaria.
El programa sigue la pauta habitual de estos últimos años: 15 obras, cinco en la primera parte y diez en la segunda. De ellas, nueve son novedad en el concierto de año nuevo (tres en la primera parte y seis en la segunda). Ya se sabe que, a medida que pasan los años, dar con novedades de este repertorio que tengan la enjundia de las piezas conocidas se torna cada vez más difícil, y es cierto que, incluso en alguien de pluma tan fácil como los Strauss, incluso en el caso de Johann hijo, se encuentran páginas extraordinarias junto a otras que, aunque se escuchan con agrado, no alcanzan el nivel de las más (justamente) célebres… y que por eso han permanecido sin salir a la luz en estos conciertos. Hay, sin embargo, una curiosa novedad: la presencia de Anton Bruckner. Del compositor de Ansfelden se celebra, el 4 de septiembre de 2024, el bicentenario de su nacimiento. Y, al hilo del aniversario, la tentación para un bruckneriano como Thielemann y para una orquesta como esta era sin duda demasiado fuerte… aunque el Bruckner que escucharemos tiene poco que ver con el gran sinfonista. El bicentenario bruckneriano será, además, objeto de la película que los espectadores televisivos veremos en el descanso por gentileza de la ORF.
Los demás compositores son los sospechosos habituales: los Strauss (Johann padre, Johann hijo, Josef y Eduard), Josef Hellmesberger hijo, Carl Michael Ziehrer y Hans Christian Lumbye, estos últimos no tan habituales como los Strauss, pero sí presentes en más de una ocasión en este evento. A continuación, un breve apunte de cada obra con enlaces a versiones discográficas que pueden escuchar o, cuando están disponibles, a videos.
Primera Parte
Karl Komzák (1850 – 1905)
Erzherzog Albrecht-Marsch, op. 136* Primera novedad del concierto, de este compositor bohemio. Una marcha austro-húngara en esquema ternario compuesta en honor del general archiduque austriaco Albrecht Friedrich, de ambiente tan festivo como marcial, que ha sido utilizada por el ejército alemán pero también puede escucharse en festividades populares. Muti, en su concierto de 2021, ofreció el vals Bad’ner Mad’ln (Muchachas de Baden) op. 257 de este autor, pero esta sonriente marcha parece una manera bien alegre de empezar. El arreglo para viento es el más popular, y como curiosidad les dejo aquí la grabación dirigida (nada menos) por Karajan a los espléndidos vientos de la Filarmónica de Berlín (solo audio) perteneciente a un álbum de DG no demasiado conocido por estas latitudes, titulado “Marchas Prusianas y austriacas”.
Pero para hacerse mejor a la idea de lo que escucharán el día 1, vale la pena escuchar a este otro gran director, Vaclav Neumann, al frente de la Filarmónica Checa (solo audio).
Johann Strauß II (1825-1899)
Wiener Bonbons. Vals op. 307. La primera delicia de Johann Strauss hijo llega con este vals, Bombones vieneses, compuesto en 1866, dedicado a la princesa Pauline Metternich-Winneburg, esposa del entonces embajador austriaco en París. Encantador y rezumando elegancia, era muy razonable que el francés Georges Prêtre, que dirigió el concierto de año nuevo en dos ocasiones, escogiera este vals para su segunda presencia (año 2010) en el evento, en una deliciosa interpretación que les dejo aquí.
Figaro-Polka. Polca francesa, op. 320
Segunda novedad del programa, esta polca francesa, sonriente y grácil, escrita por Johann Strauss hijo en 1867 y dedicada a Hippolyte de Villemessant, director de Le Figaro y decidido defensor del compositor, que agradeció con esta obra la influencia para el éxito parisino de Strauss. La pueden escuchar aquí en versión de la Sinfónica de Berlín, dirigida por Robert Stolz (solo audio).
Josef Hellmesberger hijo (1855-1907)
Für die ganze Welt. Vals. La tercera novedad del programa es este vals “Para todo el mundo”, que no parece tal en una introducción que casi suena a marcha. Cuando el vals asoma lo hace con notable elegancia y estimable encanto. Lo pueden escuchar aquí, en la versión de la Sinfónica de Göttingen, dirigida por Christian Simonis.
