CÓRDOBA / Mendelssohn, año 1839

Córdoba. Gran Teatro. 10-XII-2020. Orquesta de Córdoba. Director: Jordi Mora. Obras de Mendelssohn y Schubert.
Teniendo como anecdótica referencia 1839, la Orquesta de Córdoba ha invitado a Jordi Mora para la dirección de su cuarto concierto de abono de la presente temporada, con dos obras que se estrenaron en el mes de marzo de dicho año con diez días de diferencia y en la misma ciudad, Leipzig: la Obertura en Do menor op. 91, “Ruy Blas”, de Mendelssohn y la Novena sinfonía en Do mayor D 944, “La Grande”, de Schubert. En el caso de la primera, es una interesante pieza que sirve para predisponer al público a un programa sinfónico. En cuanto a la segunda, hay que valorar trascendente su estética en el devenir posterior del sinfonismo romántico alemán, siempre dado a buscar una unidad cíclica en sus obras, a disponer sus desarrollos en grandes dimensiones formales y a buscar la melodía como vehículo musical por excelencia, todo ello, sustentado en unas estructuras armónicas de elevado refinamiento técnico compositivo y en rica instrumentación.
Sin ir más allá de lo puramente expositivo de su planteamiento, Mora dirigió la obra incidental dedicada al personaje dramático de Víctor Hugo con un exclusivo motivo funcional de poner en acción a la orquesta, acoplando sus distintas secciones instrumentales, ajustando tensiones dinámicas y anticipando la estilización que iba a necesitar la sinfonía. Todas estas pretensiones alcanzaron su mejor efecto conforme se acercaba su recapitulación con la convergencia de sus dos temas, que permitía que la intensidad sonora se incrementara, de modo significativo, por la expresividad que extrajo de la sección de cuerda.
La figura de Mendelssohn venía también a estar presente en la obra maestra sinfónica de Schubert, ya que fue quien la estrenó el 21 de marzo de 1839 en Leipzig dirigiendo a la famosa Orquesta de la Gewandhaus, después del feliz descubrimiento por Robert Schumann de la partitura original. El director barcelonés abordó el primer tiempo de la Sinfonía “La Grande” con un interés manifiesto en contrastar sus dos temas principales, pese a algunos desajustes rítmicos y en entradas que no afectaron en demasía el resultado final, favorecido a por la conjunción lograda en el stretto de la coda. Buscó siempre el sentido lírico que contiene el segundo movimiento. Con un gesto pausado, realzó el canto de su primer motivo articulando su fraseo para indicar el segundo desde una orientación en la que destacaba la armonía interna de su discurso poniendo nuevamente su atención en el fluir de la cuerda.
En el scherzo acentuó sus episodios extremos, por un lado, con la intención de reafirmar la tonalidad principal de la sinfonía, y por otro, para mejor contrastar la aparición del trío central, acentuando su derivación de un precioso ländler austriaco. Siguiendo en su inclinación por destacar los aspectos armónicos de la obra, condujo el Allegro vivace final con vital impetuosidad, intención que se vio favorecida por el sorprendente apunte de cambio tonal que se produce en la reexposición, que hizo que su cinética se manifestara con mayor amplitud de gesto, que venía a justificar formalmente la intensa reafirmación de la armadura en Do con la que Schubert concluye la obra.
(Foto: Paco Casado)