Deborah Warner: Peter Grimes en el Teatro Real

Deborah Warner (Oxford, 1959) es una de las directoras de escena más respetadas de nuestros días. Procedente del teatro, donde ha dejado memorables producciones de obras de Shakespeare como Tito Andrónico, Julio César, El Rey Lear o Ricardo II, pero también de Bertolt Brecht, Henrik Ibsen o Samuel Beckett, su dedicación a la ópera ha dado títulos ya clásicos como sus Don Giovanni, La traviata, Eugene Onegin y las tres obras de Britten a las que ha prestado atención hasta ahora: La violación de Lucrecia, Muerte en Venecia y Billy Bud. Esta última, estrenada en el Teatro Real en 2017, obtuvo el International Opera Award a la mejor nueva producción. Warner vuelve al Real para dirigir escénicamente un Peter Grimes que podrá verse en nueve funciones, desde el 13 de abril al 11 de mayo. Cuando quedaba un mes para la primera de ellas, tuvo la gentileza de hablar con Sherzo sobre sus ideas, su trayectoria y, naturalmente, su nueva producción britteniana.
(…) Peter Grimes es su segunda vez en el Teatro Real y la cuarta de las óperas de Britten en su carrera. ¿Qué le atrae especialmente de Britten y su mundo?
Es algo unánime que Britten es un genio tanto musical como dramáticamente. Sus obras responden a largas reflexiones y la comprensión y compasión que siente por sus personajes sostienen también nuestra vida. Siento tanto placer y experimento la misma recompensa explorando sus obras como dirigiendo las de Shakespeare.
Supongo que el hecho de que Britten siempre haya tenido buenos libretistas, literaria y dramáticamente hablando, también influirá.
Es una gran ayuda. Fíjese: Henry James, Thomas Mann, Melville… Curiosamente, Montague Slater supone mucho más que un desafío. Y en eso estoy ahora.
¿Cuáles son las líneas generales de su Peter Grimes?
Nuestra puesta en escena será contemporánea, inspirada e influenciada por algunas de las comunidades económicamente ahogadas y deprimidas de la costa sur de Inglaterra, que son un buen marco para acoger el mundo estresado y pobre de The Borough de George Crabbe, en uno de cuyos capítulos se basa el libreto de la ópera. Hay que eliminar el peligro de romantizar las dificultades de ese mundo de Crabbe. Es una realidad gris que enlaza con el Wozzeck de Alban Berg, una ópera que Britten adoraba y que le influyó grandemente. A pesar de que Peter Grimes es un pilar del repertorio no es una elección fácil por lo inquietante de sus temas. Y estoy especialmente fascinada por el triángulo que forman Peter, Ellen y el aprendiz. Ahí estamos haciendo descubrimientos interesantes.
¿Hay alguna relación con el galardonado Billy Budd?
Una vez más estoy trabajando con el escenógrafo Michael Levine, que hizo tan brillante trabajo en aquel Billy Budd. También con el coreógrafo Kim Brandstrup, que construyó tanta vida a bordo del Indomitable.
¿Qué importancia tiene para usted trabajar siempre con un mismo equipo?
Es increíblemente importante para mí que una producción sea una especie de conversación constante y por eso me estimula tanto trabajar con un equipo tan cercano. Lo que no quiere decir que no sea también emocionante cuando nuevos colaboradores suben a bordo.
¿Cómo trata a las figuras de Ellen y el Capitán, las únicas que intentan ayudar a Peter?
Maria Bengtsson y Christopher Purves son excelentes intérpretes y estamos profundizando juntos en sus dos personajes. Hasta cierto punto, son la brújula moral de la pieza y quienes muestran la mayor compasión hacia Peter, pero lo hacen de manera muy diferente. ¿Un Horacio para Hamlet, una María para Cristo? (…)
Luis Suñén
[Foto: Javier del Real]
(Extracto de la entrevista publicada en el nº 372 de SCHERZO, de abril de 2021)