Eduard Strauß (1835 – 1916)
Ohne Bremse. Polca rápida, op. 238. Esta polca rápida y desenfadada, Sin frenos, es una de las más célebres de Eduard Strauss, y fue compuesta para el Baile de los Ferroviarios celebrado en el Salón Dorado de la Musikverein de Viena. La pueden escuchar aquí en la interpretación que Zubin Mehta dirigió en el concierto de año nuevo de 2007 a la Filarmónica de Viena (solo audio).
Segunda Parte
Johann Strauß II.
Obertura de la Opereta “Waldmeister”
Opereta estrenada en 1895 con una obertura en la que, como ocurre en la de El Murciélago, brilla el vals, pero también cuenta con momentos vibrantes (el arrollador final, entre ellos). La trama tiene también alguna conexión con la opereta más conocida de Strauss, porque es un enredo en el que tiene una parte decisiva la Waldmeister, una hierba silvestre utilizada como aditivo para un licor, que desempeña aquí un papel parecido al del champán en El Murciélago. La obertura es la parte de la opereta que se ha hecho más célebre, habiéndola elegido antes Abbado (1991), Maazel (1996) y más recientemente, Barenboim (2014) en sus conciertos de año nuevo. Sin embargo, solo hace un par de años que se ha llevado la opereta íntegra al disco por primera vez. Pueden escuchar aquí justamente la interpretación de Maazel en el concierto de año nuevo de 1996.
Ischler Walzer op. post.
La cuarta novedad de la mañana es un vals póstumo de Johann Strauss hijo que no tiene número de opus y que quedó incompleto a su muerte. Su viuda Adèle autorizó la ejecución de este Vals de Ischl (y otro póstumo, el Abschieds walzer). Se conservan ambas partituras incompletas en la Biblioteca del ayuntamiento vienés, pero se desconoce quién completó las obras para su ejecución. La obra se estrenó el 18 de noviembre de 1900 en la misma Musikverein en que se interpreta este concierto, curiosamente bajo la batuta de Karl Komzák, el compositor de la marcha que abre el evento de hoy.
Según nos cuenta Peter Kemp, de la Sociedad Johann Strauss de Gran Bretaña, el Neue Freie Presse se refirió a este vals, al día siguiente del estreno, de manera entusiasta: “La orquesta del Wiener Konzertverein ofreció ayer la primera interpretación de un vals póstumo de Johann Strauss, el “Ischler walzer”. El vals es una de las mejores composiciones del maestro. Consta de tres secciones muy melodiosas y orquestadas con finura. En respuesta al entusiasmo del público, el director, Karl Komzák, tuvo que repetir la interpretación”.
Este vals será este año la primera pieza que se bailará por solistas, como es habitual, del ballet de la Ópera Estatal vienesa. Se hará con ello referencia al proyecto de Capital Europea de la Cultura “Bad Ischl Salzkammergut 2024“. El rodaje nos lleva a la ciudad balneario de Bad Ischl (origen del título del vals en cuestión), en la Alta Austria, y en concreto a la Kaiservilla y el adyacente Marmorschlössl, que el emperador Francisco José hizo construir en su día como retiro para su amada esposa y emperatriz Elisabeth, Sissi para los amigos.
Les dejo aquí la interpretación de la Filarmónica Estatal de Eslovaquia, dirigida por Alfred Walter.
Nachtigall-Polka, op. 222
Otra novedad, también de Johann Strauss. Estaba Strauss, en la primavera de 1859, a punto de dejar Viena para una nueva temporada de conciertos en Rusia durante el verano, y el 1 de mayo ofreció un último concierto en Viena, en el que, como despedida de su público vienés, estrenó esta simpática polca francesa, la Polca del ruiseñor, que juega repetidamente con los trinos y otros adornos para evocar el canto del pájaro. Interpretación de la Filarmónica Estatal Eslovaca dirigida por Johannes Wildner en el volumen 22 de la edición completa de las obras de Johann Strauss II.
Eduard Strauß
Die Hochquelle. Polca mazurca, op. 114* – novedad
Sobre la sexta novedad del día, nos cuenta Peter Kemp que el 24 de octubre de 1873, la capital austriaca celebró por todo lo alto la apertura de la primera tubería de agua de manantial de los Alpes vieneses y la inauguración de la fuente de la Schwarzenbergplatz de Viena. Este ambicioso proyecto de traer agua pura de manantial desde los Alpes por gravedad, a través de una tubería de 95 kilómetros de longitud para garantizar el suministro a la creciente población de la Viena moderna había sido impulsado por el geólogo, paleontólogo y político Eduard Suess (1831-1914), catedrático de la Real Universidad Imperial y miembro del Consejo Imperial, a quien Eduard Strauss dedicó esta polka-mazurka que los ingleses traducen, creo que con acierto, “El manantial de alta montaña”, estrenada el 22 de febrero de 1874 en el Musikverein, una página amable que no se cuenta, sin embargo, entre las creaciones más inspiradas de su autor. Interpretación de la Czech Chamber Philharmonic Orchestra dirigida por John Georgiadis.
Johann Strauß II.
Neue Pizzicato-Polka. op. 449
Menos conocida que la Pizzicato polca op 234, escrita por los hermanos Josef y Johann Strauss II en 1869, es esta Nueva Pizzicato polca salida de la pluma de Johann II para unos conciertos que su hermano Eduard iba a dirigir en Hamburgo en 1892. Según señala Alfred Walter, en una carta de ese mismo año, Johann le comentaba a su hermano que había “esbozado una nueva pizzicato-polka para tus conciertos en Hamburgo. Esta es un poco más interesante, más de acuerdo con el gusto actual… Permite una interpretación afectada, que es lo principal en una pieza con pizzicato… el éxito sólo puede residir en lo que yo describiría como una interpretación coqueta”. Justamente eso, una interpretación coqueta, es lo que consigue el inolvidable Carlos Kleiber en esta maravilla que dejó en el concierto de año nuevo de 1992, segundo y último que dirigió:
Filarmónica de Viena dirigida por Carlos Kleiber en el concierto de año nuevo de 1992 (grabación de la televisión japonesa NHK).
Josef Hellmesberger hijo
Estudiantina-Polka del ballet “Die Perle von Iberien”
La séptima novedad del día es esta sonriente polca extraída del ballet La perla de Iberia, en la que Hellmesberger también hace uso del pizzicato (aunque no de manera exclusiva, como Strauss en la pieza anterior), y en la que, tras un recorrido amable a cargo de cuerda y madera, casi sorprenden los dos rotundos acordes finales. Aunque la polca es la primera vez que aparece en estos conciertos, no lo es el ballet del que forma parte, porque la Danza gitana del mismo fue interpretada por Franz Welser-Möst en su debut en el concierto de año nuevo, el año 2011.
Interpretación de la Czech Chamber Philharmonic Orchestra Pardubice · John Georgiadis.
Carl Michael Ziehrer (1843-1922)
Wiener Bürger. Walzer, op. 419
Este vals de de Carl Michael Ziehrer, Ciudadanos vieneses, que ha figurado ya en otros conciertos de año nuevo (Mariss Jansons lo interpretó en el de 2012), es quizá una de sus páginas más célebres, y se ha dicho que, en su primera ejecución, en 1890, durante un baile benéfico en el Ayuntamiento de Viena, Ziehrer cosechó un gran éxito con el mismo al frente de su orquesta, que compartió escenario en aquella velada con la de Eduard Strauss. Tras una introducción delicada, la música se torna efusiva y enérgica, hasta casi marcial en algunos momentos, y con ella veremos la segunda actuación del ballet de la ópera estatal vienesa, filmada en esta ocasión en el hermoso castillo de Rosenburg, en la región de Waldviertel, en la Baja Austria.
Pueden ver aquí la comentada interpretación dirigida por Mariss Jansons en el concierto de año nuevo de 2012.
Anton Bruckner (1824-1896)
Quadrille, WAB 121 (Orchestr. W. Dörner)
La penúltima novedad del día es la ya previamente apuntada de Anton Bruckner, la Quadrille WAB 121, pieza originalmente compuesta para piano a cuatro manos, hacia 1854, y dedicada “en reverencia a Su Señoría, el Sr. Georg Ruckensteiner, juez colegiado en St Florian.” La obra, respondiendo a su nombre (las Quadrille, bailadas por cuatro parejas en formación rectangular, constituyen una cadena de cuatro a seis danzas breves) consta de seis danzas muy breves (I. Pantalon – Andante con moto, II. Été – Allegretto, III. Poule – Amabile, IV. Trénis – Pathetico, V. Pastourelle – Grazioso, y VI. Finale – Poco animato) que se ejecutan sin solución de continuidad, y nos traen un Bruckner sonriente y desenfadado, alejado de los grandes monumentos sinfónicos por los que ha pasado a la historia. Para este evento la obra llega en la orquestación de Wolfgang Dörner, director y musicólogo que ha intervenido otras veces en la edición de partituras para este concierto. No existe, que yo sepa, hasta la fecha, grabación de dicha orquestación o de alguna otra, pero aquí pueden escuchar el original para piano a cuatro manos, en la versión de Ana-Marija Markovina y Rudolf Meister.
Hans Christian Lumbye (1810-1874)
Glædeligt Nytaar! Galopp
Última novedad del concierto, este galopp titulado Feliz año nuevo, del danés Hans Christian Lumbye (otros galopps de este compositor han aparecido en las ediciones de este concierto de los años 2010, 2012 y 2015, con Prêtre, Jansons y Mehta en el podio) es una pieza breve, escrita en esquema ternario en 1849, elegante pero festiva, animada y vivaz, muy adecuada para recibir el año nuevo con el mejor espíritu.
Interpretación de la Orquesta Sinfónica de Tivoli dirigida por Giordano Bellincampi.
Josef Strauß
Delirien Waltzer, op. 212
El programa oficial del concierto se cierra con el Vals Delirios, uno de los más hermosos y celebrados de Josef Strauss. El vals aparece dedicado “a los señores estudiantes de medicina de la Universidad de Viena” y el término delirios hace referencia a ese estado de confusión mental propio de trastornos psíquicos o del consumo de drogas. La introducción tiene mucho de melancólico y hasta inquietante. Parece sorprendente que después de tan inesperada y casi ominosa obertura llegue, de forma tan natural y hermosa, una música tan exultante y vital como la que escribió Josef Strauss para esta página, sin duda una obra maestra del género. El vals ha figurado en distintas ocasiones en el concierto, y no puede olvidarse la memorable interpretación de Karajan en 1987, la que sería su única presencia en el concierto de año nuevo.
Propinas
La primera propina es también de Josef, una de sus más celebradas polcas rápidas, la Jokey-Polka op. 278. Aficionado a las carreras de caballos, la Polca del Jockey fue escrita para un baile benéfico celebrado el 17 de febrero de 1870 en los salones de flores de la Gartenbaugesellschaft (Sociedad de Jardines). Una polca exultante, frenética, de irresistible impulso y alegría, elementos todos ellos bien presentes en esta sensacional interpretación que Carlos Kleiber dejó en el concierto de año nuevo de 1989 (solo audio).
Las otras dos propinas no necesitan presentación alguna: el inevitable Danubio azul, op. 314 de Johann hijo (aquí la interpretación, también de Kleiber, en el mismo concierto)
y la también inevitable Marcha Radetzky op. 228 de Johann padre, en el reciente arreglo de la propia orquesta que ha sustituido desde 2019 al utilizado tradicionalmente, realizado en su momento por el nazi Leopold Weninger.
La pueden escuchar por Filarmónica de Viena dirigida por Andris Nelsons en el concierto de año nuevo de 2020 (solo audio) que fue el primero en el que se interpretó este nuevo arreglo.
Y con estas, servidor les desea un feliz año nuevo.
Rafael Ortega Basagoiti